Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

lunes, 22 de julio de 2024

De 52 grados a 15 en un segundo

           Y de madrugada, volamos desde Corfú, hasta Atenas y estuvimos seis noches seguidas sin alojamiento: la de la isla, dos en la capital griega y tres en el aeropuerto de Abu Dhabi. En esta ciudad, dos, obligadas, dado que una llegamos tarde y en la otra salíamos muy temprano. Y la del medio,nos fue imposible encontrar una habitación digna, fácil de localizar y barata, por menos de cuarenta euros, cuando en Dubai o Sarjha las hay a cientos.

          La entrada en Emiratos, por cierto, resultó bastante abrupta. En el control de pasaportes y como en enero pasado, mucha lentitud y demasiadas pegas. Y una vez traspasado, no pudimos pagar con tarjeta los bonos del autobús al centro, porque los dos datáfonos estaban averiados. Manda narices, que en una islita de Panamá, pudieras pagar con dinero de plástico unas cervezas hace tres lustros y anden con estas en un aeropuerto internacional.

          El resultado tuvo tintes de usura y de los diez euros canjeados, entre el mal cambio y la comisión, perdimos 2,50€ (un 25%).

          Ya habíamos estado en Emiratos en julio, en 2011, así que los 45 grados y el 90 por ciento de humedad, ya los conocíamos. Es horrible, porque según sales a la calle,el calor te embadurna y la ropa se va calentando hasta parecer arder. Y todo, mientras el sol te hunde contra el tórrido asfalto. Menos mal, que en la ciudad hay muchos centros comerciales y edificios climatizados, que en un segundo te llevan de una sensación térmica de 52 grados, a 15 y viceversa. ¡Me río yo de las montañas rusas!

          Bañamos nuestras penas en cerveza de 16 grados y ron cubano -a 2,5 euros la botella de 75 centilitros-, que compramos en la socorrida tienda de alcohol, que encontramos en enero pasado y que está a solo un cuarto de hora andando de la estación central de autobuses.

          Comimos también, bastante decentemente, gracias a que en los supermercados Lu lu venden comida preparada muy barata. La mayoría es de origen indio y está mejor que en la nación de origen.

          Y nada de visitas turisticas , porque ya habíamos hecho las pertinentes -mezquita principal incluida-, el invierno pasado, con algo menos de calor y calima.

Costa escarpada de Mascate


 

Old Mascate, a 52 grados


 

Fortalezas en Old Mascate


 

domingo, 21 de julio de 2024

La turismofobia no es la solución

           Madrid, Bolonia, Venecia, Corfú, Atenas... Los primeros diez días del viaje han sido un sinvivir, a través de la Europa invadida por el depredador turismo masivo en forma de hordas invasoras. Realmente y para todos, la situación va camino de convertirse en insostenible y sin una solución o salida clara.

          Y es, que casi todos los actores de este escenario tienen razón. Los vecinos y residentes, tienen derecho a protestar y a ver sus vidas reparadas, ante una invasión turística molesta -hay mucho viajero maleducado - y caótica.

          A los propietarios o gestores de los alojamientos tampoco les falta razón, al fin y al cabo, nadie les puede negar el querer obtener una rentabilidad de esos inmuebles.

          Y finalmente, están los turistas, que son los que pagan la fiesta y a los que asiste todo el derecho a disfrutar de su tiempo y su dinero, donde les de la gana. 

          Los claros culpables de esta situación son los ayuntamientos y sus responsables, que no se conforman con no ser capaces de resolver el problema,sino que se convierten en entes recaudadores mediante injustificadas tasas, que nunca queda claro, a que van destinadas. Cuanto más días está un turista en un lugar, más se gasta, por lo que no tiene sentido penalizarlo más con una cuota diaria. Desde mi punto de vista, un impuesto de este tipo solo tiene sentido en el turismo de cruceros, que contamina mucho y deja poco dinero en el destino, porque tiene los gastos pagados en el barco. Veinte euros por persona y visita, no me parecería nada desproporcionado.

          La turismofobia no tiene sentido, porque todos hemos sido turistas alguna vez. Es, como si un conductor odiara a los caminantes, cuando tarde o temprano, se tendrá que bajar del vehículo y andar.

Nuestro hotel 🏨 en Mascate


 

Zoco de Mascate


 

Bahía de Mascate


 

Corniche de Mascate


 

Old Mascate