Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

domingo, 13 de septiembre de 2020

Lo que iba a ser el viaje y lo que, finalmente,fue


         Salimos de casa el día 25 de julio en un tren con rumbo a Bilbao. Nuestra intención no era otra, que llevar a cabo un periplo de unos siete días, ya planificado hace unos cuatro años, consistente en visitar, además de la capital vasca -ya estuvimos hace una década-, Mundaka, Urdaibai, Ortuondo, Sucarrieta, Elanchove, Monte Ogoño, Ea, Cueva de Santimamiñe, bosque de Oma, Elorrio y Balmaseda.

          Tras un par de días nos sentimos tan a gusto, que decidimos que podíamos ampliar el recorrido con alguna ruta verde ferroviaria de esas tantas, que hay por Euskadi y por todo el norte de España. Nos gustaba bastante la idea de hacer la de Musquiz, que forma parte del camino de Santiago del Norte y la de Arrazola. A estas dos opciones, terminamos añadiendo la del valle de Trapaga/Trapagaran y la de Kadagua. Y todo, con la intención de buscar el campo, la montaña y el mar y evitar la maldita mascarilla. Otra ruta, no verde, que llevamos a cabo fue la de Delika y el cañón de su río.

          Como al sábado siguiente estaban muy caros los alojamientos, en Bilbao, decidimos ir hasta Zumaia, los flychs y Orio y hacer noche, en San Sebastián. Y ya que estábamos a unos 60 kilómetros de Elizondo, podíamos enlazar con otro proyecto viajero planificado, pero no llevado a cabo, como es el del valle del Batzan, durante tres o cuatro días. Finalmente, nuestro gozo en un pozo, porque el precio del único hotel asequible, fue subiendo su precio hasta el infinito.

          Es por tanto, que decidimos seguir explorando Vizcaya, durante la segunda semana. Además de las rutas verdes, podemos dividir nuestros destinos, en pueblos y playas. Cada apartado tendrá su correspondiente post, más adelante.

          -Pueblos: Balmaseda, Portugalete, Guecho y todos los que van hasta Barrika, Orduña, Mundaka, Bermeo, Zumaia, Orio, Elorrio, Plentzia, Barrika, Elanchove y Liernagues, en Cantabria, dado que volvimos desde Santander.

        -Playas: Guecho, Las Arenas, San Antonio, Zumaia, Orio, La Concha, Plentzia, Barrika, La Arena, las del Cinturón de Hierro, Laga y las de Santander.

          No fuimos a la Cueva de Santimamiñe y al cercano bosque de Oma, dado que lo han cerrado hace algún tiempo, porque este último se está muriendo.

Los incidentes del verano: desde dos intervenciones policiales, a la chica borde de Bilbao


       Al principio, nos habíamos planteado dos viajes modestos, después de la caída del estado de alarma, tras el arresto domiciliario gubernamental. Uno, por el este de Galicia y oeste de Asturias, de una semana y otro internacional, probablemente, por el sur de Italia, para ver cómo funcionaban las cosas en los aeropuertos en estos malditos nuevos tiempos.  

        La realidad y nuestra ansia contenida por volver a la actividad viajera hicieron, que el resultado fuera mucho más optimista: 16 días por Asturias y Galicia, 15 por Vizcaya y Guipúzcoa y 27 por  Grecia continental y Creta, con tres jornadas en Madrid, Guadalajara y El Escorial. 

          Desde el principio fuimos conscientes, de que al menos de momento, moverse por el escaso mundo, que nos dejan, no iba a ser normal y así ha ocurrido, aunque nuestros contratiempos no han pasado de meros incidentes, más o menos desagradables. Vamos con ellos:

          -El primer día del primer viaje -y para abrir boca-, llamada histérica del conductor, que nos trasladaba en el ALSA, a Oviedo, a la policía por desacuerdos con el tema de la puta mascarilla. Todo se saldó con una conversación amistosa y sin denuncias.

          -Nueva intervención policial, el penúltimo día del tercer periplo, en Madrid. Concretamente, en el Carrefour Express de la calle Príncipe 9, al lado de nuestro alojamiento. En este caso, los empleados nos acusaron de hurto y nos negamos a enseñar la mochila, llamando a los cuerpos de seguridad del Estado. Después de venir nueve efectivos -desconozco el protocolo-, el que más hablo con nosotros nos dijo: "no os doy un abrazo, por la situación en la que estamos".

          Decir, que a lo largo de nuestra azarosa vida hemos tenido varios contactos con Policía o Guardia Civil -porque lo hemos pedido nosotros, mayormente o de oficio por su parte- y el trato casi siempre, ha sido excelente. Pero a mí modo de ver, el problema, que hay es, que están entrenados para obrar con los malos, pero no para defender a los buenos.

          -El incidente más desagradable y extraño nos ocurrió, en Bilbao, el 28 de julio. Vanesa, la gestora de la vivienda particular, ubicada en la calle General Castillo, referida en el anterior post, se volvió literalmente loca. Tras darnos la habitación, comenzó a increpar nos de mala manera, por no avisarle de la hora de llegada -le habíamos mandado un whatsapp-, por poner en tela de juicio su profesionalidad -cosa, que no hicimos- y finalmente, decidió echarnos, sin devolvernos el dinero, alegando, que ya lo haría Booking. Con mucha paciencia, conseguimos tranquilizarla y convencerla de que nos había confundido con otras personas

        -La excusa de la pandemia y del todo vale -al margen de que la gente te moleste por la calle, por no cumplir las normas, como ellos creen, que son-, está trayendo consigo, que muchas personas caigan en la tentación de vulnerar derechos fundamentales y constitucionales. Dos ejemplos:

          1°.- Playa de Guadamia. Me entretengo haciendo fotos y de forma inesperada se me acerca un joven estúpido y me espeta: "Se, que estás haciendo fotos a las chicas jóvenes, así que debes enseñarmelas a ver si es verdad". Por supuesto, se quedó con las ganas de que le dejara la cámara, pero aún así, me dijo "si no las llevarás, me mostrarias, lo que has fotografiado"

        2°.- El día famoso del Carrefour Espress. El cliente, que aviso a la cajera de nuestro supuesto hurto, cuando no llevábamos ni quince segundos en la tienda nos indica malhumorado, ante la negativa de enseñar la mochila: "mirad, yo lo muestro todo, porque no llevo nada, así, que hacer lo mismo vosotros"

          Habiendo mamado mi adolescencia y juventud en la sociedad de los ochenta y sobre todo, a los más jóvenes os cuento, ¡que corren  muy malos tiempos para las libertades y el desarrollo personal! y que han venido para quedarse una buena temporada.

sábado, 12 de septiembre de 2020

Los alojamientos de Bilbao

 

       Hace apenas un año, era casi imposible llevar a cabo un viaje a Vizcaya, sin pagar más de 40 euros por un alojamiento. Hoy en día y como ya se comento en otro post -aunque no sabemos hasta cuándo-, nos ha resultado posible en pleno julio y agosto, pernoctar en habitaciones dobles por entre 25 y 32 euros. Eso sí: solo en Bilbao. Ni en la provincia, ni en la elitista San Sebastián.

          Hasta para una economía no muy frágil, como la nuestra, viajar dos meses por Europa -España y Grecia- desgasta mucho tus cuentas. Además, en la actualidad y con Booking, como casi único proveedor de alojamientos, hemos tenido, que hilar fino para ahorrarnos un par de centenares de euros o más.

          En las grandes ciudades -en Madrid y en Atenas, también-, los precios de las habitaciones oscilan, no solo de un día para otro, sino en horas. La ventaja es, que puedes cazar muchas gangas y el inconveniente, que frecuentemente y aunque duermas en la misma ciudad, debes cambiar de alojamiento, en ocasiones, cada noche. 

        Ello supone la clara molestia de cargar con los bultos hasta el check-in siguiente -cada vez más tardíos, llegando a ser hasta a las cuatro de la tarde- o durante todo el día, si decides hacer una excursión por la provincia.

          Para conocimiento general, dejamos aquí nuestra opinión sobre los cinco alojamientos, en los que hemos morado:

          1°.- Moon Hostel Bio, ubicado en la calle Luzarra, 7, en Deusto. La chica que atiende es un encanto y el ingreso es rápido, aunque tardío. Fuimos tantas veces, que de broma nos dijo, que nos veía más, que a su propia familia. Las habitaciones tienen dos literas de dos alturas, aunque sólo las ocupe una pareja, pero puedes añadir huéspedes hasta cuatro, por diez euros más, cada uno. Dispone de comedor, nevera, hervidor de agua y microondas, además de lavandería. El baño está dentro. Durante nuestro periplo, el precio fluctuo entre los 28 y los 68 euros.

          2°.- Pensión Martínez, situada en la calle Villarias, 8. Muy céntrica, pero sin lugar a dudas, el peor alojamiento, que hemos tenido, durante los tres viajes de este verano. Nada recomendable, por la mala atención. Baño compartido, no más extras y la segunda vez, que nos alojamos, nos dieron una habitación muy cutre y pequeña, calurosa y sin ventana. Oscilo, en Booking, entre los 30 y los 45 euros.

          3°.- Optimi Rooms, ubicado en la avenida Doctor Areiltza, 58, bajo. Se trata de un hotel con cápsulas individuales y dobles, al estilo oriental. Desde la propiedad aseguran, que son las más grandes de Europa y no somos quienes para desmentirlo. Personal muy atento, aunque no nos gustó, que nos tomarán la temperatura a traición. Las cápsulas son muy modernas y de diseño futurista. No es mala experiencia para una noche.  Los baños son compartidos y los armarios están fuera de la zona de descanso, para no molestar. Tienen cocina y una zona común pequeña , pero muy coqueta. Pagamos 25 euros, pero lo vimos por más de 50, otros días.

          4°.- Pensión EconoBilbao-Rekalde, que está emplazado en la calle  Gordoniz, 66. El check-in también es tardío. La habitación resulta correcta, pero las duchas de ambos baños compartidos se atascan. Entre 30 y 40 euros. 

        5°.- Nice Rooms Next To The Old Town, ubicado en la calle General Castillo, 5, 3°derecha (se trata de una casa particular, por lo que en Booking y dependiendo de la época, le pueden cambiar el nombre, como nos pasó a nosotros). Muy buena ubicación -aunque algunos no pensarán lo mismo, porque es un barrio de inmigrantes- y sin duda, la mejor habitación del viaje, a Vizcaya. Pero tuvimos un problema muy grave con Vanesa, la chica que lo gestiona, en el que solo nuestra paciencia evitó tener, que llamar a la policía. Pagamos 28 euros, pero lo vimos por 87.

viernes, 11 de septiembre de 2020

El mejor transporte público del mundo

 

         La primera vez, que viaje al País Vasco con mi pareja, corría el verano de 1991. Veníamos de un jolgorioso y extenuante interrail por Europa y quisimos matar en Fuenterravia el viaje, durante la última semana. Pero, salimos huyendo a las 24 horas, debido a los elevados precios de las cosas (transporte, campings, alimentación... y sobre todo, los bares y restaurantes).

          Pues bien, hoy en día y tras casi treinta años, tan solo estos dos últimos mantienen un precio inasequible para la mayor parte de la gente. Hace tres décadas y supongo, debido a la falta de competencia, por ejemplo, una barra de pan te costaba el triple, que en el resto de España. Pero, con las grandes cadenas de distribución actuales, esto, afortunadamente, ya ha cambiado. 

        Si no parece suficiente aliciente este contexto low cost para montarse un víaje por la provincia de Vizcaya, añado otro todavía más importante para los que no tenemos coche. Tras conocer cerca de 140 países, estoy en condiciones de afirmar y ahora lo amplio, que Vizcaya -y el País Vasco, en general-, cuenta con el mejor sistema de transporte público del mundo, pudiendo haber, al menos, seis alternativas para moverse al lugar deseado.

          La palabra milagro y la llave mágica se llama, "Barik". Se trata de una tarjeta -bien personalizada y con foto o bien anónima, para turistas o viajeros poco frecuentes-, que tiene una validez de 7 años y cuesta tres euros, con recarga minima de 5 y máxima de 90. El descuento en los billetes de todos los precios por kilómetro es menos de la mitad de lo que se puede pagar, por ejemplo, en Castilla y León por servicios similares.

          Para mi, la única pega de Barik, por poner alguna, es que los puntos de recarga deberían ser más numerosos y que si no eres previsor, en alguna ocasión te puedes quedar tirado, porque por ejemplo en los autobuses interurbanos, no admiten en la actualidad otra forma de pago, ni siquiera el efectivo.

          No es envidia sana -que también-, sino admiración, por ver, como se han montado allí las cosas.

          -Cercanias de RENFE. Tres líneas desde la estación de Abando, que te pueden llevar a sitios tan interesantes, como Musquiz, Orduña o Portugalete, entre muchos otros. Muy buena frecuencia.

          -FEVE: Parte de una estación cercana a la anterior y te posibilita llegar a lugares tan interesantes, como el pueblo de Balmaseda. También y para proyectos más lejanos, comunica con Santander y León, aunque ni sale barato, ni rápido.

        -Euskotren: No es la forma más rápida de desplazarse, pero si, muy efectiva, para llegar a destinos, como Mundaka, Bermeo, Zumaia, Zarautz, Orio, San Sebastián, Hendaya.

          -Autobuses interurbanos: Son verdes y llegan a todas partes con bastante frecuencia desde la estación central, no lejana del estadio de San Mamés.

          -Metro de Bilbao: Dispone de dos líneas y nosotros lo usamos para llegar a destinos, como Plentzia, cercano a Barrika.

          -Tranvia de Bilbao: Una sola línea, que no utilizamos, porque por las ciudades siempre nos movemos andando

La tarjeta dorada de la RENFE, con más misterios, que el legado de Tutankamón



           Para quien no sepa sobre el asunto y resumiendo, la tarjeta Dorada de la RENFE es un cartonujo tamaño accesible a cartera normal -no se puede definir de otra manera más precisa-, que tras el pago de seis euros, te ofrece importantes descuentos, durante un año -renovable-, en dos modalidades: mayores de 60 años, de forma individual y discapacitados, con derecho a un acompañante con la misma reducción.

          Hasta ahí, todo perfecto. Si quieres comprar billetes de AVE, AVANT, Larga Distancia y Media Distancia, normalmente y entre ciudades, no tendrás ningún problema, dado que las principales estaciones siguen contando con personal físico, que te solventará cualquier posible inconveniente.

          Pero, las cosas se tornan en bastante molestas -y lo llevamos padeciendo, casi quince años-, cuando se trata de acceder a trenes de cercanías y FEVE, donde en la mayoría de casos o no hay taquilleros o tienen un horario muy reducido.

          Voy a resumir, someramente, las circunstancias, que nos hemos encontrado, durante la última década, en  una pesadilla constante:

        -Cercanias de la Comunidad Valenciana, hace diez años: te sometes a una máquina, que entre sus funciones, no tiene habilitada la opción de comprar el billete del acompañante. Cuando obtienes el del títular, ya no puedes volver a utilizar la tarjeta (salvo, que en esa misma estación haya otra máquina y no siempre, aunque lo hemos conseguido hacer, en Aviles).

          Tienes dos opciones: o pagas el segundo billete entero o te cuelas y esperas, a ver si hay un revisor, al que explicarle el problema y que te crea y no te quiera poner en manos policiales. Si te va bien, incluso, no pagarás ese ticket, pero el engorro no merece la pena.

          -Cercanias de Asturias, País Vasco y Madrid, en la actualidad:

          En la estación de Oviedo y Aviles nos explican, que este año se ha implantado un carné con foto, que cuesta dos euros y que debe acompañar a la tarjeta Dorada para cualquier compra de billete de trenes locales. Tardan cinco días en dártelo. Como no vamos a usarlo mucho, optamos por el autobús.

          En  la terminal de Abando, de Bilbao, una simpatiquísima chica nos informa de esa misma tarjeta, pero nos la hace allí mismo. Cuesta dos euros, pero nos regalan un trayecto de ida y vuelta por persona. Lleva foto, que te hacen allí mismo. ,¡Qué gozada!

          Y tú piensas: "Por fin, me he hecho el carné para todos los cercanías de España" Pues no.

          En la estación de Atocha, de Madrid, presentamos ese documento y nos dicen, que de donde lo hemos sacado. Nos ofrecen dos alternativas: o hacernos otro carné nuevo, a dos euros o una tarjeta provisional de una semana, al precio de cincuenta centímos. Y nosotros, panfilos e ingenuos preguntamos: ¿Pero no es RENFE una empresa a nivel nacional? Pues resulta, que cada autonomía también mete mano en este asunto, para el desquiciamiento general.

          -FEVE Galicia, Asturias y País Vasco, en la actualidad. Amenazan con el mismo sistema de documentos, pero gracias a la pandemia -si, gracias-, no les ha dado tiempo a llevarlo a la práctica. De momento, en unos trenes hay revisores, que te venden el billete sin acusaciones y en otros, volvemos al problema de la maquinita, expuesto en el caso de la Comunidad Valenciana.

jueves, 10 de septiembre de 2020

Un viaje distinto: puñeteras mascarillas, alojamientos muy baratos e impecables y el mejor sistema de transporte público del mundo


          Desde luego y para bien -escribo esto, cuando ya hemos vuelto de Grecia, tras un tercer viaje seguido y excelente, sumando un total de 58 días-, estamos viviendo un verano distinto. Hemos tenido, que tirar del baúl de los recuerdos y rescatar proyectos muy planificados en el pasado, pero que por una u otra razón, no salieron. 

        Es el caso del viaje, que nos ocupa, por la provincia de Vizcaya que se ha completado con un escarceo a la de Guipúzcoa y la propia San Sebastián-, que teníamos in mente, desde hace unos cuatro años y que habíamos arrinconado por caro, sobre todo, en materia de alojamientos.

          Finalmente, las expectativas, no solo se han cumplido, sino que se han superado. De lo proyectado, lo único, que no pudimos visitar fue Kortezubi y el bosque de Oma, pues nos enteramos, justo el día antes -¡bendita planificación-! de que está muriéndose y está prohibida la entrada -furtivos aparte-, hasta que lo trasladen, lo que parece va para muy largo. 

       A cambio y dado, que dilatamos el viaje hasta los quince días, de los siete previstos, descubrimos lugares notables, no previstos, como Zumaia, Elorrio, diversas rutas verdes ferroviarias, los increíbles flychs o la agradable Plentzia y la comarca de Barrika.

          Fundamentalmente, tres cosas han hecho este viaje diferente:

        Protagonista fundamental de este periplo, ha sido el uso obligatorio, mezquino y tiránico de la mascarilla. Se hace raro, esforzado y muy desagradable, pasarte desde las nueve de la mañana en la calle hasta las once de la noche con semejante artilugio -a veces y como nos ocurrió en dos jueves, a cuarenta grados-, teniendo que dar explicaciones -no a la policía, que nunca nos dijo nada-, a los nuevos- más bien nuevas, porque la mayoría son mujeres- histéricos, que se creen con derecho a insultarte o recriminarle, porque la lleves por debajo de la nariz. A los vigilantes de la playa, les han sucedido las déspotas medievales del coronavirus, aunque con menos tetas, que Pamela Anderson.

        En este sentido y tras varios días de guerra y desafíos, pues vas aprendiendo y poniendo en práctica tus truquitos: finges comer; beber; enredas con ella, como si te la acabarás de quitar; pones cara de axfisiado o agotado; te limpias la boca, la frente o te hurgas en la nariz...Y así, yo fui capaz de hacer muchísimos kilómetros sin ella puesta. Además, fue fácil evitarla y guardarla en el bolsillo, durante nuestros numerosos recorridos por la naturaleza (tanto mar, como campo o montaña).

         Por otra parte y en un plano más positivo, la propia enfermedad vírica ha traído consigo una notable bajada del precio de los alojamientos, en pleno mes de julio y agosto, algo impensable hace un año. La mayoría de las impecables habitaciones, que hemos disfrutado, en Bilbao, han estado en la horquilla entre los 25 y los 32 euros, incluido un bonito hotel cápsula, al estilo japonés, bastante amplias y divertidas.

          La única pega al respecto es, que los precios de los alojamientos, en Bilbao, oscilan más, que la bolsa, por lo que muchos días tuvimos, que cambiar de hotel, en busca del chollo, lo que supone cargar con el equipaje más de lo debido, a pesar de portar mochilas muy ligeras. Se ha puesto de moda en toda Europa una gran costumbre: retrasar los check-ins, a las dos, tres o cuatro de la tarde.

        El tercer elemento, que ha hecho diferente este fantástico viaje ha sido el poderoso sistema de transporte público, de Vizcaya -y del País Vasco, en general-, que no es sólo la envidia del resto de España, sino de Europa o el mundo. Es casi imposible pensar en un lugar, que no esté conectado, bien por cercanías, Euskotren, Renfe, el metro, autobuses, tranvía... La verdad es, que se trata del paraíso para los que no tenemos, ni queremos tener coche.

domingo, 6 de septiembre de 2020

sábado, 5 de septiembre de 2020

martes, 1 de septiembre de 2020