Quien se ponga partiendo de cero a planificar un viaje, a Mascate -y en cierta medida al resto de Omán -, puede sentir angustia y cierta desesperación. La dispersión de las visitas, el transporte público, las zonas de alojamientos...
Pero, no os preocupéis, porque al final, todo es más fácil de lo que parece.
Vayamos con esta breve guía práctica de Mascate, expuesta en dos entregas.
DINERO: cuando llegas al aeropuerto es lo primero, que necesitas, porque los buses no pueden pagarse con tarjeta de crédito. El cambio en la terminal es tan usurero, que vuestro banco -por leonino, que sea, que los hay y muchos- os dará mejor tasa, sacándolo a débito. Los cajeros funcionan muy bien.
ALOJAMIENTO: conviene llevar el tema estudiado, previamente. Hay tres zonas básicas donde buscar: Old Muscat, Mutrah y el entorno de la estación de Ruwi. Nosotros elegimos la primera, donde contratamos un apartamento por dos noches. Llegado el momento, nos fuimos otras dos a la segunda, porque Old Muscat es muy tranquilo, pero salvo escasos Coffe Shop desabastecidos, carece de los servicios más básicos para el viajero.
TRANSPORTE: si no optáis por coche o taxi, para llegar al alojamiento se debe coger el autobús, que resulta bastante barato. En este caso estáis de suerte, porque las tres zonas están conectadas de forma muy sencilla: del aeropuerto, a Ruwi, el A1 -pasa por la mezquita principal y cuesta 500 paisas- y desde la estación, a Mutrah, primero y Old Muscat después, el 4 (cada veinticinco minutos y 300 paisas)
CALOR: lo hace todo el año -las piscinas de los hoteles abren los 365 días -, pero en julio es insoportable, superando los 49 grados, que junto al 85% de humedad, dan una sensación de 52. Mascate no es Abu Dhabi, donde hay numerosos centros comerciales acondicionados y edificios altos, que dan sombra. La exposición al sol es casi constante, porque por no haber, no hay casi ni palmeras en la larga corniche. A las ocho de la mañana, ya no hay quien aguante en la calle. Por lo que para salidas largas caminando, la mejor franja -la menos mala - sorprendentemente es, a partir de las cuatro y media de la tarde, cuando la calima viene a nublar parcialmente el sol y se levanta algo de viento (comprobado, in person). Mascate -Abu Dhabi, también -, es una ciudad fantasma en las horas centrales del día. Solo transitan indios o ciudadanos de Bangladesh, que van o vienen del trabajo. El tráfico es igualmente reducido y el 90% son taxis.
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