La página del MAE habla de exención de visado para los españoles, que visiten el país por menos de catorce días, cual era nuestro caso. Nada más.
Sin embargo, otros viajeros añadían tres condiciones más, de las que cumplíamos dos: tener billete de vuelta o de continuación -a India, en este caso - y disponer de una reserva de hotel confirmada.
La tercera, técnicamente, nos faltaba y consistía en un seguro médico obligatorio, pero podíamos arreglarlo presentando una póliza colectiva de una tarjeta de crédito, que ya no está vigente, pero que daría el pego.
El día 12 y en el aeropuerto de Abu Dhabi había terminado con bastante incertidumbre. Al sacar la tarjeta de embarque, con Wizzair, a Mascate, nos apareció una contradicción. Nos daban asiento y ponían el símbolo de ok, pero al mismo tiempo, indicaban , que no eran válidas, si no se imprimían. Algo así, como lo que Ryanair hace en Marruecos. Nos fuimos a dormir desconfiados, entre trago de ron y ron.
El madrugón comienza con el temido sobresalto: la máquina de acceso no lee los códigos QR y debemos acudir al mostrador. Tras un par de minutos de máxima tensión, nos entregan dos tarjetas físicas.
A partir de ahí, todo pareció estar planeado para nosotros. Al salir de Emiratos, rapidez en la gestión de pasaportes y un control de equipajes sin apenas exigencias.
Y al llegar, a Mascate, disfrutamos del control de documentos más veloz, desde que estuvimos en Vietnam, hace ya nueve meses. Y ni un solo requisito de los mencionados nos fue requerido, además de la amabilidad, que caracteriza a la mayor parte de los ciudadanos de este país.
Llegar a nuestro apartamento y no hacernos una caraja con las zonas de la ciudad, cuestiones también temidas, se resolvieron con extrema facilidad, pero de eso, ya hablamos más adelante.
¡Bendito día 13!
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