Todas las fotos de este post, corresponden, a Kiev
Si algún pensamiento negativo nos
invadió, al llegar hace ya mil años, a Kiev, era la posibilidad de perder la
Final. Deberíamos pasear toda la noche por la ciudad, lamiéndonos las heridas y
el cansancio. Y es, que ya partíamos de antemano, de que no íbamos a encontrar
alojamiento, para nuestro presupuesto,. Así, nos lo había asegurado la chica de
la oficina de turismo, por la mañana: “con esto del fútbol, lo único que vais a
encontrar, por debajo de cien euros, es un camarote en un barco, anclado en el
río, a unos 70 €”.
Así, que decidimos, ni siquiera
buscarlo. Aunque, tampoco nos tropezamos con muchas posibilidades, en forma de
hoteles o hostels, como si ocurre, en Lviv. Y menos, con habitaciones en casas
particulares, cuyo fenómeno es específico, de Odessa.
Nuestro
entretenimiento nocturno, lo preveíamos, en participar en las supuestas
celebraciones. ¿Entre todos, quemaríamos Kiev?. Pues, la realidad es, que no.
Será, porque –como dice, Del Bosque- hemos pasado de pobres a ricos. Será,
porque todos acabamos muy cansados –mucho más, que cuando se vive desde casa-.
Será, porque los más animosos, se habrán ido en los primeros charters, de
retorno a España…
No lo sé. Pero celebración, ninguna.
O sí. La de los ucranianos, que sin haber ganado nada, entretienen la noche, a
ritmo moderado –y eslavo- de fiesta. Nosotros, ya haciendo alguna S y tras
llevar más de diez litros de cerveza, a lo largo del día, emprendemos el camino
de la estación de trenes, donde llegamos sobre las cuatro de la mañana. No
somos los únicos, con el mismo plan. A las seis, un policía nos levanta del
suelo, con muy malas formas. ¡La fiesta ha terminado!.
Debemos
seguir viaje. Tal vez, nos espere, Brasil 2014 o cualquier otro plan futbolero.
Pero eso, ahora, queda lejos, Nuestro destino, a estas horas de resaca
cervecera –mucho más inocua y barata, porque tendrá menos química, que la de
España-, sigue siendo desconocido.
No sería
justo, dedicar tres post a una Euro y solo unas pocas referencias, a la ciudad,
que albergó el evento. Junto a Lviv, Kiev es la ciudad, que más nos gusta de
Ucrania, pero nunca, la podremos desligar de este acontecimiento deportivo.
Lo más destacable son sus
maravillosas iglesias, pero lo que más nos ha llegado al corazón, es el
ambiente de mercados y mercadillos, donde se vende de todo: cuadros, libros
antiguos y modernos, objetos de la época del comunismo y de la antigua URSS… No
sé, si el ambiente es tan vibrante todos los días, dado que nuestra visita a la
ciudad, coincidió con un domingo.
También hay una buena muestra de
edificios civiles, esparcidos por las calles del centro y sus enormes plazas,
que invitan al paseo y al relax.. Lástima, haber estado solo un día aquí,
porque esta ciudad, se merece, al menos, un par de ellos. ¡Tiempo habrá en el
futuro, de reencontrarse con ella! Y de vivirla de otra forma, mucho más serena.
Spasiva, Kiev; Spasiva, tabarish (Gracias, Kiev; gracias, compañeros).