Después de dos noches seguidas -por primera vez en este viaje- nos da pena dejar el confortable hotel de Bijapur, pero el periplo debe continuar. A estas alturas estamos ya menos alborotados y ni nos planteamos, si hubiera sido mejor, irnos a las islas griegas y a Puglia. Ni tampoco valoramos este viaje, como el peor de los últimos años, como llegamos a opinar. Son varios y sonados los motivos, por los que estamos menos revolucionados y afligidos. Por un lado, hemos cubierto el periodo de adaptación, que conlleva cualquier viaje a India, aunque hayas venido mil veces. Y, por otro, la mayoría de las circunstancias, que nos mantenían en tensión han desaparecido.
Transitamos a un ritmo más lento; visitamos lugares más bonitos, nos aceptan en casi todos los hoteles, pagando menos; tenemos reservas en rupias para seis o siete días y estamos comiendo mejor, introduciendo en la dieta mucho más arroz, masala dosas y las ricas samosas. del sur y todo menos picante, que al principio.
Nuestro destino de hoy ha sido la bella Badami, donde los monos campan a sus anchas y el calor y la humedad derriten el cuerpo. En el centro de esta localidad, un colorido mercado donde las reinas son las guindillas, la fruta y las animadas y genuinas callejuelas casi sin tráfico, que conducen a los desperdigados y bellísimos templos de piedra -estilo del sur-, el embalse - donde se bañan y lavan la ropa-, las impresionantes montañas de roca -algunas labradas- y sus famosas cuevas (3 hinduistas y una jainita).
No hay demasiados visitantes y los pocos, que vienen, llegan a estas últimas en autobuses y luego, se van. Para que os hagáis una idea, en veinte minutos hemos solucionado conseguir un buen hotel, una comida copiosa, una fresquisima coca cola y la orientación en el lugar. Y, a las cuatro de la tarde, ya habíamos realizado las visitas y pudimos dedicar varias horas a trastear con el potente wifi del alojamiento, para fundamentalmente, subir al blog los vídeos del viaje, descargar series y ponernos al hilo de la actualidad patria, para conocer entre otras cosas, que el Madrid ha goleado al Barcelona .
Después de ocho días sin conexión inalámbrica, ha aparecido en el momento más inesperado. A última hora y como todas las tardes, ha caído el tormentón del siglo y se nos ha inundado la habitación. Cada vez, están siendo más frecuentes los cortes de luz momentáneos, gracias a los generadores autónomos podemos sobrevivir.