Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

lunes, 11 de marzo de 2024

Junagadh, polvorienta y abrasadora

           Por la mañana, al llegar a Junagadh, la elección de hotel, nos pareció bastante adecuada. Habitación grande, limpia y luminosa, con baño impecable y con un potente ventilador, además de buen wifi. Pero, no tuvimos en cuenta, que estábamos en el último piso y que el sol caía de plano todo el día sobre el tejado y en los amplios ventanales. Cuando llegamos por la tarde, -con 36 grados en la calle -, la sensación de asfixia era devastadora y así siguió -mientras el ventilador removía a lo loco el ardiente aire- durante toda la noche. De madrugada y llevando dos horas dormido, me comenzaron a picar los brazos, las manos y las piernas, en forma de una reacción alérgica virulenta, que me acabó de amargar la madrugada. ¿Bichos en el colchón o reacción brutal al calor y a la humedad excesivos?

          A pesar de tener más de ciento cincuenta mil habitantes, Junagadh es una ciudad cacharro, polvorienta -como ninguna de las anteriores-, con muchas calles sin asfaltar y plagada de basura y escombros.

          Las temperaturas extremas y la pobreza gastronómica logran , hacen que la estancia sea aún mas desagradable. Al menos, no pululan demasiados pelmas.

          Al margen de esta dura realidad cotidiana tres son los motivos para venir hasta aquí.

          Primero.El Mausoleo Mahabat Maqbara, deslumbra, al ver su colosal puerta, situada enfrente de la estación de trenes y tú, te dices: "por dentro será maravilloso". Y cruzas el umbral y llega el chasco, porque te topas con decenas de desordenadas chabolas con los pobres niños trajinando, sin rumbo, con el edificio abandonado de un antiguo mercado, con otras viviendas de aluvión, con cuatro tiendas cutres y vacas y gallinas, comiendo del inmenso basural , que rodea el complejo del mausoleo. Además de la tumba, tiene una mezquita y otros edificios religiosos, impecables.

          Segundo. El fuerte Uperkot, que en su interior tiene una mezquita, unas cuevas budistas y unos pozos típicos, de Gujarat. El camino hasta llegar es frenético y peligroso, pero merece la pena hacerlo andando, porque se contemplan templos musulmanes e hindúes, iglesias con arcos góticos, tumbas, estupas y edificios tan bellos como decadentes. El disparatado precio de entrada son 500 rupias -25 los indios- por lo que sin dudar, decidimos, no entrar. No parece sensato pagar por una visita, lo mismo, que nos cuesta la habitación de hotel. No solo nos ahorramos el timo, sino que al regresar, mi pareja se encontró 300 rupias tiradas en el suelo.

          Tercero. Templos hinduistas y jainitas, que están a las afueras y a los que se llega subiendo diez mil escaleras. Nosotros, ya tuvimos bastante con los tres mil de Palitana y además, habíamos leído alguna opinión que rebaja las expectativas de esta esforzada excursión.

          Mañana y en autobús, regresamos a Vapi. Matheran y otros puntos de Maharastra nos esperan, antes de poner punto final al viaje, durante la Semana Santa 

Estupas en Junagadh


 

domingo, 10 de marzo de 2024

Accidentado camino de Junagadh


           Nos levantamos con mucha pereza para abandonar Diu, después de tres noches seguidas de aire acondicionado. Nos dirigimos a la explanada, delante de la muralla, que hace las funciones de estación y llega el primer desconcierto del día. Nos habían asegurado - y lo confirmamos en dos momentos distintos -, que a las nueve, había un autobús directo, a Junagadh y ahora, nos dicen, que no. Una chica, con buen inglés, nos agranda la confusión: sí existe y es el que parte para Rajkot, pero se necesita reservar plaza. ¿Reserva? ¿Y donde? Si, aquí lo único, que hay son una especie de agencias, que consisten en una silla, una mesa y una sombrilla, que no ofertan nuestro destino.
 

        Al final , nos recomiendan , que cojamos un vehículo, a Una, ciudad ya de Gujarat, que se encuentra a 12 kilómetros y a media hora de travesía. Asi lo hacemos. Al salir de Diu, tras pasar el puente, sube un policía al bus, que va a registrar el equipaje de un pasajero en concreto : Alarma! Si nos toca a nosotros, nos requisaría todas la reservas alcohólicas , que llevamos para el resto de días en este estado seco. Afortunadamente, esto no nos ocurre.


        Tenemos suerte y nada más llegar, a Una, parte un viejo y abarrotado bus, a Junagadh. El peor, sin duda, que hayamos abordado en todos nuestros viajes, en India. Y encima, nos toca en la última fila, al despiadado sol. La carretera es infernal, está llena de baches y en vez de arreglarlos, no se les ha ocurrido otra cosa, que colocar resaltos -esas elevaciones para frenar la velocidad -, por lo que vamos de bote en bote, con el culo y la espalda machacados y casi, dando con la cabeza en el techo. Cada vez, que el conductor para - lo hace varias veces -, nos asfixiamos de calor. En total y para 148 kilómetros, tardamos cinco horas y cinco minutos.

          Hemos viajado por peores vías y en cacharros más nefastos, pero una conjunción de ambos aspectos tan brutal, no se nos había dado nunca.

          En Junagadh, a 36 grados, buscamos un hotel recomendado por la Lonely Planet, pero este ha cerrado. Menos mal, que al lado de la estación hay un par de ellos, donde nos aceptan, pagando casi la mitad, que en Diu, aunque como era de esperar, perdemos vel aire acondicionado.

          Solo nos quedaba gestionar, como salir de aquí, hacia Vapi, a poder ser, mañana por la tarde. Es domingo y la oficina de reservas de la estación de trenes está cerrada, por increíble que parezca. En la de buses nos dicen que circula un vehículo diario, pero que para el lunes, ya está completo. Contrariados, compramos boletos para el martes 

Complejo religioso de Junagadh


 

Puerta 🚪 lateral del mausoleo, de Junagadh


 

Otro del mismo mausoleo, en Junagadh


 

Mausoleo Mahabat Maqbara, en Junagadh


 

Junagadh: acceso principal al mausoleo


 

sábado, 9 de marzo de 2024

Las afueras de Diu

           A pesar de ser sábado, en este hotel si nos respetan la tarifa de ayer, por lo que no cambiamos de alojamiento, lo cual, es muy de agradecer, teniendo en cuenta el intento calor y el evitar hacer y deshacer el equipaje.

          Ayer,  Diu nos había gustado, aunque no con dudas y hoy le hemos encontrado el encanto. La calle principal sigue siendo y estando, como un desastre, pero en nuestros paseos, encontramos otra asfaltada, limpia, tranquila y con varios y espectaculares havelis -mansiones- y palacios. Cerca de la estación de autobuses hay unas cuevas. En Google señalan, que están cerradas temporalmente. Pero nosotros somos bastante más pesimistas y pensamos, que lo están de forma permanente.

          Descubrimos también, que Diu sí tiene paseo marítimo, aunque se encuentra a las afueras junto con otros interesantes atractivos turísticos, como son el Sunset Point Jalandhar, el Heritage Walkway y el Khukhari Memorial. Las playas, como la de Chackrathir, son mucho más chulas y bravas , que en Daman y tienen una arena algo más clara. No visitamos la de Nagoa, con forma de herradura y que está a unos cinco kilómetros, camino del aeropuerto. No está a mucha distancia ni el transitar parece difícil, pero estamos destrozados por el impío sol.

          Si Palitana es la ciudad de las vacas y las escobas y a todas horas están barriendo -más bien, cambiando la mierda de sitio, porque solo la desplazan y no la recogen-, Diu es el enclave de los tractores, los camiones y las mendigas (sí, todas mujeres). Pero son aquí -junto a los perros -, modelo premiun. Ellas bien vestidas, limpias y con la dentadura mejor, que nosotros y los canes, no parecen callejeros.

          Mañana, s no hay contratiempos, nos largamos a Junagadh, en otro bravo esfuerzo a lomos de los buses estatales, poco frecuentes. Ya no nos importa Jamnagar, pero después de leer a algún viajero, no nos hubiera importado llegar, a Darkwa. Pero son 208 kilómetros más y cinco horas de autobús y ya no estamos para eso.

          Hemos comprado por 20 euros el vuelo de Milán, a Madrid, para el día 25. Aún debemos cerrar el transcontinental, con Barhein.

Chakratirth beach, en Diu