Este viaje, como tantos otros en nuestras vidas, acabó siendo por descarte. Claro, que nos apetecía volver, a India, después de la pandemia, pero también, barajamos otros destinos. Entre ellos, Vietnam del Norte y retales de Tailandia - lo poco que nos queda del país,-; volver a Japón; la siempre ansiada Cuba, República Dominicana y Haití y noroeste de Argentina, entrando desde Chile.
Siempre dijimos, que nos quedaba un último viaje, a India y que este consistiría, en visitar los pequeños estados del noreste del país. Los 26 días, que teníamos, no eran suficientes para eso, así, que constatamos que otros viajes eran posibles, a pesar de haber estado ya tres largos periodos en el país.
El objetivo inicial era, moverse por los estados de Maharastra -aterrizando, en Bombay -, Gujarat y norte de Karnataka. Pero , a los dos días de llegar,nos dimos cuenta, de que el.plan, sencillamente, era inabordable.
Cambiamos el itinerario sobre la marcha y eliminamos de un plumazo, Gujarat -donde además, la cerveza y las bebidas alcohólicas están prohibidas - y añadimos, Goa, un estado mucho más pequeño, accesible y placentero.
La primera semana de viaje fue extraordinariamente dura. A la lógica adaptación al destino -aunque hayas estado mil veces, resulta necesaria -, se unieron diversos factores, como el calor extremo, la dificultad para encontrar alojamiento -donde nos aceptaran-, la masificación del transporte público, la casi ausencia de lugares de interés y las complicaciones para obtener cambio de dinero en efectivo. ¡El esfuerzo, cuadruplicó el premio! , por así decirlo.
La segunda semana fue muy fructífera y satisfactoria, aunque también resultó esforzada y calurosa. Templos, ruinas, cuevas y otros atractivos turísticos nos reconfortaron con el país, a la vez, que disminuyeron drásticamente los problemas logísticos. El sur de Maharastra y el norte de Karnataka, ofrecen muchos atractivos
En la tercera semana nos despedimos del virulento monzón y arribamos a diferentes y excepcionales playas de Goa, en un estado, donde la vida es más relajada y amable. Después de trece días sin probarla, nos atiborrados a cerveza. Pero, no os confundais. Allí, 66 centilitros cuestan 1,25 euros en una tienda, que es mucho más, que su precio en España. Lo que ocurre es, que en Maharastra y la mayoría de territorios del país, por lo mismo pagas casi tres euros.
Habrá quinto viaje a India, pero hemos aprendido, que no es un destino para tener billete de vuelta, como esta vez. Esta nación, formará parte de nuestro noveno viaje largo, que si no se tuerce, empezará en octubre del año, que viene, cuando mi pareja acabe su contrato de fin de obra de tres años y cobre uno de paro.
Ahora sí, tomamos la senda del orden cronológico del viaje en los siguientes posts