Sharjah
Zoraída, era
una joven de piel blanca, ojos verdes y pelo azabache. Era mimada y consentida
por su padre, el sultán. Sus más mínimos deseos, a cada momento,
eran hechos realidad al instante. Pero, ahora ella languidecía dentro de su
jaula dorada. Cuando Alí la vio, supo inmediatamente, lo que faltaba en su
vida: ella. Comprendió que se había enamorado.
Con paciencia
infinita, logró que la princesa le contara sus penas: se aburría dentro de los
muros de palacio, quería conocer otras tierras, otros lugares y otras gentes,
pero su padre, no sólo no lo consentiría, sino que ya la había prometido en
matrimonio, a un emir gordo y viejo.
Alí, le
descubrió quien era y le prometió, que si se escapaba con él, viajarían juntos
por los confines de la tierra. Ella le recordó, que no era una persona
cualquiera, sino la hija de un sultán, que debía estar al servicio de su
pueblo. todo lo demás, eran sueños imposibles de llevar a cabo. Su destino ya
estaba marcado en las estrellas, desde el día de su nacimiento. Alí, cabizbajo,
asintió. Sólo quedaba la vía diplomática, en la que su visir era el experto.
Comprendió, que debía regresar a su corte y desde allí, intentar solucionar
todos estos conflictos. Ya no se acordaba, de que debía curar a la princesa.
Ella, le prometió no descubrirle y mostrarse más feliz ante su padre y todos
los cortesanos.
De
regreso a su país, le iba dando vueltas a la situación, pero no se le ocurría
nada. Mientras tanto, el visir había descubierto, que Nuredín, apoyaba al emir
guerrero, porque este estaba casado son una de sus hermanas. Aquí, mandaban más
los lazos familiares, que los de la política.
La situación
más fácil, era concertar una alianza mediante una boda de estado. Alí, debería
someterse y casarse con alguna hija de Nuredín. Así, de un plumazo, todos ellos
serían una familia unida y feliz y no habría más guerras entre ellos. Además,
sería una manera de unir sus tierras frente a posibles rivales. Serían, en
definitiva, un estado formado por muchos estados interdependientes, que se
apoyarían entre sí, para mejorar sus tierras y economías. Era una idea tan
vieja como el mundo, pero que siempre había dado resultado.
Desde luego,
Alí no podía estar más de acuerdo, siempre que fuera Zoraída su desposada.
Ellos dos, le darían nietos a Nuredín y la alianza entre emires y sultanes,
sería un hecho, que traspasaría toda clase de fronteras y obstáculos en los
tiempos venideros.
1 comentario:
Como en alguna otra ocasión anterior, mezclo los post de ficción, con los de pura y dura realidad.
Esta historia, que originariamente, fue escrita el 31 de julio de 2.011, debe comenzarse a leer, para que tenga sentido, por la entrada anterior.
Saludos
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