Michinji
Nos han machacado las pulgas o
los acaros y tenemos el cuerpo lleno de granos, que pican como guindillas. Tras
dos meses y medio por Africa, algo asi tenia que terminar ocurriendo. Peor lo
ha pasado un norteamericano -que viaja, junto a su novia chilena-, que
encontramos ayer, en Nkhata Bay. Cogio tifus en Angola, donde estuvieron unos
meses, como cooperantes. Dicho pais, segun aseguran, esta en unas condiciones
higienicas y sanitarias, muy deficientes y las ciudades se hallan medio
destruidas, tras la guerra. Una pena, porque es una nacion, que posee muchos
recursos naturales.
Por lo demas, nuestra estancia en Malaui,
esta siendo placentera y tranquila, en uno de los paises mas baratos del mundo,
salvo en la comida, donde al margen del desabastecimiento de casi todo lo que
no sea maiz, coca cola, cerveza, snacks y dulces, los precios son mucho mas
caros, que en Espana (hasta a 50 euros, hemos visto el queso de bola).
Ingresamos al pais, por Mchingi, una
localidad, con mucho encanto y ambiente, donde nos empapamos de su vida
cotidiana y de la simpatia y hospitalidad de la gente (especialmente, los
ninos).
Lilongue -la capital-, es la ciudad
anticiudad. Esta llena de rotondas, zanjas, fosos y calles sin asfaltar, por
las que hay que hacer, autenticos trekkings. El trafico es caotico. Sin
embargo, cuenta con dos extraordinarias mezquitas y varios acogedores mercados.
Desde alli, nos dirigimos al lago Malaui.
Primero, a Nkhota kota, que nos ha enamorado, por su extaordinario mercado
-sobre todo por la noche, cuando venden a la luz de las velas y estan en su
maximo apogeo, los bares tradicionales y los del chibuku- y el salvaje acceso
al lago, donde se pueden contemplar con calma, todas las labores diarias de la
pesca.
Unos ninos lavan la ropa en el
agua, mientras otros, tiran de las redes a traves de una cuerda, que los mas
pequenos van recogiendo. Las ninas esperan con el barreno, para recoger los
chambos -el pez mas famoso del lugar- u otras especies. No muy lejos de alli,
se realizan las labores de secado del pescado. En Nkhota kota, nos sentimos
como los Beckan, siendo saludados a cada paso y a cada instante, por la alegre
poblacion local.
Un par de dias despues, nos fuimos a
Nkhata Bay. El pueblo no vale mucho, aunque las vistas del lago son bonitas y
la cercana playa de Chicale, parece sacada de una estampa caribena. A pesar de
ser de agua dulce, hay oleaje, que a veces, puede llegar a generar olas, de
hasta cinco metros. Mas de 500 especies de peces, moran en este habitat, en el
que es bastante frecuente, hacer snorkel, por parte de la mayoria de los
blanquitos, que llegamos.
Nuestro siguiente destino, fue Mzuzu, un
lugar tan insulso, como agradable por su moderada temperatura. Tras visitar
Karonga -a 30 kilometos de la frontera-, abandonaremos este maravilloso pais,
rumbo a Tanzania. A ver si alli, volvemos a beber agua, porque en Malaui no
sale a cuenta, comparado con el precio de la coca cola, la cerveza y hasta del
mismo guisqui.
Nkhota Kota
No hay comentarios:
Publicar un comentario