Y de madrugada, volamos desde Corfú, hasta Atenas y estuvimos seis noches seguidas sin alojamiento: la de la isla, dos en la capital griega y tres en el aeropuerto de Abu Dhabi. En esta ciudad, dos, obligadas, dado que una llegamos tarde y en la otra salíamos muy temprano. Y la del medio,nos fue imposible encontrar una habitación digna, fácil de localizar y barata, por menos de cuarenta euros, cuando en Dubai o Sarjha las hay a cientos.
La entrada en Emiratos, por cierto, resultó bastante abrupta. En el control de pasaportes y como en enero pasado, mucha lentitud y demasiadas pegas. Y una vez traspasado, no pudimos pagar con tarjeta los bonos del autobús al centro, porque los dos datáfonos estaban averiados. Manda narices, que en una islita de Panamá, pudieras pagar con dinero de plástico unas cervezas hace tres lustros y anden con estas en un aeropuerto internacional.
El resultado tuvo tintes de usura y de los diez euros canjeados, entre el mal cambio y la comisión, perdimos 2,50€ (un 25%).
Ya habíamos estado en Emiratos en julio, en 2011, así que los 45 grados y el 90 por ciento de humedad, ya los conocíamos. Es horrible, porque según sales a la calle,el calor te embadurna y la ropa se va calentando hasta parecer arder. Y todo, mientras el sol te hunde contra el tórrido asfalto. Menos mal, que en la ciudad hay muchos centros comerciales y edificios climatizados, que en un segundo te llevan de una sensación térmica de 52 grados, a 15 y viceversa. ¡Me río yo de las montañas rusas!
Bañamos nuestras penas en cerveza de 16 grados y ron cubano -a 2,5 euros la botella de 75 centilitros-, que compramos en la socorrida tienda de alcohol, que encontramos en enero pasado y que está a solo un cuarto de hora andando de la estación central de autobuses.
Comimos también, bastante decentemente, gracias a que en los supermercados Lu lu venden comida preparada muy barata. La mayoría es de origen indio y está mejor que en la nación de origen.
Y nada de visitas turisticas , porque ya habíamos hecho las pertinentes -mezquita principal incluida-, el invierno pasado, con algo menos de calor y calima.
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