Fan zone, de Kiev
Paseos y más paseos, mientras las horas avanzan y con los
nervios a flor de piel. Nos extraña, que en toda la ciudad, no hay un solo
puesto de venta, de parafernalia deportiva de los finalistas o de los
anfitriones. Parece, que todos hemos venido con la equipación, desde casa.
Fan zone, de Kiev
En la calle principal, un supermercado –llamado
Billa y casualmente, de capital italiano- hace las veces de centro de
abastecimiento de hinchas y lugareños, donde aplacamos la sed. Las cámaras se
vacían y se vuelven a llenar –con botellas de litro, de dos y de dos litros y
medio de cerveza- y de nuevo, se vacían, cumpliendo de esta manera, varios
ciclos continuos. No hay problema alguno –ni hoy ni otro día cualquiera,- por
beber en la calle.
En el centro de Kiev, la oferta
de restaurantes y bares o terrazas, resulta mucho menor de lo esperado. Y
tampoco, detectamos más tiendas de alimentación o bebidas. Tan solo, algunas
barras de precios moderados, en la avenida, que comunica la “fan xone”, con el
estadio
Para la alegría de nuestros pies, este se
halla bastante céntrico, continuando el bulevar Khreschatyk, a unos veinte
minutos de la zona de los hinchas. Es coqueto y está construido en profundidad,
por lo que la edificación no resulta agresiva y se integra, perfectamente, en
el agradable entorno. Está rodeado de policía –han formado un cordón- y no
permiten el acceso a su perímetro, sin mostrar la preciada entrada. La única
forma de conseguir una, a estas horas, es la reventa, que sin esconderse, las
ofrece a elevadísimos precios
Los hinchas españoles, somos los
más numerosos. Los que saben de que va esto, hacen de punta de lanza y dirigen
los cánticos: “somos campeones del mundo –sin mencionar, como si diera mala
suerte, que todavía lo somos de Europa, aunque fuere tan solo, por un par de
horas más-“, “a por ellos, oé”, “hemos venido a emborracharnos, el resultado
nos da igual” o “jugar al catenaccio es muy fácil, uuu, hacerlo al tiqui-taca nos
parece mejor” (a ritmo de “buscando en el baúl de los recuerdos”, de Karina) También, hay alusiones a la realidad patria,
con “somos los rescatados”.
Sorprendentemente, la segunda
hinchada más numerosa y divertida, es la polaca que anima, fervorosamente, a
sus ausentes e intercambia cánticos con la española. La tercera es la de
Ucrania y luego, un escaso peregrinar, de camisetas de otros participantes del
torneo, ya eliminados. Ni con los servicios de un detective, se llega a saber,
donde están los italianos. ¿Se temerán lo peor?
Han pasado
tantas horas, desde que llegamos, a Kiev, que ya hemos atravesado por todos los
estados psicológicos posibles: desde la euforia, al desánimo más absoluto y
todas sus fases intermedias. Es tal el desgaste, que lo único que queremos ya,
es que esto empiece y acabe y así buscar, la tranquilidad espiritual. ¡Estamos
casi vacíos!.
Nos
aprovisionamos de cerveza suficiente –muchos litros, para que negarlo- y nos
colocamos en la plaza principal –fuera de las vallas de la “fan zone”-, junto a
otra mucha gente, ante una pantalla gigante de alta definición. La más grande,
que hayamos visto jamás.
La mayoría de los ucranianos y
ucranianas presentes, van con Italia –desconocemos el motivo, aunque supongo,
que nuestros triunfos ya cansan un poco, al resto del mundo-, pero no tendrán
mucho chance de demostrarlo, porque en el minuto trece, Silva ya marca el
primero y antes del descanso cae el segundo, que hace que los transalpinos,
casi entreguen la cuchara.
El estadio de Kiev, tras la finalización del partido