Corría con más pena, que gloria, el final de un viaje tan glorioso, como sufrido, en el que el haber cambiado varias veces el itinerario y dejado de ver sitios imprescindibles, no nos había frustrado demasiado. Esperábamos una conclusión rápida, rutinaria y anodina, dado que ya estábamos en Bombay el día antes del vuelo de regreso y la escala en Abu Dhabi, era de tan solo cinco horas y no de dieciocho, como a la ida. Aunque nuestra dilatada y ya casi insultante experiencia dice, que hasta el final del rabo -o de un viaje-, todo es toro y una vez más, no salimos decepcionados. Pero, de momento, los impresionantes momentos del concluir del viaje, los vamos a remitir a los siguientes posts, por lo que hay, que esperar.
India admite, tanto positivos, como negativos, casi todos los adjetivos del mundo, que no voy a enumerar, porque no viene al caso. Simplemente, antes de ir al país, yo no entendía, por qué tanta gente repetía indefinidamente este destino. Yo decía: ¡"que perdidos, pesaditos y enganchados están, los pobrecitos, que viven en oxidado bucle"!
Hoy después de cuatro viajes al país, logro dar respuesta parcial a este planteamiento, porque dar una respuesta absoluta sobre este país, vayas las veces, que vayas, es imposible ( y quito el casi). Por no generalizar, ni crear polémicas, hablo por mí forma mental de fluir:
- Estando en casa y no encontrando mejor opción viajera, que volver, a India, pienso: "¡He estado tantas veces allí y he visto tanto, que me da cierta pereza! Pero claro, ¡hay tantos posibles viajes por India: de templos, de patrimonio global, de playa, de cordillera..., mezclando unas y otras cosas, que tengo, que regresar, a pesar del otro componente de hostilidad ya vivido por las experiencias previas, que genera está nación!"
- Llegando, a India, compruebo, que los trámites de entrada son hoy más cortos, que los del reingreso en España, a la vuelta de este periplo . Y, ¡sorprendentemente, más amables! Soy consciente, de que necesito un periodo de adaptación allí, a pesar de haber estado mil veces.
- Primeros días en el país: "¡Esto es una mierda! ¡Que pocos recursos tengo! ¿Por qué narices he vuelto aquí, si no hacía ninguna falta? ¡Juro, que nunca más volveré, a India!
- Los días sucesivos: alternas extremas sensaciones, buenas y malas -casi nunca, intermedias ni sosas- y sientes cierto control sobre tu vida, salvo posibilidad de desgracias o accidentes no deseados.
- Última jornada: "¡a ver cuando llega la hora de ir al aeropuerto, porque aunque el viaje ha sido una maravilla, no quiero estropearlo en las últimas horas con cualquier incidente o contratiempo ( es tan letal ser atropellado en la calle, como con alguno de los veloces y descontrolados carros de equipaje de algunos pasajeros del aeropuerto) . ¡Que salga ya el avión!.
- De vuelta, en casa: preparando nuevos posibles itinerarios para volver, a India, bajo el pretexto, de que no serán inmediatos, sino a medio o largo plazo.
En la escala de la vuelta, un experto viajero, que no conoce el país y del que más adelante os hablaré, nos preguntó: "¿Y qué tipo de extranjeros van, a India?"
Mira -le dije-, te lo simplificó en tres grupos: los que ya van mal de aquí y acaban peor, los que arriban en buen estado y terminan desarmados y los que necesitamos varias dosis para concluir igual.
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