Llevamos ya seis días en Azerbaiyán y ya nos hemos hecho una idea exacta de los precios de este país.
El alojamiento presenta unas tarifas razonables, sobre todo y hasta ahora, teniendo en cuenta, la buena calidad de las habitaciones. Hemos pagado por la doble y noche, entre 15 y 20 euros y la mayoría de las veces, con buen wifi y aire acondicionado. Olvidaros de Booking y de las guest house privadas, que ofrece esta plataforma, ya que si logras encontrarlas, normalmente, perderás mucho y valioso tiempo. Por tanto, a buscar sobre la marcha.
Tanto el transporte público urbano, como el interurbano están tirados de precio. Los autobuses locales y el metro de Bakú rondan los 20 céntimos y un trayecto de unos 200 kilómetros por carretera, sale por unos cuatro o cinco euros. Sin ser una ganga, los taxis también son baratos (unos 10 euros para 35 kilómetros).
En cuanto a la alimentación podríamos establecer tres categorías: comida de batalla en puestos o establecimientos básicos, tipo perritos o pereski, resultan muy baratos (entre 25 céntimos y un euro, la unidad). La comida algo más elaborada y variada tiene precios medios: unos 3 euros, un plato de piti, por ejemplo. Las compras en el supermercado, que es la última opción, salen carísimas y con poca variedad de género.
En este caso, precios prohibitivos para quesos y embutidos -se salvan las ricas salchichas, generalmente, ahumadas- y elevados para el resto, con las excepciones de galletas, caramelos -onmipresentes- y algunos snacks. Las escasas conservas de cualquier tipo están disparadas.
En cuanto a las bebidas, precio moderado de la cerveza -mayor, que en España - y razonable del vodka, que cuesta un 35% menos en tiendas especializadas -normalmente, en las afueras -, que en los super o las grandes superficies del centro. Del vino, ni hablamos. Que un supermercado sea más grande no significa, que tenga mejores tarifas y ofertas, que uno más pequeño, aunque a eso y en el tercer mundo, ya estamos acostumbrados.
Y, como siempre, el que realmente hace negocio redondo es el Estado, con las carísimas visitas a los lugares de interés. Aparte y de forma injusta, cuestan entre cinco y diez veces más a los extranjeros, que a los nacionales.
Y, hablando de dinero, no esperéis encontrar casas de cambio en Azerbaiyán. Solo grandes bancos -hay pocos, incluso en Baku- y de lunes a viernes. Así, que cambiado grandes cantidades cuando haya oportunidad. La tasa, en general, es bastante buena.
Cuando escribí esto, no habíamos estado en Sheki, donde si existe una casa de cambio en la zona antigua.
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