Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

jueves, 7 de marzo de 2024

Dudas

           No hemos llegado ni a la mitad de visitas a Gujarat y territorios estatales autónomos y ya hemos sacado muchas conclusiones, ahora, que acabamos de arribar, a Diu. 

          La primera es demoledora, absolutamente: por muchísimos menos, de lo que estamos pasando aquí, nos dimos la vuelta, sin dudarlo, en los estados del nordeste.

          Y la segunda, es generadora de incertidumbre: ¿visitaremos los dos destinos, que aún nos quedan, en Gujarat o huiremos, en breve?. Hay muchas posibilidades de esta última opción, pero en India, nunca se sabe. Enumeremos desgracias.

          1.- El alojamiento: su precio dobla al del resto del viaje, los hoteles son escasos y en la mayoría de ellos no nos aceptan. No porque nos tengan manía, sino por extranjeros, que es otra forma de racismo.

          2.- La comunicación: no solo es, que en varios destinos, no entiendan, ni "how*, sino que todos los letreros o instrucciones aparecen en sus letrujas y numerujos (muy respetables, eso sí).

          3.- El transporte: cuando se acaban los trenes -si has conseguido reservar a tiempo -, comienza la tortura de los autobuses cacharro y con aglomeraciones extremas.

          4.- El calor: rondamos los 34 de máxima todos los días y para la semana venidera dan 52°. Tenemos todo el cuerpo visible, quemado.

          5.- El alcohol: Gujarat es un territorio seco en todos los sentidos: su gente, no llueve, imposible tomarse una cerveza fresquita, porque las espirituosas son ilegales y malditas. En realidad, este problema solo es una molestia, que requiere una planificación adecuada. Para abastecerse de líquidos en Daman y Diu, porque nadie controla, que te lleves la cantidad, que quieras 

          6.-Los alimentos: desde que salimos de West Bengala, estamos comiendo fatal y cada vez, peor. Si lo demas fuera bien esto se aguantaría, pero...

          Finalizamos con estas reflexiones: ¿Ha merecido la pena la visita, a Palitana? El lugar es excepcional, único y mezcla extraordinarios templos con paisaje. A ello, hay que añadir las dificultades para llegar, que solo haya un hotel mafioso y que en el recinto y con el consentimiento de los jainitas, se explote a seres humanos y animales, transportando cosas y personas por las escaleras en condiciones inhumanas. ¡Y, luego van de veganos y guays por la vida!

Está es la información, las conclusiones , cada cual las suyas.

El día horrible: de Palitana a Diu (parte III)

           Hoy cumplimos siete semanas de este décimo viaje largo y para celebrarlo, hemos visto amanecer y anochecer en la calle, nos hemos subido y bajado seis mil escaleras y nos hemos pegado seis horas de autobús y unos cincuenta mil pasos. Pero, vayamos por partes.

          Vimos en el móvil, que en Palitana y en esta época, la primera luz es a las 6:35, así, que cinco minutos antes, ya estábamos en la calle, camino de los templos. ¡Qué maravilla es transitar a esas horas por estos lugares cacharro! Todas las infinitas muestras de cosas, que hay de día, desaparecen -hasta las vacas, que hemos visto más aqui, que en todo el resto del viaje -, de noche.

          Al llegar, nos abordan de forma algo agresiva, los dholi, con sus palos, que son los encargados de subir en volandas  -de diferentes maneras,-a los vagos , gordos y demás, que quieren ahorrarse los tres mil peldaños, que por otra parte, están en muy buen estado de conversación y limpieza, en todo el recorrido.

          Al principio y tras pasar la entrada -nos han dejado meter agua y no han dicho nada de mi cinturón de cuero, al contrario de lo que cuentan otros relatos antiguos-, hay varios templos seguidos, pero pronto desaparecen y la larga escalera rutinaria toma el protagonismo, durante casi una hora, alternando con tramos llanos, que sirven para soltar las piernas. Cada cierto tiempo aparecen puertas donde se ofrece agua a los visitantes -supongo del grifo -, pero no hay un solo baño en todo el recinto.

          Llegado un momento, la escalinata se divide y nosotros tiramos hacia la derecha, que es el camino más popular, sin cansancio alguno y con la respiración serena. Ha pasado hora y cuarto y estamos entrando en unos cuantos maravillosos templos jainitas y viendo otros, igual de fantásticos de frente, que deben ser, los del camino de la izquierda.

          Disfrutamos, casi, como enanos de unos monumentos únicos e incluso y a pesar de los pesados vigilantes, conseguimos grabar algún vídeo. Unos cuantos lugareños, porteadores o peregrinos, se hacen fotos con nosotros, los únicos guiris del día.

          Nos hubiera gustado ascender a los santuarios de la izquierda, pero perderíamos nuestro bus y además, parece, que las vistas de frente  son peores, debido a un grueso muro. La bajada y la vuelta se hace larga, porque el sol, empieza a calentar.

          Al llegar a la estación nos llevamos un chasco. Nos habían informado mal del horario y el bus sale una hora después, por lo que podíamos haber completado la visita.

          Toca coger bus a Talaja, a 35 kilómetros, para cambiar, a Diu. Aprovechamos para comer un picante hojaldre de patata, que será nuestro único alimento, hasta la cena.

          El siguiente bus se convierte en la experiencia más frustrante por carretera de todo el viaje y ya es decir. No solo es el precario asfalto y el vehículo insufrible, sino, que como viene de otra parte, la primera hora vamos de pie y el resto, atrapados por los que se agolpan en el pasillo. Nunca he visto tanta gente en un mismo cacharro y me extraña que no volquemos.

          Tras cuatro horas y veinte minutos, contemplando una bonita puesta de sol y con 35 minutos de luz diurna, llegamos, a Diu. Después de preguntar en más de veinte hoteles -en el 60% no nos aceptan y el resto son caros -,  pagamos la habitación más cara de nuestra vida, en India, para llevarnos la sorpresa, de que el wifi no llega a la habitación.

          Todavía, nos toca buscarnos la vida para la cena, con oferta muy cara y escasa.

          Menos mal, que la habitación la hemos pagado con tarjeta, porque el único cajero, que no cobra comisión está averiado. Desde hace quince días en Calcuta, no hemos visto una sola oficina de cambio. 

          Al menos hemos vuelto al mundo de la cerveza y el alcohol legal, aunque son más caros que en Daman.

Tempos jainitas de Palitana (XIII y último)


 

Templos jainitas de Palitana (XII)


 

Templos jainitas de Palitana (XI)


 

Templos jainitas de Palitana (X)


 

Templos jainitas de Palitana (IX)


 

miércoles, 6 de marzo de 2024

El día horrible: nuestro estreno en Palitana (parte II)

           Llegamos a Palitana, a 34 grados y con el sol machacando la cabeza, la cara, el cuello y los brazos, que ya nos escuecen desde el primer día en Daman. La calle principal de Palitana puede competir, perfectamente,con la de Siliguri, por ser la más desastrosa de India, sino fuera, porque en este último lugar, todo lo tienes a mano.

          Hotel, encontramos uno, que cuesta cinco veces más, que lo que pone en la Lonely Planet. Aún así, no nos queda más remedio, que quedarnos en él, después de rebuscar dos horas y no ver mas que una guest house decrépita donde no nos aceptan. Para nuestra rabia y pillándolos por sorpresa, contemplamos, como nos cobran 1.500 rupias, mientras los nacionales pagan 700 por lo mismo. Aquí, muy jainitas, muy defensores de los animales -primera ciudad del mundo declarada por ley, vegana-, pero para sacarte la pasta, se las pintan solos. Repito: no hay más hoteles aquí, salvo las dharansalas, donde a los extranjeros normales -a los raros, no sabemos -, no nos aceptan ojala ese dinero que te estafan les reviente en las manos.

          Siguiente intento, tan frustrante, como el anterior. Había un bus directo, según las crónicas, cada día, entre Palitana y Diu. Pues, lo han quitado ahora, no solo puedes llegar allí, haciendo cambio en Talaja, sin saber, q que horas hay enlace, por lo que te puedes quedar tirado allí , posiblemente, sin alojamiento.

          Sin perder la moral -tiene mérito -, nos vamos a la estación de tren, para tratar de gestionar billetes futuros, a Junagadh y Jamnagar. Otra en la frente, porque está rodeada de obras y no dispone de reservas anticipadas, a pesar, de que un cartel indica, que estamos en horario.

          Al margen, ni casi restaurantes, ni los socorridos y ya cansinos puestos de fritanga -esta mañana, me comí la samosa más picante de mi vida -, que nos vinieron socorriendo, desde que dejamos Calcuta. 

          Por fin y para prepararnos para las visitas de mañana, tratamos de acercarnos a los templos y su escalera. La Lonely Planet pone 2 kilómetros y 30 minutos. El mafioso del hotel, nos dice lo mismo. La realidad: un camino horrible y congestionado de casi una hora, dando mil vueltas porque vhay que cruzar un puente y en total son casi cinco kilómetros. Entramos en el recinto y vemos unos cuantos templos, bastante impresionantes, sobre todo por el desembolso en construirlos y por la limpieza y el mantenimiento (estos jainitas, no comerán moscas, pero de pasta no andan mal) . Primeras conclusiones: te registran el bolso al entrar -no los bolsillos -, hay que quitarse los zapatos en todas partes y te persiguen, como sabuesos, para que no hagas fotos ni vídeos, pero al menos no te despluman. ¡Continuará!

El día horrible: de Vapi a Palitana (parte I)

           El check out del hotel de Vapi era a las diez de la mañana y nuestro expreso, a Bhavnagar, partía casi doce horas después, por lo que hubo, que entretener el caluroso día con paseos interminables entre el irritante tráfico. Conseguimos llegar andando hasta la puerta de Daman, sita a unos cinco kilómetros, pero no la cruzamos.

          El tren llegó y salió puntual. Iba lleno, aunque no alborotado y se fue vaciando a lo largo de la noche -fundamentalmente, en Ahmedabad -, por lo que cuando llegamos -también en hora - viajábamos casi solos. Esas sensaciones se viven tan pocas veces, en India, que son casi orgásmicas. Se ha tratado de uno de los nocturnos más tranquilos de todos nuestros periplos por este país. Nadie molestó y los vendedores de té -los únicos-,  no aparecieron hasta las 6 de la mañana. De todas formas, hubo un elemento novedoso: el intenso frío y más para nosotros, que íbamos en las peores posiciones del vagón: al lado de cada puerta -plazas 8 y 80-, en las literas exteriores y elevadas, por lo que sufrimos las peores corrientes y no salvamos el tipo, ni con las mantas del avión.

          En Bhavnagar, no había tren a Palitana hasta las cinco de la tarde. Preguntamos e iniciamos el camino andando, hasta la estación de autobuses, unos 25 minutos. No es complicado, ni peligroso, aunque está plagado de basura, escombros y vacas. Otra ciudad cacharro de manual, pero está, con 750.000 habitantes y sin transporte público, a diferencia, de Nashik, que solo es un poquito más grande 

          Los rótulos de la estación y los números, solo en letrujas propias y la comunicación, complicadísima, para preguntar por el bus a Palitana y el andén, que al final era el nueve. Primero, salía a las 9:30, luego a las 10:00 y finalmente, 20 minutos después, en un vehículo indescriptible, por una carretera amedrentadora por su tránsito y baches. Previamente, los de los tuck tuck nos habían tratado de estafar con sus servicios interurbanos, sin ser conscientes, de que les damos sopa con ondas.

          Tardamos 1:40 horas en recorrer los 55 kilómetros de distancia, hasta nuestro destino. Hay tres posturas de los indios en las aglomeraciones, que nos irritan , enormemente. 1. En la calle: se ponen en posición de brazos en jarra y se los van clavando, a todo lo que se mueve. 2. En el transporte, abren las piernas hacia los lados, hasta casi desmembrarse, hasta sacar de su sitio a los compañeros de asiento. 3. En ambos: manos a la nuca con los codos abiertos. Lo que , ineludiblemente, ocurre en el autobús es, que agarran del pelo, a quien viaja detrás.

Templos jainitas de Palitana (VIII)