Bangkok
Catorce días sin tomar una sola cerveza - y eso que el Ramadán no empieza hasta mañana - por Bahrein, Omán y Emiratos, es demasiado tiempo hasta para un bebedor habitual de este líquido. Menos mal, que habíamos venido debidamente provistos de ginebra etíope, en cantidad suficiente. No refresca, ni es tan agradecida como la otra, pero al menos, sacia las necesidades etílicas, cuando estas surgen. En cualquier caso, las cosas están a punto de cambiar.
Catorce días sin tomar una sola cerveza - y eso que el Ramadán no empieza hasta mañana - por Bahrein, Omán y Emiratos, es demasiado tiempo hasta para un bebedor habitual de este líquido. Menos mal, que habíamos venido debidamente provistos de ginebra etíope, en cantidad suficiente. No refresca, ni es tan agradecida como la otra, pero al menos, sacia las necesidades etílicas, cuando estas surgen. En cualquier caso, las cosas están a punto de cambiar.
Nos hallamos en la terminal de salidas de Dubai, tomando de extranjis el último cubata, mezclado en una botella no sospechosa y pensando en las fresquitas cervezas, que engulliremos mañana, nada más llegar a Bangkok, adonde pretendemos volar esta misma noche, vía Colombo. Pero ¡¡aún nos va a tocar sufrir¡¡.
Nos dirigimos al mostrador de Sri Lankan Airlines y nos piden el billete de retorno desde Bangkok, para poder entregarnos las tarjetas de embarque. Les indicamos, que hemos viajado varias veces a esta ciudad y nunca nos han solicitado tal requisito. Ni ninguna aerolínea, ni en el control de inmigración de la capital de Tailandia. Pero, la empleada sigue en sus trece: si no hay boleto de retorno, procederá inexorablemente a la negación del embarque. Y se muestra muy taxativa.
Mientras, pensamos como replantear el asunto y le damos vueltas a la cosa, de la nada aparecen Selene y Valerio, dos italianos que han contemplado la escena y que se encuentran en idéntica situación a la nuestra. Aún, seguimos –y seguiremos- siendo agnósticos, pero Dios nos acompaña a todas partes ¡y eso no podemos negarlo!. Al encontrarse con cuatro casos iguales y con una mayor presión, la empleada accede a tratar el caso con sus superiores.
Colombo
La espera es larga y tensa, aunque amena por la animada conversación de cuatro personas, que están contentas por haberse conocido, aún en esta situación. Hasta de Berluscuni y de Zapatero, acabamos hablando.
Definitivamente, parece que nos dan una solución razonable. Deberemos firmar una declaración, en la que eximimos a la aerolínea de cualquier responsabilidad, en el caso de que nos presenten alguna pega, a la llegada a Bangkok. Al fin y tras cumplimentarla, tenemos en nuestras manos las tarjetas de embarque.
La espera es larga y tensa, aunque amena por la animada conversación de cuatro personas, que están contentas por haberse conocido, aún en esta situación. Hasta de Berluscuni y de Zapatero, acabamos hablando.
Definitivamente, parece que nos dan una solución razonable. Deberemos firmar una declaración, en la que eximimos a la aerolínea de cualquier responsabilidad, en el caso de que nos presenten alguna pega, a la llegada a Bangkok. Al fin y tras cumplimentarla, tenemos en nuestras manos las tarjetas de embarque.
El primer vuelo sale con bastante retraso. La compañía en sí, es bastante buena y la comida, la mejor que hemos probado en años, en el interior de un avión: como plato principal, un excelente y delicioso, hammour con tagliatelle. Apenas, dormimos, a pesar de que lo intentamos.
El aeropuerto de Colombo es un remanso de paz, sin el aire acondicionado a todo trapo y con la gente durmiendo donde le parece, sin que nadie les moleste. Todo lo contrario a Dubai. Hay internet veloz y gratuíto, que nos sirve para acortar la espera.
Selene está de los nervios, pensando qué vuelo comprar, por sino la dejan entrar en Bangkok. Valerio, aunque más tranquilo, también muestra sus dudas. Somos nosotros dos. los que estamos absolutamente convencidos –gracias a nuestras experiencias anteriores-, de que no habrá problema ninguno, para acceder a Tailandia. Auguramos, hasta que seremos recibidos con una sonrisa en la cara, en tan hospitalario páis. Afortunadamente, así ocurre.
¿Meticulosidad exagerada de un empleado de tierra del aeropuerto de Dubai o compañía aérea "rompe cogioni" (como se diría en italiano) ?. Nunca lo sabremos. Lo cierto es, que estuvimos a punto de llevarnos un serio disgusto.
¿Meticulosidad exagerada de un empleado de tierra del aeropuerto de Dubai o compañía aérea "rompe cogioni" (como se diría en italiano) ?. Nunca lo sabremos. Lo cierto es, que estuvimos a punto de llevarnos un serio disgusto.
1 comentario:
Este post fue escrito, originariamente, el 1 de agosto de 2.011
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