Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

viernes, 11 de septiembre de 2020

El mejor transporte público del mundo

 

         La primera vez, que viaje al País Vasco con mi pareja, corría el verano de 1991. Veníamos de un jolgorioso y extenuante interrail por Europa y quisimos matar en Fuenterravia el viaje, durante la última semana. Pero, salimos huyendo a las 24 horas, debido a los elevados precios de las cosas (transporte, campings, alimentación... y sobre todo, los bares y restaurantes).

          Pues bien, hoy en día y tras casi treinta años, tan solo estos dos últimos mantienen un precio inasequible para la mayor parte de la gente. Hace tres décadas y supongo, debido a la falta de competencia, por ejemplo, una barra de pan te costaba el triple, que en el resto de España. Pero, con las grandes cadenas de distribución actuales, esto, afortunadamente, ya ha cambiado. 

        Si no parece suficiente aliciente este contexto low cost para montarse un víaje por la provincia de Vizcaya, añado otro todavía más importante para los que no tenemos coche. Tras conocer cerca de 140 países, estoy en condiciones de afirmar y ahora lo amplio, que Vizcaya -y el País Vasco, en general-, cuenta con el mejor sistema de transporte público del mundo, pudiendo haber, al menos, seis alternativas para moverse al lugar deseado.

          La palabra milagro y la llave mágica se llama, "Barik". Se trata de una tarjeta -bien personalizada y con foto o bien anónima, para turistas o viajeros poco frecuentes-, que tiene una validez de 7 años y cuesta tres euros, con recarga minima de 5 y máxima de 90. El descuento en los billetes de todos los precios por kilómetro es menos de la mitad de lo que se puede pagar, por ejemplo, en Castilla y León por servicios similares.

          Para mi, la única pega de Barik, por poner alguna, es que los puntos de recarga deberían ser más numerosos y que si no eres previsor, en alguna ocasión te puedes quedar tirado, porque por ejemplo en los autobuses interurbanos, no admiten en la actualidad otra forma de pago, ni siquiera el efectivo.

          No es envidia sana -que también-, sino admiración, por ver, como se han montado allí las cosas.

          -Cercanias de RENFE. Tres líneas desde la estación de Abando, que te pueden llevar a sitios tan interesantes, como Musquiz, Orduña o Portugalete, entre muchos otros. Muy buena frecuencia.

          -FEVE: Parte de una estación cercana a la anterior y te posibilita llegar a lugares tan interesantes, como el pueblo de Balmaseda. También y para proyectos más lejanos, comunica con Santander y León, aunque ni sale barato, ni rápido.

        -Euskotren: No es la forma más rápida de desplazarse, pero si, muy efectiva, para llegar a destinos, como Mundaka, Bermeo, Zumaia, Zarautz, Orio, San Sebastián, Hendaya.

          -Autobuses interurbanos: Son verdes y llegan a todas partes con bastante frecuencia desde la estación central, no lejana del estadio de San Mamés.

          -Metro de Bilbao: Dispone de dos líneas y nosotros lo usamos para llegar a destinos, como Plentzia, cercano a Barrika.

          -Tranvia de Bilbao: Una sola línea, que no utilizamos, porque por las ciudades siempre nos movemos andando

La tarjeta dorada de la RENFE, con más misterios, que el legado de Tutankamón



           Para quien no sepa sobre el asunto y resumiendo, la tarjeta Dorada de la RENFE es un cartonujo tamaño accesible a cartera normal -no se puede definir de otra manera más precisa-, que tras el pago de seis euros, te ofrece importantes descuentos, durante un año -renovable-, en dos modalidades: mayores de 60 años, de forma individual y discapacitados, con derecho a un acompañante con la misma reducción.

          Hasta ahí, todo perfecto. Si quieres comprar billetes de AVE, AVANT, Larga Distancia y Media Distancia, normalmente y entre ciudades, no tendrás ningún problema, dado que las principales estaciones siguen contando con personal físico, que te solventará cualquier posible inconveniente.

          Pero, las cosas se tornan en bastante molestas -y lo llevamos padeciendo, casi quince años-, cuando se trata de acceder a trenes de cercanías y FEVE, donde en la mayoría de casos o no hay taquilleros o tienen un horario muy reducido.

          Voy a resumir, someramente, las circunstancias, que nos hemos encontrado, durante la última década, en  una pesadilla constante:

        -Cercanias de la Comunidad Valenciana, hace diez años: te sometes a una máquina, que entre sus funciones, no tiene habilitada la opción de comprar el billete del acompañante. Cuando obtienes el del títular, ya no puedes volver a utilizar la tarjeta (salvo, que en esa misma estación haya otra máquina y no siempre, aunque lo hemos conseguido hacer, en Aviles).

          Tienes dos opciones: o pagas el segundo billete entero o te cuelas y esperas, a ver si hay un revisor, al que explicarle el problema y que te crea y no te quiera poner en manos policiales. Si te va bien, incluso, no pagarás ese ticket, pero el engorro no merece la pena.

          -Cercanias de Asturias, País Vasco y Madrid, en la actualidad:

          En la estación de Oviedo y Aviles nos explican, que este año se ha implantado un carné con foto, que cuesta dos euros y que debe acompañar a la tarjeta Dorada para cualquier compra de billete de trenes locales. Tardan cinco días en dártelo. Como no vamos a usarlo mucho, optamos por el autobús.

          En  la terminal de Abando, de Bilbao, una simpatiquísima chica nos informa de esa misma tarjeta, pero nos la hace allí mismo. Cuesta dos euros, pero nos regalan un trayecto de ida y vuelta por persona. Lleva foto, que te hacen allí mismo. ,¡Qué gozada!

          Y tú piensas: "Por fin, me he hecho el carné para todos los cercanías de España" Pues no.

          En la estación de Atocha, de Madrid, presentamos ese documento y nos dicen, que de donde lo hemos sacado. Nos ofrecen dos alternativas: o hacernos otro carné nuevo, a dos euros o una tarjeta provisional de una semana, al precio de cincuenta centímos. Y nosotros, panfilos e ingenuos preguntamos: ¿Pero no es RENFE una empresa a nivel nacional? Pues resulta, que cada autonomía también mete mano en este asunto, para el desquiciamiento general.

          -FEVE Galicia, Asturias y País Vasco, en la actualidad. Amenazan con el mismo sistema de documentos, pero gracias a la pandemia -si, gracias-, no les ha dado tiempo a llevarlo a la práctica. De momento, en unos trenes hay revisores, que te venden el billete sin acusaciones y en otros, volvemos al problema de la maquinita, expuesto en el caso de la Comunidad Valenciana.

jueves, 10 de septiembre de 2020

Un viaje distinto: puñeteras mascarillas, alojamientos muy baratos e impecables y el mejor sistema de transporte público del mundo


          Desde luego y para bien -escribo esto, cuando ya hemos vuelto de Grecia, tras un tercer viaje seguido y excelente, sumando un total de 58 días-, estamos viviendo un verano distinto. Hemos tenido, que tirar del baúl de los recuerdos y rescatar proyectos muy planificados en el pasado, pero que por una u otra razón, no salieron. 

        Es el caso del viaje, que nos ocupa, por la provincia de Vizcaya que se ha completado con un escarceo a la de Guipúzcoa y la propia San Sebastián-, que teníamos in mente, desde hace unos cuatro años y que habíamos arrinconado por caro, sobre todo, en materia de alojamientos.

          Finalmente, las expectativas, no solo se han cumplido, sino que se han superado. De lo proyectado, lo único, que no pudimos visitar fue Kortezubi y el bosque de Oma, pues nos enteramos, justo el día antes -¡bendita planificación-! de que está muriéndose y está prohibida la entrada -furtivos aparte-, hasta que lo trasladen, lo que parece va para muy largo. 

       A cambio y dado, que dilatamos el viaje hasta los quince días, de los siete previstos, descubrimos lugares notables, no previstos, como Zumaia, Elorrio, diversas rutas verdes ferroviarias, los increíbles flychs o la agradable Plentzia y la comarca de Barrika.

          Fundamentalmente, tres cosas han hecho este viaje diferente:

        Protagonista fundamental de este periplo, ha sido el uso obligatorio, mezquino y tiránico de la mascarilla. Se hace raro, esforzado y muy desagradable, pasarte desde las nueve de la mañana en la calle hasta las once de la noche con semejante artilugio -a veces y como nos ocurrió en dos jueves, a cuarenta grados-, teniendo que dar explicaciones -no a la policía, que nunca nos dijo nada-, a los nuevos- más bien nuevas, porque la mayoría son mujeres- histéricos, que se creen con derecho a insultarte o recriminarle, porque la lleves por debajo de la nariz. A los vigilantes de la playa, les han sucedido las déspotas medievales del coronavirus, aunque con menos tetas, que Pamela Anderson.

        En este sentido y tras varios días de guerra y desafíos, pues vas aprendiendo y poniendo en práctica tus truquitos: finges comer; beber; enredas con ella, como si te la acabarás de quitar; pones cara de axfisiado o agotado; te limpias la boca, la frente o te hurgas en la nariz...Y así, yo fui capaz de hacer muchísimos kilómetros sin ella puesta. Además, fue fácil evitarla y guardarla en el bolsillo, durante nuestros numerosos recorridos por la naturaleza (tanto mar, como campo o montaña).

         Por otra parte y en un plano más positivo, la propia enfermedad vírica ha traído consigo una notable bajada del precio de los alojamientos, en pleno mes de julio y agosto, algo impensable hace un año. La mayoría de las impecables habitaciones, que hemos disfrutado, en Bilbao, han estado en la horquilla entre los 25 y los 32 euros, incluido un bonito hotel cápsula, al estilo japonés, bastante amplias y divertidas.

          La única pega al respecto es, que los precios de los alojamientos, en Bilbao, oscilan más, que la bolsa, por lo que muchos días tuvimos, que cambiar de hotel, en busca del chollo, lo que supone cargar con el equipaje más de lo debido, a pesar de portar mochilas muy ligeras. Se ha puesto de moda en toda Europa una gran costumbre: retrasar los check-ins, a las dos, tres o cuatro de la tarde.

        El tercer elemento, que ha hecho diferente este fantástico viaje ha sido el poderoso sistema de transporte público, de Vizcaya -y del País Vasco, en general-, que no es sólo la envidia del resto de España, sino de Europa o el mundo. Es casi imposible pensar en un lugar, que no esté conectado, bien por cercanías, Euskotren, Renfe, el metro, autobuses, tranvía... La verdad es, que se trata del paraíso para los que no tenemos, ni queremos tener coche.

domingo, 6 de septiembre de 2020

sábado, 5 de septiembre de 2020

martes, 1 de septiembre de 2020

lunes, 31 de agosto de 2020

domingo, 30 de agosto de 2020