Sí. Volvimos a Asturias por tercera vez en un año, en lo que ha supuesto el segundo viaje de este verano, de los cinco a llevar a cabo en este periodo estival, sin tirar de vacaciones, reservadas para mejor momento y eventos más trascendentes y solo recurriendo a festividades nacionales y locales y a días de asuntos propios. ¡Es lo bueno de haber conseguido trabajo en la administración!
En esta ocasión y como en el anterior periplo de mediados de junio, el billete de autobús no nos salió gratis, pero como ALSA está tan generosa este verano, si obtuvimos un descuento de un 50%, tanto a la ida, como a la vuelta.
Y volvimos, a Gijón, con sus buenas temperaturas y escasa lluvia. Aunque hay que decir, que no todo en el norte es buen tiempo (o malo, para otros). A la sombra si o nublado, también, pero al sol, el astro rey te atraviesa, como un cuchillo, aunque solo haga veinte grados.
Y retornamos al Cervigon, esta vez, a completar la ruta entera y a llegar hasta la fantástica playa de La Ñora, final trepidante y dilatado recorrido rompepiernas. A donde no volvimos , otra vez, fue al Museo del Pueblo Asturiano, muy recomendable, donde puedes ver cobertizos, cosechadoras, silos y hórreos. Además del mobiliario que se usaba en las casas de bien y en las más humildes.
El viaje lo completamos con una larga excursión por la vertiente izquierda de la Senda del Oso. También visitando Mieres y haciendo senderismo por sus magníficos y acondicionados alrededores.
Pero, de estos dos últimos eventos, hablamos en los siguientes post
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