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martes, 17 de julio de 2012

Ganando una Euro (el antes, parte I de III)


                                         Escenario principal de la "Fan zone", en Kiev
           Arribamos a Kiev, el día en el que a todo el mundo –especialmente, a españoles e italianos-, le hubiera gustado llegar. La primera sorpresa, es que la estación de autobuses, no es otra cosa, que el parking de un gran supermercado. La segunda, que la terminal de trenes –donde jovencitas voluntarias vestidas de verde, ofrecen información y planos de la ciudad-, se halla muy cerca y ambas, no demasiado distantes del centro. Es la primera vez, que esto nos ocurre, en las dispersas ciudades de Ucrania.
                    Fan zone, en Kiev
            Tras algo más de media hora de camino, llegamos a la “fan zone”. A diferencia de Lviv , no nos ponen demasiadas trabas para entrar con todos los bultos y algo de comida y bebida. Debe ser, que como son sólo las nueve de la mañana, no alteramos demasiado el negocio, al no haber abierto todavía, las casetas de Carlsberg, Coca Cola y demás marcas promotoras del evento.

            Lo de siempre: vallas cercando parte de la calle principal y de la plaza, donde aparecen los patrocinadores y el interior, con la carpa VIP, numerosas pantallas gigantes y un escenario por donde pasa todo lo que sea vendible, a través de los bailes de unas perfectas y desenvueltas señoritas, vestidas de rojo. Ahora, concreto, toca el “Ukraine Trophy”.

            No somos expertos en espectáculos deportivos, pero nos sentimos algo decepcionados, por múltiples razones. No sé por cual empezar. Cuando oyes en la tele, que hay diez mil de un bando y quince mil del otro, te imaginas algo grande. Aquí y a pesar de que faltan casi sólo doce horas para el gran momento, sí dividimos las cifras por diez, aun seguiríamos exagerando.
                                            Fan zone, en Kiev
Tratamos de convencernos, de que no todo es pura propaganda o patrañas, pensando, que Kiev no es un destino accesible para todo el mundo, debido a la ausencia de vuelos de bajo coste. Lo cierto y verdad es, que aunque acaparen muchas menos cámaras, son muchos más los grupos organizados, que visitan las magníficas iglesias y los coquetos mercadillos de Kiev –mayoritariamente, hablan en inglés-, que los que defienden o postulan las banderas de los finalistas. Nosotros, afortunadamente, pertenecemos a los dos bandos: al cultural y a la hinchada deportiva.

 Luego, nos extraña la falta de espontaneidad, en el desarrollo de los acontecimientos. Los aficionados se dividen en grupos muy concretos. Por un lado, los que deben tener sus propios códigos, y que siguen estos torneos, regularmente y no aceptan a extraños, por muy compatriotas que uno sea  Nada que ver, con la emoción de vivir la otra Euro en Bangkok, con españoles, que por allí pululaban, por otras razones.
                        Acceso al estadio, donde se jugó la final de la Euro 2.012, en Kiev
 Además, están los frikis: normalmente, son gentes de edad, con una buena pensión o apoyados por patrocinadores. Suelen ser, los que siempre enfocan durante la celebración de los goles, tanto de los propios, como de los del contrario. Los hay, desde muy rancios, pero esmerados toreros, a los que portan la maleta, de “Pepe, vente p’Alemania”. Ambos, son la atracción de los japoneses, que no dejan descansar sus cámaras fotográficas digitales, de última generación.
Hinchas españoles, junto al estadio 
Los menos implicados y más observadores, somos –escasos- gente anónima, que hemos llegado hasta aquí, por diferentes y/o similares causas (unos con entrada y otros sin ella). Se trata de parejas de novios, matrimonios o de amigos, que hemos viajado de forma independiente. Debe ser, por ello, que nadie contaba con nosotros.

Pero, ¿dónde están los italianos?. Ni rastro. ¿No deberían estar crecidos, después de doblegar a Alemania, en la semifinal?. Dos gritos callejeros –al ritmo de Guantanamera-, ya cerca de la hora del partido, constatan este hecho: “sois cuatro gatos, Italia, sois cuatro gatos” y “he visto un italiano” (que huye, mientras se lo espetan a la cara). Desapasionadamente, nos inclinamos a pensar, que ellos tuvieron un día menos, para llegar a Kiev y que además, la semi la jugaron en Polonia. 
Hincha ucraniana, de bonito pelo, contemplando el ambiente previo al partido, en presencia de polacos y españoles

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