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viernes, 12 de julio de 2024

Primeros cuatro días del undécimo viaje largo

           Termina el cuarto día del undécimo viaje largo y no hay mucho, que contar, porque todo ha transcurrido sin sorpresas, según lo previsto. Sí hay dos protagonistas insistentes y nocivos en estas jornadas transcurridas son el asfixiante calor y el sol cayendo de plano, sin ninguna nube. En Venecia, siendo las doce de la noche, hemos llegado a padecer 30 grados con un 96% de humedad. ¡Insoportable!

           Volamos de Madrid, a Bolonia, en un vuelo abarrotado. Decidimos bajar al centro caminando y ahorrarnos el caro autobús. Son unos 7 kilómetros con aceras. Habíamos estado en esta ciudad otras dos veces, pero hacia mas de quince años, por lo que la descubrimos de nuevo, con su plaza maggiore y las iglesias, palacios y la zona comercial de postín de las calles adyacentes. Aunque, tradicionalmente golpeada por la droga, resulta una ciudad muy elegante.

          Después tomamos un barato y confortable bus de Flixbus a Venecia y disfrutamos de la ciudad de noche, con sus calles y plazas vacías. ¡Una maravilla!. Ahora, cobran por entrar 5 euros, aunque solo en fines de semana y festivos y de 8:30 a 16:00 horas. Se trata de una sinvergonzonería recaudatoria, porque nadie va a dejar de ir a la ciudad por esa tasa. Hay muchos más canales malolientes, que en nuestra última visita, hace tres lustros.

          Con la plaza de la señoría, la muralla con sus dos puertas, varias iglesias y la logia, terminamos nuestro periplo italiano, en Treviso, una ciudad con encanto, debido a sus bonitos canales. También, recorrimos andando el camino de 4 kilómetros, que lleva a su pequeño, pero coqueto aeropuerto. Desde aquí, volamos a Tirana.

          Hemos estado un par de veces en esta capital, así que decidimos evitarla y tomamos un bus desde la propia terminal a Vlore.

          No es una ciudad con mucho encanto, pero en Berat -otra forma de llegar, a Gjirokaster-, ya habíamos estado. Lo mejor: su paseo marítimo,la playa, la plaza de la bandera, algunas mezquitas pequeñas construidas en piedra y un rico borek relleno de cebolla y carne.

          Mañana, nos dirigiremos a Gjirokaster, adonde solo circula un autobús al día. Esto es muy típico de Albania, la cierta carencia de transporte en muchas rutas. Cruzamos los dedos, porque nuestro anterior intento de visitar este lugar hace dos años resultó fallido.

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