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viernes, 19 de agosto de 2022

De camping (III)

           Noche 1.- Lo peor de un camping con tienda pequeña - también ocurre en los hostels- es entretener el tiempo, entre que has acabado el día y te vas a la cama. En este caso la temperatura nos ayudó, no bajando de 13 grados. Pero, sí hubo tres acontecimientos que nos incomodarlo en mayor o menor medida.

        1. Fiesta en la terraza hasta las dos de la mañana, con canciones gitanas muy bien afinadas. Creemos, que la alquilan para eventos.

         2. A las 7 a.m., los mismos que se quejaban de lo anterior -vecinos nuestros de tienda - empiezan a montar un escándalo de órdago, mientras desayunaban.

          3. Los dos perros, que nos provocarían insomnio intermitente, durante las tres noches, con sus insoportables e intermitentes ladridos (desconocemos, si eran de la propiedad del recinto o de algún campista).

          Noche 2.- Fiesta de globitos en la terraza, algo más tranquila y a la 1, fin. Los vecinos excursionistas madrugan menos y meten menos jaleo. Los perros siguen en sus trece.

          Noche 3.- Baja temperatura, casi heladora. Nadie en la terraza. Nuestros vecinos guerreros se han ido. A cambio, nos toca una chica multiorgásmica. ¡Tres criterios en unos cinco minutos, mientras cargamos el móvil en el baño!. Digo yo, que el primero fue penetración clara. El segundo, dedillo y, por la pinta, el tercero un cunilingus en toda regla. La chica debe estar contenta, porque además, al día siguiente y con cariño, le preparaba su pareja el desayuno. Los perros seguían a lo suyo. Y lo mismo la insistente madre -como cambian las mujeres ven esa etapa -, que nos aturdió cada jornada, con que su hijo Hugo se comiera las magdalenas.

          Como más adelante veremos, pudo haber una cuarta noche. Pero, afortunadamente, eso no ocurrió.

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