Salimos de casa el día 25 de julio en un tren con rumbo a Bilbao. Nuestra intención no era otra, que llevar a cabo un periplo de unos siete días, ya planificado hace unos cuatro años, consistente en visitar, además de la capital vasca -ya estuvimos hace una década-, Mundaka, Urdaibai, Ortuondo, Sucarrieta, Elanchove, Monte Ogoño, Ea, Cueva de Santimamiñe, bosque de Oma, Elorrio y Balmaseda.
Tras un par de días nos sentimos tan a gusto, que decidimos que podíamos ampliar el recorrido con alguna ruta verde ferroviaria de esas tantas, que hay por Euskadi y por todo el norte de España. Nos gustaba bastante la idea de hacer la de Musquiz, que forma parte del camino de Santiago del Norte y la de Arrazola. A estas dos opciones, terminamos añadiendo la del valle de Trapaga/Trapagaran y la de Kadagua. Y todo, con la intención de buscar el campo, la montaña y el mar y evitar la maldita mascarilla. Otra ruta, no verde, que llevamos a cabo fue la de Delika y el cañón de su río.
Como al sábado siguiente estaban muy caros los alojamientos, en Bilbao, decidimos ir hasta Zumaia, los flychs y Orio y hacer noche, en San Sebastián. Y ya que estábamos a unos 60 kilómetros de Elizondo, podíamos enlazar con otro proyecto viajero planificado, pero no llevado a cabo, como es el del valle del Batzan, durante tres o cuatro días. Finalmente, nuestro gozo en un pozo, porque el precio del único hotel asequible, fue subiendo su precio hasta el infinito. Es por tanto, que decidimos seguir explorando Vizcaya, durante la segunda semana. Además de las rutas verdes, podemos dividir nuestros destinos, en pueblos y playas. Cada apartado tendrá su correspondiente post, más adelante.-Pueblos: Balmaseda, Portugalete, Guecho y todos los que van hasta Barrika, Orduña, Mundaka, Bermeo, Zumaia, Orio, Elorrio, Plentzia, Barrika, Elanchove y Liernagues, en Cantabria, dado que volvimos desde Santander.
-Playas: Guecho, Las Arenas, San Antonio, Zumaia, Orio, La Concha, Plentzia, Barrika, La Arena, las del Cinturón de Hierro, Laga y las de Santander.No fuimos a la Cueva de Santimamiñe y al cercano bosque de Oma, dado que lo han cerrado hace algún tiempo, porque este último se está muriendo.