Todas las fotos de este post, pertenecen a Mombasa
El presunto ratero y nosotros, no dejamos de observarnos. Detectamos otra senal de alarma: llena una botella de medio litro, de un liquido transparente, que mezcla con unos polvos desconocidos. Da vueltas con un palo al brevaje y teniendo su propia ventana libre, se avalanza hasta la nuestra. Huimos despavoridos, pensando que se pueda tratar de una sustancia adormecedora o de las que te hacen perder la voluntad -tipo burundanga-.
Retornando a
los incidentes del tren, resaltar que el trajeado, antes de bajarse, nos pidio
el correo electronico. Seguimos esperando su mensaje, en el que nos anuncie,
que todo era un montaje para un programa de camara oculta.
El presunto ratero y nosotros, no dejamos de observarnos. Detectamos otra senal de alarma: llena una botella de medio litro, de un liquido transparente, que mezcla con unos polvos desconocidos. Da vueltas con un palo al brevaje y teniendo su propia ventana libre, se avalanza hasta la nuestra. Huimos despavoridos, pensando que se pueda tratar de una sustancia adormecedora o de las que te hacen perder la voluntad -tipo burundanga-.
El de seguridad observa la
escena, sin inmutarse, mientras en un descuido, conseguimos rescatar del
portaequipajes, la mochila grande y echamos a correr al siguiente vagon,
abriendonos hueco en los asientos, que ocupan un padre, una madre y sus nueve
hijos, que se muestran sorprendidos. Tras nosotros, viene el de seguridad y se
acomoda a nuestro lado. Alli permanece imperterrito, hasta la parada donde baja
el joven y desciende del convoy con el. Los revisores nos informan, de que el
peligro ha terminado.
Imposible,
contener el panico y los fantasmas, que emergen por todas partes. Cada uno de
los restantes pasajeros o vendedores, nos parecen sospechosos de algo y
compinchados con alguien.
Si nos
roban, no es por el dinero. Llevamos solo 50 dolares y 8.000 shillings (unos 70
euros), escondidos en una imperceptible carterilla y una bolsa, en la planta
del pie. Tampoco, nos preocupa la mochila grande. Estando al final del viaje,
casi nos harian un favor. Pero, perder las 1.300 fotos de la camara y los casi
10 cuadernos escritos sobre el viaje, nos hundiria en la miseria.
Mientras
actuamos de Sercklock Holmes y en una parada, unos pasajeros tiran por la
ventanilla a la via, las distintas partes de una cama, que han traido
desmontada en el tren. En Africa y aun despues de 92 dias, no dejas de
sorprenderte.
Mombasa es
una ciudad con mucho encanto: trepidantes mercados, templos hindues, mezquitas,
un fuerte y un bonito casco historico, ademas de sus famosos colmillos de
chapa. Muchas mujeres, se trasladan aqui con el burka, aunque no es con
rejilla, sino un hijab y un babero en la cara. Es una sensacion extrana, el ver
negro sobre negro.
Por la
tarde, en la unica agencia de viajes que encontramos, contemplamos como venden
como colorido y folclkorico, un viaje a la madre patria, con una foto de la
plaza Espana de Sevilla y blanquitas ibericas, ataviadas con faldamentos y
faralaes andaluces. Tras unos instantes, nos invade el horror: a nosotros,
tambien se nos insinua mas exotico, que lo que vemos y vivimos aqui todos los
dias.