Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

miércoles, 5 de junio de 2024

Los puñeteros días festivos de Polonia

           Y menos de un mes después de haber arribado a Billund por primera vez en nuestras vidas, volvimos a esta peculiar y pequeña ciudad danesa. No fue, porque nos hayamos enamorado del lugar o por una promesa. La razón resultó mucho más mundana: se trata de la forma más barata de llegar a Gdanks -centro de vuelos, a Noruega-, desde Madrid.

          Realmente, Billund, puede llegar a ser el paraíso terrenal para las familias con niños de corta edad. Pero, eso sí, hay que llevar la cartera bien llena de billetes. Y cuando esto digo, me refiero, a repleta.

          Todo cuesta un pastizal: la entrada del Legoland, los dos hoteles relacionados con el parque, las tirolinas, la pista de hielo, el parque acuático, el museo de los osos de peluche y el WoW Park (parque de los árboles).

          Además de respirar o de dar un paseo por el parque de las esculturas, solo hay una cosa, que resulta gratis, en Billund: las terrazas de la casa de LEGO, que representan diferentes escenarios temáticos de juegos, que a los críos -y a los no tanto -, les encantan 

          Bueno. Tampoco cuesta dinero, recorrer los distintos carriles bici/peatonales de los alrededores y por eso, nosotros los controlamos casi todos, después de dos visitas.

          Desde Billund, llegamos, a Gdanks y nos pusimos de morros. Teníamos la sospecha, de que el jueves iba a ser festivo, provocando un macro puente, al haber tratado de reservar hotel para ese día. Y, efectivamente, al consultar en internet, descubrimos, que en Polonia es sagrada la celebración del Corpus Cristi. ¡Menuda puñeta! Resulta que en Gdansk, vamos a estar seis días en dos periodos distintos y tres de ellos, coinciden con festivos (los otros dos, el 1 y el 3 de mayo pasados, fechas del día del trabajo y de la constitución).

          Y os preguntaréis, seguro: ¿por qué os molesta tanto, que haya días de descanso general? Tres son las razones poderosas, solo aplicables en el primer mundo: los precios de los alojamientos se disparan, el transporte interurbano reduce drásticamente su frecuencia -o desaparece - y debes comprar los alimentos y bebidas por duplicado en los supermercados, aumentando el peso del equipaje. Naturalmente, esto no te afecta, si comes en restaurantes y bebes en bares, pero desde hace mucho tiempo, ese no es nuestro caso.

La belleza de Tromso, a medianoche


 

Tromso, a medianoche


 

Catedral de Tromso, a medianoche


 

¡Es medianoche, en Tromso!


 

Bahía de Tromso, con sol 🫡 de medianoche


 

Sol 😎 de medianoche, en Tromso


 

lunes, 3 de junio de 2024

De Roma a Gijón. Y fin del noveno viaje largo

           Fiumicino y en la rebusca de año nuevo, nos entregó, como recompensa, unas hamburguesas de pescado del MacDonalds, unos bizcochos y unos palitos de pan, como única y agradecida cena. La verdad es, que dormimos genial, sin la música de Atenas y tirados en el suelo, alegremente. Lastima, que el vuelo a Asturias era muy tempranero y nos quitó las legañas de los ojos, abruptamente.

          Los controles fueron condescendientes y la puntualidad del vuelo, también. Es una sinvergonzonería, que ALSA cobre, nueve euros, por 45 kilómetros, entre el aeropuerto y Gijón. Pero nosotros, lo esquivamos y pagamos solo hasta Avilés, on line, la mitad de tarifa. ¡Quién roba a un ladrón...! ¡Y subidón!.

          Día agradable -medianamente lluvioso, en Gijón -, con mar baja y muchos surfistas y con la compra de las primeras cervezas baratas en meses.

          Todavía nos quedaban algunos cabreos y el principal fue, en la estación de trenes. Tras solicitar el abono gratuito de media distancia, no nos permitieron pagarlo con tarjeta, solo efectivo, por no sabemos, que causa. Y, mientras tanto a pobres jubilados indefensos y persistentes con su amabilidad, no les permiten pagar en efectivo -solo tarjeta -, alegando que la máquina de los trenes de cercanías no lo permite. Gente indefensa y ellos, sin ninguna empatía, pasando de todo.

          Con este artículo finalizan los 67 que han compuesto nuestro noveno viaje largo.

Desangelados Nochevieja y Año Nuevo

           Tocó entretener mucho tiempo y darnos a la cerveza y al vino en las largas horas de estancia en el aeropuerto griego, pero el vuelo para Bolonia, desde Atenas y en la tarde de Nochevieja, partió, tan puntual, como aterrizó. El aeropuerto italiano, que abre las 24 horas -de sillas rojas, como la propia ciudad -, resultó mucho más acogedor. Puedes dormir en el suelo, cosa, que hicimos, tras nuestra temprana cena de Nochevieja, consistente en patatas fritas de chili y lima -de un Carrefour abierto a deshora -, galletas, arad y vino, que acabó esparcido por el suelo por una mala maniobra. Frío moderado y Nochevieja sin petardos, aunque con algún pasajero, ligeramente, emocionado.

          Y llegó el Año Nuevo, sin víveres, aunque con alcohol, todavía. Todo cerrado. Nuestro objetivo - y no barato - es llegar con Flix Bus, desde Bolonia, a Roma Fiumicino. Viaje sin sobresaltos, pero lleno de incertidumbre. Primero, porque lo que nos vendieron, no era lo real: ni wifi, ni carga en el asiento, ni Flix Bus. Se trató de una subcontrata cutre de bus de estrechos asientos, donde no puedes ir a mear, más que en una parada, cercana a Bolonia, en un emporio de comidas y bebidas, reino de la usura. Además, al cándido conductor, le costó Dios y ayuda leer nuestros billetes.

          Viaje pesado, no más, que los jóvenes y maleducados pasajeros de atrás. Y, llegada con mucha incertidumbre, con numerosas paradas en las afueras de Roma, con averías incluidas y con un lento transcurrir, a Fiumicino, sin explicación alguna.

          Al llegar, nos sentimos aliviados, aunque hambrientos, porque no habíamos comido nada en todo el día. Menos mal, que hay mucha gente, que se desprende con alegría de sus víveres y bebidas, entre ellas una botella entera de 200 centilitros de ginebra Bombay Shapire.