Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

miércoles, 30 de noviembre de 2022

Día tranquilo en Badami

          Después de dos noches seguidas -por primera vez en este viaje- nos da pena dejar el confortable hotel de Bijapur, pero el periplo debe continuar. A estas alturas estamos ya menos alborotados y ni nos planteamos, si hubiera sido mejor, irnos a las islas griegas y a Puglia. Ni tampoco valoramos este viaje, como el peor de los últimos años, como llegamos a opinar. Son varios y sonados los motivos, por los que estamos menos revolucionados y afligidos. Por un lado, hemos cubierto el periodo de adaptación, que conlleva cualquier viaje a India, aunque hayas venido mil veces. Y, por otro, la mayoría de las circunstancias, que nos mantenían en tensión han desaparecido.

          Transitamos a un ritmo más lento; visitamos lugares más bonitos, nos aceptan en casi todos los hoteles, pagando menos; tenemos reservas en rupias para seis o siete días y estamos comiendo mejor, introduciendo en la dieta mucho más arroz, masala dosas y las ricas samosas. del sur y todo menos picante, que al principio.

          Nuestro destino de hoy ha sido la bella Badami, donde los monos campan a sus anchas y el calor y la humedad derriten el cuerpo. En el centro de esta localidad, un colorido mercado donde las reinas son las guindillas, la fruta y las animadas y genuinas callejuelas casi sin tráfico, que conducen a los desperdigados y bellísimos templos de piedra -estilo del sur-, el embalse - donde se bañan y lavan la ropa-, las impresionantes montañas de roca -algunas labradas- y sus famosas cuevas (3 hinduistas y una jainita).

          No hay demasiados visitantes y los pocos, que vienen, llegan a estas últimas en autobuses y luego, se van. Para que os hagáis una idea, en veinte minutos hemos solucionado conseguir un buen hotel, una comida copiosa, una fresquisima coca cola y la orientación en el lugar. Y, a las cuatro de la tarde, ya habíamos realizado las visitas y pudimos dedicar varias horas a trastear con el potente wifi del alojamiento, para fundamentalmente, subir al blog los vídeos del viaje, descargar series y ponernos al hilo de la actualidad patria, para conocer entre otras cosas, que el Madrid ha goleado al Barcelona .

          Después de ocho días sin conexión inalámbrica, ha aparecido en el momento más inesperado. A última hora y como todas las tardes, ha caído el tormentón del siglo y se nos ha inundado la habitación. Cada vez, están siendo más frecuentes los cortes de luz momentáneos, gracias a los generadores autónomos podemos sobrevivir.

martes, 29 de noviembre de 2022

Bijapur

           Al no hacer el improbo esfuerzo de ir a Bidar y volver, decidimos quedarnos un día más,en Bijapur y acertamos. La metereologia acompañó y solo llovió un ratito, aunque la mayoría de las calles seguían encharcadas y enfangadas.

          Bijapur es otra de esas joyas de India, que nadie conoce. Los propios lugareños, muy amables y curiosos, te saludan y te preguntan por tu nacionalidad. Se sorprenden de ver extranjeros. Ayer una joven, con sari colorido, dejo plantado a su novio en la moto y vino a hacerse unas selfies con nosotros. Hoy, los colegiales se alborotaban y ruborizaban a nuestro paso.

          Bijapur está llena de lugares de interés, distantes entre si, lo que supone una molestia, si como nosotros, se hace la visita caminando. Pero, cuenta con la ventaja, que de camino, se contempla la cotidianidad de sus habitantes. Ves a los notarios con sus actas o escrituras en plena calle, en mesas, que son peores, que las de los puestos de las samosas o el té. También, merodean por el lugar algunos abogados y escribientes de documentos en máquinas de hace cincuenta años, como poco.

          En las zonas más humildes, las cabras comen flores y las vacas reposan con sus cuernos retorcidos y pintados. Mientras, las mujeres -no se libran ni las embarazadas - llevan a cabo las tareas de limpieza y cocinado en el exterior, dado que los grifos de agua están fuera. Los viejos entretienen el tiempo en interminables tertulias y hasta los conductores de rickshaws son aquí, amables y atentos.

          Para mas colorido, hemos coincidido con una nutrida manifestación de partidos políticos -unos con una flor de logotipo y otros, con una mano- que se han movilizado por toda la urbe. Primero, iban los hombres, gritando sus consignas; después las mujeres y detrás, las motos y los autorickshaws. En algunos lugares se ha repartido comida rápida -bondas, samosas y platos de arroz, fundamentalmente - y lanzado fuegos artificiales.

          Aquí y de momento, hemos almorzado las mejores samosas de patata y vegetales del viaje. ¡Para chuparse los dedos!

          Bijapur cuenta con numerosos templos de casi todas las religiones, incluida la católica. Su emblema es el Golgumbaz, unas tumbas muy bonitas, camino de la estación de trenes. Pero su fuerte son las mezquitas. Hasta tres de consideración hemos visto, destacando la de Ibrahim Rouza que es la más bella, que hayamos visto jamás en nuestras ya dilatadas vidas.

          Diversas son las ruinas, muy bien conservadas, destacando las de la ciudadela. Son gratuitas. Otros lugares para no perderse son las murallas y sus puertas,un afamado cañón, una poderosa fortaleza y el animado mercado, en una parte cubierto y en otra no, que sirve a particulares y a mayoristas. Aquí, vemos desde gente machacando guindillas de forma rudimentaria, a un puesto de comida benéfica, donde nos zampamos un enorme plato de arroz con vegetales, por solo diez rupias.

          Un único paso elevado no es suficiente para evitarte el estrés en cruces de calles imposibles pero, algún peaje hay que pagar por disfrutar de estas maravillas.

lunes, 28 de noviembre de 2022

India, no con billete de vuelta

           Hace ya unos cuantos años, antes de visitar por primera vez este país, me preguntaba con curiosidad, porque la mayoría de los viajeros expertos en India, insistían, que al menos había, que dedicar un par de meses a la aventura. Hoy, en nuestro cuarto periplo por el país, de tan solo 26 días y con billete de vuelta cerrado, lo comprendo, perfectamente.

          En nuestros tres anteriores, sin fecha de fin prederteminada, cumplimos formalmente nuestros objetivos e incluso, los sobrepasamos. ¿Por qué? Pues, porque no existía el yugo del retorno prefijado. Si queríamos correr, corríamos. Si queríamos parar, por estar agobiados, parábamos. Daba igual dilapidar los días, haciendo nada o sencillamente, tomando cervezas y oliendo a chapatis quemados, en una habitación con la ventana enladrillada, mientras meditaba sobre la.conveniencia o no de ir, a Bangladés.

          Sin embargo, en nueve días, que llevamos ahora, ya hemos cambiado dos veces el recorrido y no dejamos de estresarnos con cada momento perdido o cada contrariedad producida. Pareciera, que nos hubiéramos metido en la carrera de la rata: seguir y seguir siguiendo, hasta el desfallecimiento definitivo.

          A India, no se puede viajar con el calendario de la mano. Demasiada tensión genera transitar por el país, para meterte a ti mismo presión, una jornada tras otra. Por India, se viaja sin ataduras, sin pensar, que tal día tienes, que volver al trabajo o a tu país, por cualquier otra causa. Si eres feliz, puedes estirar el hilo, lo que te durá el visado. Si te sientes mal y ves, que no puedes, te largas al día siguiente y santas pascuas.

          En un viaje con billete de vuelta, a India, lo que en realidad son oportunidades para absorberte el país, se convierten en contrariedades y en escenas de mal humor. Al entrar a esta nación.por.cualquier aeropuerto o frontera terrestre, nunca te van a pedir un boleto de salida a diferencia de otros destinos del mundo. ¡Si ellos no te ponen pegas, no las crees tú!

Cambio de planes sobre la marcha

           Este viaje nació, como una mezcla de lugares de tres estados distintos: Marahastra, Karnataka y Gujarat. Si se observa el mapa y aterrizando en Bombay, era posible hacer un circuito circular, como planteaba nuestro objetivo inicial. Había que bajar por el primer estado y el segundo -Matheran, Lonavala, Cueva de Karla, Pune, Mahabaleswar, Kolhapur, Bidar, Bijapur y Badami- y volver a subir al punto de partida. Y, luego, hacia arriba, visitando Nasik, camino de Ahmedabad, para acabar un circuito en forma de triángulo: Bkavnagar, Palitana, Diu, Junagahd y Janmagar, que añadía 3.500 kilómetros a la primera parte.

          En casa y para 26 días, nos parecía factible, pero tras dos días en India, nos dimos cuenta, de que nunca conseguíriamos hacer esto, porque antes, moriríamos de estrés o por locura. Así, que de buenas a primeras, decidimos cargarnos la segunda parte del viaje. Al llegar a Badami, tomaremos camino a Mangalore, Gokarna y el estado de Goa, donde nos esperan lugares no conocidos, como Anjuna, Palolem, Arambol, Chandorm, Candolin o Benaulim.

          Desde aquí, tres serían las posibilidades de terminar el viaje: subiendo poco a poco por la costa de Maharastra, hasta Bombay; tomando un tren directo, desde Margao o en un más rápido y cómodo avión.

          A día de hoy, 12 de octubre, nos encontramos en Pune, y estos nuevos planes siguen siendo perfectamente posibles, si la lluvia nos deja, claro, porque lleva cuatro días seguidos diluviando.

          Este post, se escribió en Pune y debería haber sido publicado antes de los del día a día del viaje.

viernes, 25 de noviembre de 2022

Mañana de pitidos y alcohol, tarde de incertidumbre y noche de folleteo frustrado

           Buena parte del magnífico día de ayer ha quedado en un espejismo, cosa, que no resulta extraña en este país. Nada más levantarnos e ir a la estación, a comprar los billetes para la tarde a Bidar descubrimos, que ha habido un malentendido y que por poco, no nos vamos  a Virar, en dirección absolutamente contraria y cerca de Bombay.

          Al menos, si existe bús público hasta el templo, donde llegas en menos de diez minutos. Es bonito -sobre todo, la parte de más abajo, que se encuentra absolutamente labrada- y la única molestia es, descalzarse en todo el recinto exterior e ir pisando los lodos generados por la copiosa tormenta de la noche pasada.

          Hasta las tres de la tarde pasamos la mañana de bajón en la habitación, bebiendo alcohol y escuchando de fondo los insistentes y persistentes claxons de todo tipo de cacharros. ¡ Cuántas mañanas habremos dilapidado así, en Delhi o Calcuta, en anteriores viajes!. La última hora nos quedamos dormidos profundamente.

          La tarde pasa entre el aburrimiento, la confusión y la inquietante incertidumbre. Cada vez, que preguntamos horarios, para Bijapur, nos dicen unos distintos. Hay un momento, incluso, en que llegamos a dudar de si hay servicio directo a esa ciudad. En las pantallas de la estación, ni rastro de nuestro destino. Me siguen picando los granos con gran intensidad. Finalmente y gracias a una amable trabajadora de la estación, siendo las 20:20 horas, nos ponemos en ruta en un no muy lleno autobús estatal. Llegamos, a Bijapur, a las tres de la madrugada y nos toca dormir en la estación en unas sillas y apoyando la cabeza en las mochilas, colocadas una encima de la otra, hasta las seis de la mañana.

          Media hora después, nos ocurre un incidente lamentable. Un amable joven nos ofrece una habitación a 200 rupias. Nos parece muy barata, pero viéndola, creemos entender los motivos. Entra el agua de la lluvia por todas partes, pero al menos, conseguimos, que nos cambien las sábanas. A la hora y cuando no nos hemos ido a dormir, aporrean la puerta y nos invitan a irnos. A nuestros 55 y después de 35 años juntos, nos ha tomado por dos desesperados folladores domingueros.

          Bijapur es una ciudad muy interesante, a pesar de estar casi anegada por la lluvia interminable de los últimos días. Tiene numerosas y apacibles ruinas de palacios y ciudadelas, que se pueden visitar de forma casi lineal y gratuita, hasta culminar con la impresionante tumba de Golgumbaz.  Además de tres impresionantes mezquitas, una barbacana, un vibrante mercado exterior e interior para mayoristas y público en general... La mala noticia es, que no iremos a Bidar, porque significaría perder dos días en ir y volver, con transbordos incluidos. Si no hay cambios de planes, Badami nos espera.

          De momento, pernoctamos en un buen y barato hotel, en el hasta ahora, mejor destino del viaje.

jueves, 24 de noviembre de 2022

Tocando techo

 Cuesta dejar el hotel y aventurarnos un día más. Llegamos a la estación y el bus para Satara sale en cinco minutos. Bello paisaje. El transbordo, para Kolhapur, solo nos lleva 20 minutos. Autovía y en menos de tres horas, en el destino.

          Nuestra primera gestión es positiva. Aunque caro, existe desde aquí un autobús directo, a Bidar y no tendremos, que retroceder, como pensábamos, varios cientos de kilómetros. En el primer hotel, que preguntamos, nos admiten -aunque con un chek-in, que dura tres veces más, que entrar en el país - y además, es de 24' horas, por lo que podemos quedarnos hasta mañana a las tres de la tarde, sin necesidad de vagabundear por las calles , durante la mañana.

          Cruzando, encontramos agencias privadas de boletos de autobús. Por si sale más barato, preguntamos y no tienen, a Bidar. No lo trabajan, pero nos ofrecen cambio de divisa a una tasa extraordinaria. Cambiamos 100 euros y con la emoción, nos olvidamos la botella de agua.

          Comemos genial, sin tener, que buscar demasiado, a base de un arroz con vegetales, patatas, cebolla, guindillas verdes -nunca fallan en el sur del país,- y varias salsas, una de ellas , de ácido yogurt.

          Preguntanos al del hotel, cuanto cuesta un autorickshaw, para mañana ir al templo principal y nos da otra alegría: existe autobús público y además, es muy frecuente.

          Antes de anochecer, volvemos a la agencia del cambio, a canjear otros 100 euros. Sigue la misma tasa favorable. Conseguimos, además, recuperar la botella de agua intacta, que habíamos olvidado por la mañana.

          ¿Quién fue el gilipollas, que se arrepintió de no haber ido a las islas griegas y Puglia? "Quiero que mañana, si amanezca", porque la suerte nos sonríe y no debemos bajarnos de la ola. ¡A seguir surfeando!


miércoles, 23 de noviembre de 2022

Tocando fondo

          Me levanto fatal, aunque he dormido bien de un tirón y con mantas, dado que nos encontramos en un bonito pueblo de montaña. Anoche, mientras me tomaba un apestoso bebedizo alcohólico de India -al menos estos industriales no te dejan ciego-, me repetía: " quiero quedarme en este hotel y que nunca amanezca". Pero se ha hecho de día y debemos recoger y seguir.

          Inesperadamente, ayer salió un buen día, después de varias jornadas aciagas. Tan bonito, que hasta nos vinieron a ofrecer hotel a la estación y disfrutamos del lujo de una acera de tres kilómetros de recorrido para llegar a un hermoso lago. Dos días buenos seguidos en India, son casi imposibles, así que hoy, habrá que volver a la lucha.

          Para empezar, sigo cargando sobre mis espaldas con los granos malignos del colchón, de Lonavala. Y, para seguir, no hay bus directo a nuestro siguiente destino, Kolhapur. Cada mañana que me levanto en este viaje, trato de calcular las horas de luz, disponibles, para arreglar las cosas del día. Hoy, creo, que serán unas cuatro y media, pero hace unas jornadas solo fueron dos. Aunque es verdad, que si toda va bien, se arregla enseguida -muy improbable- y si no va , no te bastará con un día entero de luz natural, de los de Cabo Norte, en Noruega, en junio.

          Viajamos a lugar por jornada, porque la India bella ya la tenemos triturada y nos movemos por destinos muy secundarios, al menos, por el momento, que tampoco quiero yo despreciar las visitas del futuro.

          Y, ¿cuáles son esas tareas, que te acechan cada día?

          1.- Buscar alojamiento. Desde nuestra última visita, hace cinco años, los precios se han duplicado, pero lo peor es, que en la mayoría de lugares de este recorrido, por ahora, ni siquiera nos aceptan en los hoteles por ser extranjeros.

          2.- Encontrar un sitio donde cambiar dinero. Apenas nos quedan 2.000 rupias y ya llevamos cuatro días buscando una casa de cambio, sin éxito. El único efectivo cambiado, lo obtuvimos de un particular, en Bombay, como ya os hemos contado.

          3.- Localizar la zona de hoteles, restaurantes, lugares de visita, saber si estamos en el centro cuando llegamos... Del 90% de los destinos no tenemos plano, ni nos aporta nada la puñetera guía australiana.

          4.- En el mismo sentido, conocer cuáles y de dónde parte nuestro  próximo transporte y si es directo o no.

          5.- Rezar para que no llueva medio día o la jornada entera, como lleva ocurriendo los últimos cuatro.

          6.- Encontrar algo asequible para comer, que no sean bondas - me encantan, pero no para siempre -, snacks y galletas. Pienso, que más pronto, que tarde, este viaje se nos va a ir de las manos y una vez perdido el control, las consecuencias son imprevisibles. Al menos, lo del dinero tendrá solución, tirando de tarjeta y pagando altas comisiones, a la maldita Caixa Bank.

          7.- Buscar la correspondiente tienda de bebidas alcohólicas y rezar, para que no sea día festivo nacional, estatal, local o religioso y se encuentre cerrada a cal y canto. Menos mal, que somos previsores y llevamos varias dosis de adelanto.

          Se lo repito y tripito a cada rato a mi pareja en el tren, el autobús, la calle, el hotel...: " debimos irnos a las islas griegas y a Puglia, en vez de volver a este país", como así llegamos a valorar en algún momento de las fechas previas al viaje, antes de comprar los atadores boletos aéreos.

martes, 22 de noviembre de 2022

Como el agua y el aceite

           A Pune llegamos, como diría el otro, por exigencias del guión, dado que era requisito necesario, para enlazar con Mahabaleswar y Kolhapur. Tiene escasos y discretos atractivos, que están alejados del centro. La ciudad - de más de cinco millones de habitantes, casi nada-, está hecha un auténtico cacharro. Aunque la zona de la estación resulta bastante aceptable, respetándose las aceras, gracias a gruesos e intimidantes bolardos ( aunque son pocas cosas, las que acojonen a los indios).

          Pero aquí, solo nos aceptaron en un hotel - después de preguntar en más de quince- y era caro. Milagrosamente y cuando anochecía y habíamos perdido toda esperanza, unos chicos jóvenes se apiadaron de nosotros y nos dieron habitación en un barrio pintoresco, desastroso y musulmán, donde ponerse ciego a comer cordero, oveja y pollo es un privilegio.

          Mahabaleswar es todo lo contrario, así que ambos destinos mezclan como el agua y el aceite. Se recorre de una punta a otra en poco más de diez minutos y su calle principal, que está llena de restaurantes, agencias y todo lo relacionado con el turismo, apenas aglutina un poco de tránsito de tranquilos vehículos.

          Dos especialidades atraen al viajero en este lugar: los snacks de garbanzos de hasta veinte sabores diferentes y las fresas de plantaciones cercanas, en forma de batido, zumo, snacks y helados. Por no tener, no dispone ni de bancos, ni de cajeros  automáticos.

          Pero, los principales atractivos de esta zona, de Maharastra, se encuentran en los espléndidos alrededores: un precioso lago a cinco kilómetros ,- de puede llegar por una acera, aunque parezca mentira-, una cascada, diversos miradores y las mencionadas plantaciones de fresas. Es posible y no muy caro, llevar a cabo un circuito organizado por estos sitios o hacerlo parcialmente, andando.

          La carretera de acceso a esta población es muy bonita y la temperatura, ideal, gracias a la altitud. Dormimos tapados con mantas, pero antes observamos desde nuestra habitación, ocho horas seguidas de virulenta tormenta, en la que casi no se veían los rayos, gracias a la densa y tranquilizadora niebla ¡Un lujo asiático y nunca mejor dicho!

Feliz cumpleaños, desde Abu Dhabi, amigo

 


lunes, 21 de noviembre de 2022

Cuevas de Karla y Bhaja

           Decidimos por razones logísticas, que nos saltariamos Matheran, por el momento. Nos acercamos, a Lonavala, pueblo muy ensalzado por la Lonely Planet, por su supuesta luminosidad y una especie de turrón algo caro de diversos sabores, llamado Chiki. Lo segundo es cierto, lo primero no tanto. Pero es que la Lonely Planet, en estos pocos días de viaje, que llevamos, nos está confundiendo más, que ayudando (desgraciadamente, esto no es nuevo en nuestras vidas). Tampoco explican bien, como llegar a las cercanas cuevas de Karla y Bhaja. ¡Es normal, quieren, que nos esforcemos y pongamos algo de nuestra parte!.

          Nosotros visitamos las primeras y os damos datos prácticos y reales: tomar el autobús verde, cercano a la estación de autobuses, hasta el cruce, que conduce al pueblo de Karla. Hasta la cueva -solo es una, la que se puede visitar a pesar del plural - hay cincuenta minutos caminando. Primero, por una carretera razonable y con mediana y después, por exigentes cuestas y largas y empinadas escaleras, que albergan un mercado de interminables puestos de ofrendas y dulces, entre las que se incluyen gallinas vivas, ni más, ni menos 

          La entrada para extranjeros es un auténtico robo, pues son 300 rupias, para una visita de poco más de diez minutos. Hay  bastante gente, pero no van allí por la gruta, sino por el colindante templo, donde suenan tambores místicos y los fieles depositan sus davidas. Todo muy colorido, pero lo hemos visto mil veces en este país.

          El extraordinario calor y la humedad nos dejaron planchados y casi hundidos y eso, ¡que acabamos de empezar nuestro arduo recorrido!.

          En  Lonavala, pagamos la exagerada cifra de 1000 rupias por una habitación, en cuya cama me picaron unos bichos, que me han provocado granos, que a ratos se expanden y pican y a otros, se contraen y se secan. ¡Como si fuera el propio universo! Será el severo castigo, que nos ha puesto una deidad india, por haberle estafado involuntariamente esa misma cifra a un anciano, en un cambio de divisas callejero, en pleno corazón, de Bombay.

         Por cierto, tenemos la impresión, de que hubiera sido mejor, visitar las casi colindantes, cuevas de Bhaja.

domingo, 20 de noviembre de 2022

viernes, 18 de noviembre de 2022

Esta vez, tocaba entrar por Bombay

           Dado, que además, de las cuatro veces que hemos aterrizado en India, tres eran de noche, estos momentos siempre, han sido impactantes. Si ya has estado en el país, parecería, que ya estás vacunado, contra lo que te pueda ocurrir, pero la realidad demuestra, que cuando vuelves, debes ponerte una dosis de recuerdo.

          Dieciocho agotadoras horas de escala en Abu Dhabi, fueron la antesala de nuestro cuarto viaje a India, habiendo tenido más problemas al embarcar, en Madrid, con un objeto metálico olvidado en mi bolsillo, que con el farragoso papeleo.

          Conocíamos cuatro de los más importantes aeropuertos, de India, pero nos faltaba el de Bombay, lugar, por el que hemos ingresado esta vez. En el mostrador de las visas, vacío, no tuvimos mayor dificultad, que la máquina automática, que insistía en no querer tomar mis huellas dactilares. Todo resultó rápido y amable y no nos exigieron, ni el formulario de salud digital, ni el certificado de vacunación, que si llevábamos.

          Para llegar al centro, la forma más habitual es complicada, peligrosa y requiere mucha paciencia. Debes hacer una larga y agresiva cola -recien aterrizado-, para pelear y que te asignen un tuck tuck, que te conduzca a la estación de Andheri, a unos siete kilómetros de distancia. Por supuesto, nadie te dice el precio aproximado y lo que si llegamos a ver es, que el nuestro tenía taxímetro. Pero, el conductor se negaba en redondo a ponerlo y nos pidió 200 rupias. Le dijimos, que 100 y terminó bajando, a 150. Nosotros no subimos nada y se enfadó. El viaje alternó las discusiones, con poner y quitar el contador y todo mientras el conductor se manejaba a bandazos entre el intenso y endiablado tráfico nocturno.

          Estuvimos a punto de chocar diez veces, de atropellar a seis peatones y de volcar en otras cuantas ocasiones, para acabar peleando por apenas 30 rupias: las 150, que seguía pidiendo y las 120, que le dimos y que ponía en el taxímetro. Desde Andheri, una hora de recorrido en tren de cercanías, hasta la estación central de Bombay.

          Eran las nueve y media de la tarde y como conocemos la ciudad, nos aventuramos, a llevar a cabo andando, el fácil y animado camino, que lleva hasta la Puerta de la India, donde hay muchos alojamientos, entre ellos, el de la última vez, por el que pagamos 500 rupias. Bueno. Lo de fácil, ya no, porque donde había aceras, hoy están desaparecidas, debido a la colosal obra de la línea tres del metro, que va para largo. Y, lo de animado, tampoco, porque a esas horas el inmenso bazar estaba casi cerrado y muerto.

          Tras equivocarnos un par de veces, llegamos a nuestro destino, en el popular barrio de Colaba. El alojamiento buscado había desaparecido y en los demás nos pedían un dineral, que ni en esta situación de emergencia, estábamos dispuestos a pagar.

          Nos resignamos, a volver a la estación y dormir allí. Pero, nos perdimos y regresamos por otro camino, que estaba todavía peor para el tránsito. Al retornar a la calle principal contemplamos, que en la otra acera también está el asfalto y las baldosas levantadas y llenas de basura, con enormes ratas dándose un festín. En la de enfrente, los gatos, no se atreven, ni a mirarlas. Y, en la mediana, separando ambas faunas, decenas de mendigos tirados por el suelo, buscando sus sueños.

          Un buen lingotazo de ginebra, un té con leche y a dormir al firme de la estación, hasta, que a las siete, nos despertaron. ¡Un nuevo día nos aguarda!

jueves, 17 de noviembre de 2022

India y la pandemia

            Durante el secuestro -eufemísticamente llamado confinamiento -, me dediqué a escribir una larga novela, que tuvo a India, como uno de los principales protagonistas. A la vez, que mi ficción, fantaseaba con personajes y hechos de este país, mi mente viajaba en los momentos de asueto, a la realidad de una India, en pandemia.

          Leía noticias o veía videos de una nación confinada y de policías a garrotazo limpio, con quién se saltaba las normas. También, tenía acceso a otras que hablaban  de gente atropellada y muerta, cuando iban siguiendo las vías, camino de sus casas, habiendo perdido su trabajo informal en las grandes ciudades y estás, me las creía más.

          Cualquiera, que sea observador, no hace falta que haya pasado en el país demasiado tiempo para darse cuenta, que la India es inconfinable. Las razones son poderosas: mucha gente vive o trabaja, constantemente, en la calle; la indiscilina de los habitantes de este país y la falta de solvencia económica, incluso a corto plazo, de los millones de personas, que trabajan de manera sumergida. Además, hay que dejar constancia, de que apenas existen supermercados y no hay costumbre - ni dinero- de llenar congeladora enteros de comida para varias semanas. La.mayoria de los nativos almuerzan en restaurantes y puestos callejeros.  

           Si contemplamos, también, que en el momento más duro de la pandemia -entre marzo y junio -, en el país se superan con frecuencia los 50 grados, como para mantenerlos metidos en sus endebles casas. Me hubiera gustado ver por una ventanita, como fue el confinamiento real, aquí. Por cierto, que India tuvo en términos porcentuales, mejores datos que España, en cuanto a incidencia y muerte. ¡ Que me lo expliquen nuestros virólogos sabiondos!         

          De lo que si puedo dar fe, es de la situación actual en el país, con un 60% de gente vacunada: aglomeraciones 100% en espacios abiertos y cerrados y uso 0% de la mascarilla , ese supuesto y opresor bozal milagroso que coartó nuestras libertades individuales, durante muchos meses y que no impidió, que sobre todo, la gente mayor, cayera como moscas.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Todo sigue igual, en India

          Es nuestro cuarto viaje, a India, en once años. El primero fue, el del aprendizaje, el entusiasmo y la fascinación. El segundo, el del agobio y el calor, durante tres meses. Y, el tercero, el del descubrimiento de la otra India más evolucionada de los estados del noroeste. Y este cuarto, por sus inicios, promete ser, el del sufrimiento, a través de una India desconocida y muy agresiva. Nos tenemos y mucho , que en algún momento, este devenir viajero se nos irá de las manos. Pese a nuestras diferentes percepciones y desde nuestro estreno por estos lares, el país ha cambiado muy poco, casi nada.

           India, te desespera hasta el extremo y a los diez minutos, te recompensa de pleno. Quién no aguante, que no venga aquí. Porque de otra manera, no se manejan las esencias y emociones del país. En 2022, India sigue siendo el paraíso de los formularios y la burocracia; de las obras y la omnipresente basura; de la mezcla de olores -fritanga, desperdicios, meados e incienso-; de las estresantes motos por todas partes; de las vacas agresivas, indiferentes y hambrientas; de las no aceras; de los perros callejeros en busca de cariño; de las " no rooms" o del "is full" en los hoteles a los extranjeros; de los eternos charcos nauseabundos; de las ausencias de las casas de cambio de dinero en efectivo; de los colchones con pulgas y otros bichos indeterminados; de los mil transbordos en el transporte local para destinos poco turísticos; de las espectaculares multas, para los que beben cerveza y alcohol y la lasitud para los comportamientos incívicos y temerarios de sus habitantes; de los trenes atestados y con barrotes, para que los indios no traten de entrar por las ventanas; de las teles con canales solo indios; de los molestos bolardos por todas partes; de los puñeteros uniformes marrones de autobuseros, policías y abúlicos seguratas...¡Podría seguir durante horas...!

         Pues bien, si todo esto fue, es y será siempre endémico en India, además se va acentuando en mayor medida en destinos de tercer nivel, que son los que componen este periplo nuestro. Si algo ha evolucionado y por lo alto en los últimos cinco años son los precios, especialmente, del alojamiento y de la comida más elaborada (no la de los puestos callejeros).

lunes, 14 de noviembre de 2022

Los mayores peligros en India: accidentes, enfermedades y burocracia (parte III)

           No es, que no existan otros más, pero el tercer y último peligro, al que vamos a hacer referencia no es otro, que la maldita burocracia, tan característica y endémica, en India ( y eso, que de nuestro primer viaje, a la actualidad, se ha reducido algo).

          La burocracia os puede afectar de diversas maneras y de forma más o menos grave, no pudiendo prevenir o impedir todas las situaciones. Aquí, me voy a referir, en concreto, a dos. La primera no nos ha ocurrido nunca - ni en India, ni en ningún otro país -, afortunadamente, pero la segunda, sí.

          La perdida o robo del pasaporte puede ser una pesadilla, en India. Ya no solo, porque hay, que gestionar uno nuevo en la embajada y el visado, ante las autoridades del país, lo que puede llevar unos cuantos días o semanas, sino porque nos va a hacer muy difícil la estancia en el país, hasta conseguirlos.

          Y ello es, porque para obtener billetes para los trenes y autobuses de medio y largo recorrido en este país, os van a pedir el pasaporte y el visado. Desconozco, como actuarán los funcionarios de turno ante esta situación, pero no estará exenta de problemas o ralentizaciones.

          También,os van a pedir está documentación en los hoteles. A los extranjeros, ya nos ponen bastantes pegas, a veces y en determinados lugares -sobre todo, en el sur-, teniéndolo todo uno en regla,por lo que no quiero ni imaginar, qué ocurrirá, sino se dispone de ella.

          - Ingerir bebidas alcohólicas, aunque sea una simple cerveza, en la calle o en el transporte público. No es, desde luego, una buena idea, en India y se corre peligro de ser detectado, aunque se haga con discreción. Por ejemplo, metiendo la lata de birra en una falsa de coca cola o el alcohol transparente, en una botella de agua. Y es, que los indios, el olfato, que no tienen, para detectar la envolvente basura por todas partes, si cuentan con él para detectar las bebidas alcohólicas. Y no dudarán en llamar a la policía, que para otras cosas no está, pero para esto...

          Lo normal es, que os peguen un buen susto y que os caigan dos mil rupias de multa -unos veinticinco euros, al cambio -, idéntica cantidad, que por drogaros o escupir en la vía pública. Esto, en Bombay y en la actualidad, porque otras veces, en Delhi y otras ciudades del norte, eran 5000.

          Pero, dependiendo del celo del funcionario, las consecuencias pueden ser imprevisibles, pudiéndose llegar a la detención. Sobre todo, tened cuidado, si estáis en el aeropuerto, para iros a casa y no os sobra tiempo para solventar esta situación. No en India, donde si tuvimos otros problemas con el.alcohol en el pasado, sino en Ciudad de México, esto estuvo a punto de pasarnos hace un año y nos habría complicado mucho nuestro regreso.

          Si después de leer todo esto, aún seguís teniendo ganas de viajar al país por libre, ¡sed bienvenidos, a India!, porque váis a disfrutar, como enanos.

viernes, 11 de noviembre de 2022

Los mayores peligros, en India: accidentes, enfermedades y burocracia (parte II)

           Ahora bien: ¿Qué ocurrirá si nos vemos implicados en un accidente individual o múltiple, ocasionado o no por nosotros, pero del que somos víctimas? Aquí, si os podemos contar unas pocas experiencias de personas, que nos hemos encontrado por el país o por el mundo, que nos hacen concluir argumentos bastante preocupantes, sobre todo, en los referidos accidentes de motocicleta.

          Lo más probable -aunque no es seguro -, que os va a ocurrir es:

          - Sea quien sea el culpable, los testigos os van a echar la culpa a vosotros, como extranjeros y blancos, que sois, especialmente, en los accidentes de tráfico.

          - Va a haber muy poca gente dispuesta a ayudaros, no porque los indios sean malas personas, sino porque no quieren problemas, interrogatorios y pesquisas posteriores con la policía.

          - Por este mismo motivo, no esperéis contar con muchas testificaciónes a vuestro favor.

          - Seréis rechazados en la mayoría de los hospitales públicos y sobre ello, contamos con unos pocos testimonios, como el de Analía y Andrés, a los que no aceptaron en ninguno de ellos, después de su accidente de moto, en Goa. Afortunadamente, sus heridas fueron moderadas y pudieron tirar a base de productos de farmacia, pero dos semanas después de la caída, aún sufrían graves consecuencias.

          - No os valdrá de nada tener un seguro de viaje. En un hospital privado solo os atenderán con un pago por adelantado de los servicios en metálico o a través de la tarjeta de crédito.

          - No es descartable, que cuando todo parezca ya perdido, aparezca un buen samaritano en forma de médico individual y altruista y os quiera ayudar sin ningún compromiso.

          - En cualquier caso, si tenéis tiempo, dinero y ganas, siempre podréis recurrir a la justicia para intentar resarciros. Pero, os advierto, de que si en España funciona mal, no os cuento, en India. Baste decir, como ejemplo, que muchos abogados o notarios en las grandes ciudades trabajan en plena calle, con máquinas de escribir de hace cincuenta años y con mesas, sillas y sombrillas, que son casi peores, que las de los cercanos puestos de zumos, helados, samosas y bondas.

          El segundo gran peligro en India, es contraer enfermedades. De nuevo, lo vais a tener difícil, para que os atiendan en un hospital público. Estos, además, suelen estar en condiciones muy deficientes, para lo que nosotros estamos acostumbrados en España.

          Si la cosa es leve, bastará con parar uno o varios días y recurrir a los servicios de las farmacias. Si el mal es intermedio, pero nos permite viajar, debemos considerar la opción de salir del país por vía aérea, a otro lugar, donde podamos ser atendidos y si es posible, a nuestro país de origen.

          Si la cosa es grave, se recomienda acudir a hospitales privados, donde probablemente y como ya se ha dicho para los accidentes, os exigirán un pago por adelantado.

          A todo esto, si estáis enfermos, será mejor, que no se enteren en vuestro hotel, porque es casi seguro, que para evitarse problemas con las autoridades, os pongan de patitas en la calle. Así, le ocurrió, a nuestro amigo Patricio, en Jaipur.

          Afortunadamente, nosotros nunca nos hemos puesto enfermos, en India, más allá de una fiebre leve y tremendamente pasajera, unos granitos provocados por los bichos del colchón -incluido,este último viaje- o un constipado light, de los que se pasa en un día. Por no tener, en cuatro viajes al país, no hemos ni padecido siquiera una diarrea, a pesar de  que a veces y cuando no hay otra opción, hemos comido en lugares algo inseguros 

          Pero, os podríamos contar testimonios de personas, que lo han pasado muy mal en su estancia, en India, que han estado dos o más semanas en cama e incluso, alguno, a quien abandonaron a su suerte sus propios compañeros de viaje.

Los mayores peligros, en India: accidentes, enfermedades y burocracia (parte I)

           A la hora de viajar, contratar un buen seguro de viaje suele ser una excelente idea, sobre todo, si se transita por países, como Japón o Estados Unidos, donde un accidente o una enfermedad nos pueden dejar sin asistencia sanitaria, de no llevarlo o, con la economía familiar maltrecha de por vida.

          Nosotros, hasta ahora, no nos habíamos preocupado mucho de este asunto, porque teníamos una interesante póliza incorporada a nuestra tarjeta de crédito Visa oro, de Bankinter. Sin embargo, antes de este último viaje por India, nos dimos cuenta, que la entidad bancaria la había dado de baja. Recortes y más recortes, que no cesan de afectar a nuestras vidas y que no tienen pinta de retroceder en el futuro.

          Ya os contaremos en el epígrafe de este relato dedicado a la salud, como nos las hemos apañado esta vez, aunque ya os adelantamos, que hemos viajado sin seguro alguno. Las causas a su debido tiempo.

          Pero, en lo que me quiero centrar en este apartado es, en los mayores peligros, que uno asume, cuando viaja de forma independiente, a India, se haya contratado o no, una póliza de seguro. Este último aspecto no es relevante y más adelante, os explicamos el por qué.

          Si fuéramos conscientes de las consecuencias, que nos pueden sobrevenir, en India, ante determinadas adversidades y contratiempos serios, no osariamos ni siquiera, acercarnos al país. Por eso, no es malo del todo ser un poco inconscientes y tirar para adelante, pero teniendo claro, que en determinados casos, nos podemos meter en un buen lío, que puede incluso, poner en peligro nuestras vidas.

          El mayor riesgo, que nos cargamos sobre las espaldas, viajando a India no es otro, que el de sufríru n accidente. Las posibilidades aumentan, considerablemente, para todos los trotamundos, que se empeñan, en recorrer parte o todo el país en moto. Pero este puede ocurrir, en menor medida, en el tren, un autobús estatal, un autorickshaw e incluso, caminando por la calle, entre las zanjas, el barro, la basura, la oscuridad -llegado el caso- y el caótico, insensible e irrespetuoso tráfico rodado.

          No conocemos a nadie, que haya sufrido un accidente en un transporte público, de India, sea del tipo, que sea. Supongo, que llegado el caso, las diversas compañías, incluida la estatal, dispondrán de seguros colectivos y creo, además, que la hospitalización, como herido, no sería ningún problema, como un accidentado más. No creo, que te fueran a dejar allí tirado y abandonado. Pero, quede claro, que esto no es información, sino intuición, después de cuatro dilatados viajes transitando por el país, en los que hemos recorrido unos 33000 kilómetros.

jueves, 10 de noviembre de 2022

No me voy a volver a repetir

           Lo dicho: no quiero ser cansino, volviendo a contar lo mismo de siempre, como si estuviera estancado en un bucle. Desde que en 2011, lleváramos a cabo nuestro primer viaje a India, han pasado más de dos lustros. Sin embargo, prácticamente - si exceptuamos pequeñas cosas, como que los indios orinan menos en las calles, escupen menos en el suelo y casi ya  no arrojan a lo vía pública el rojizo tabaco mascado-,  nada en este país ha cambiado. Y probablemente, nada se modifique en el futuro, pasen veinte o cincuenta años. Porque la mayoría de lo que ocurre en el país es endémico y habría, que llevar a cabo profundos cambios estructurales y ni siquiera sabríamos, si va a ser para bien.

          India es India. Ellos no saben vivir de otra manera y nosotros los viajeros, nos sentiríamos decepcionados, si encontráramos otra cosa distinta a lo que estamos acostumbrados y vamos buscando.

          En los extensos relatos de la web y en centenares de posts del blog, aparecen relacionados todos nuestros pensamientos y constataciones personales, de lo que es, India. Basta con ir a ellos y empaparse de sus contenidos: a los del cuarto viaje largo, de 2011, que se inició en Etiopía; a los del sexto periplo dilatado, de 2014, que arrancó en Tailandia y al séptimo y penúltimo recorrido de gran alcance, que se pudo en marcha, en Japón, en 2017.

          Por tanto, voy a resistirme a volverme a hacer preguntas, como estas, que me planteé mil veces en el pasado: ¿Cómo es posible, que tengan las carreteras en el estado, en que se encuentran? ¿Cómo puede ser, que la basura se amontone en todas partes? ¿En qué cabeza cabe, que dejen a los niños solos por la calle o a cargo de sus hermanos mayores de corta edad.  

          ¿Cómo es posible que las vacas circulen a sus anchas por todos los sitios? ¿Cómo puede ser, que existan urinarios en plena calle, sin tapar y sin limpiar y que huelen a centenares de metros de distancia? ¿Es concebible, que la gente tome el metro, el autobús o el tren a empujones, zancadillas o colándose, como si fueran monos, por las ventanillas, cuando estás no tienen barrotes? ¿Cómo se puede explicar, que las mujeres por su condición, vivan apartadas, marginadas y maltratadas por padres, hermanos, marido y el resto de la familia y a casi todo el mundo le da igual?

          Si, se constarán  otros contenidos generales y sensaciones o pensamientos, siempre que sean novedosos.

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Resumiendo el viaje

           Este viaje, como tantos otros en nuestras vidas, acabó siendo por descarte. Claro, que nos apetecía volver, a India, después de la pandemia, pero también, barajamos otros destinos. Entre ellos, Vietnam del Norte y retales de Tailandia - lo poco que nos queda del país,-; volver a Japón; la siempre ansiada Cuba, República Dominicana y Haití y noroeste de Argentina, entrando desde Chile.

          Siempre dijimos, que nos quedaba un último viaje, a India y que este consistiría, en visitar los pequeños estados del noreste del país. Los 26 días, que teníamos, no eran suficientes para eso, así, que constatamos que otros viajes eran posibles, a pesar de haber estado ya tres largos periodos en el país.

          El objetivo inicial era, moverse por los estados de Maharastra -aterrizando, en Bombay -, Gujarat y norte de Karnataka. Pero , a los dos días de llegar,nos dimos cuenta, de que el.plan, sencillamente, era inabordable.

          Cambiamos el itinerario sobre la marcha y eliminamos de un plumazo, Gujarat -donde además, la cerveza y las bebidas alcohólicas están prohibidas - y añadimos, Goa, un estado mucho más pequeño, accesible y placentero.

          La primera semana de viaje fue extraordinariamente dura. A la lógica adaptación al destino -aunque hayas estado mil veces, resulta necesaria -, se unieron diversos factores, como el calor extremo, la dificultad para encontrar alojamiento -donde nos aceptaran-, la masificación del transporte público, la casi ausencia de lugares de interés y las complicaciones para obtener cambio de dinero en efectivo. ¡El esfuerzo, cuadruplicó el premio! , por así decirlo.

          La segunda semana fue muy fructífera y satisfactoria, aunque también resultó esforzada y calurosa. Templos, ruinas,  cuevas y otros atractivos turísticos nos reconfortaron con el país, a la vez, que disminuyeron drásticamente los problemas logísticos. El sur de Maharastra y el norte de Karnataka, ofrecen muchos atractivos 

          En la tercera semana nos despedimos del virulento monzón y arribamos a diferentes y excepcionales playas de Goa, en un estado, donde la vida es más relajada y amable. Después de trece días sin probarla, nos atiborrados a cerveza. Pero, no os confundais. Allí, 66 centilitros cuestan 1,25 euros en una tienda, que es mucho más, que su precio en España. Lo que ocurre es, que en Maharastra y la mayoría de territorios del país, por lo mismo pagas casi tres euros.

          Habrá quinto viaje a India, pero hemos aprendido, que no es un destino para tener billete de vuelta, como esta vez. Esta nación, formará parte de nuestro noveno viaje largo, que si no se tuerce, empezará en octubre del año, que viene, cuando mi pareja acabe su contrato de fin de obra de tres años y cobre uno de paro. 

          Ahora sí, tomamos la senda  del orden cronológico del viaje en los siguientes posts 

martes, 8 de noviembre de 2022

Etihad

           Ya habíamos volado en  varias ocasiones con esta compañía aérea -entre ellas, la anterior vez, que volvimos, de India, en 2017- y nuestra opinión sobre ella hasta ahora, era neutra. No ofrece la calidad y prestaciones de otras del golfo Pérsico o de Oriente Medio en general, como Emirates, Qatar Airwais o Turkish, pero tampoco es un desastre y presta mejores servicios, que la aerolínea bandera, de Bahrein, Gulf Air.

         La mayoría de sus operaciones internacionales tienen su base, en Abu Dhabi. Una buena parte de los itinerarios, que ofrece, suelen llevar a cabo unas escalas largas, que pueden oscilar entre las cinco horas y las veinte. No, porque las conexiones con Asia sean poco frecuentes, pero si son escasas -normalmente, una o dos al día -, con Madrid o Barcelona. Este factor suele ser compensado por el interesante precio. En nuestro caso, nos ahorramos más de 200 euros por persona en relación con la siguiente oferta.

          El trato del personal de a bordo es correcto y para mí, resulta muy agradable, que no sean entrometidos, como en otras compañías de aviación, donde te están tocando las narices a cada rato con las malditas normas.

          En cuanto a la comida, el plato principal y su guarnición son bastante generosos, aunque suelen flaquear en las ensaladas, que lo acompañan. Hay dos hechos, que si se presentan como muy lamentables y que están relacionados con la bebida de a bordo y con el avituallamiento gratuito en escalas. No se, como en plena época de redes sociales y de opiniones en todas partes, no los corrigen, porque dan muy mala imagen de la compañía.

          En cuanto a la bebida, ya no es, -que mal esta- que te den un vaso de Coca-Cola de una botella de dos litros, sino que hacen lo mismo con el vino y la lata de cerveza, si ven que vas acompañado de alguien, te la dividen para los dos. ¡Cutre, cutre  y supercutre! Las botellas de agua son de 200 centilitros,, lo que parece insuficiente.

          Además, te regatean el café o el té, porque no es un servicio adicional al resto de bebidas sino incluido en las mismas¿Vamos, que tomas refresco, cerveza o café, pero no ambos!

         En cuanto a comidas o tentempiés en escalas para los pasajeros, este servicio, sencillamente, no existe. Si tienes una escala de diez, quince o veinte horas en la zona de tránsito, te vas buscando la vida para alimentarte, en un aeropuerto, donde un biriyani vegetal o una cerveza te cuestan diez euros cada uno y dónde las fuentes potables ofrecen agua caliente, que debes dejar enfriar para poder beberla 

          En cuanto al incidente de la grieta en una de las ventanas, ya relatado en otros post anteriores hay, que decir, que fueron extraordinariamente solventes. En menos de tres horas resolvieron una situación complicada y siempre, informando con seriedad y cumpliendo los plazos. Además, garantizaron los posteriores vuelos de conexión a todos los pasajeros, que los habían contratado 

          Aunque, otros y en trayectos anteriores, tuvieron menos suerte, que nosotros. 25 personas fueron víctimas de overbooking y con distinta fortuna y plazos, vagaron por el mundo , hasta recalar en sus destinos. 

          En cualquier caso, volveremos a volar con ellos en el futuro, si nos resulta conveniente.

lunes, 7 de noviembre de 2022

Solidaridad en la adversidad

         Es más viejo, que el hilo negro y más manipulable, para quien se quiera aprovechar, que el hilo blanco. En la adversidad colectiva, el ser humano tiene esa capacidad inmediata de empatizar y volverse solidario, aunque solo sea por salvar su propio pellejo. Lo hemos visto, miles de veces en la televisión, ante catástrofes y guerras y nosotros lo hemos contemplado unas cuantas veces en los aeropuertos, ante retrasos, cancelaciones y en este caso, retorno al punto de partida y aterrizaje se emergencia.

          Es cuestión tan solo de unas pocas horas, las que dura la amenaza, pero llegas a tener relaciones de amistad/ayuda mutua con personas, como si las conocieras de toda tu vida. Eres capaz de contar a un desconocido, lo que ni siquiera te atreverías a desvelar a tus padres o amigos de largo recorrido. Cuando las cosas se arreglan, todo cae en el olvido, pero ese subidón del momento, siempre se recuerda.

          Esta vez, no fue necesario recurrir a la lucha común. Primero, porque el incidente fue un accidente improbable y no una negligencia y segundo, porque la compañía aérea, cooperó en todo momento y nos resolvió una situación casi imposible, en solo tres horas.

          Pero, no siempre es tan sencillo. Recuerdo, en noviembre del ya lejano 2008, cuando en Roma, nos cancelaron un vuelo, por una inesperada huelga salvaje de los pilotos, de Alitalia. Hubo, que recoger el equipaje en la cinta y dar mil vueltas, para recibir la información correcta, sobre qué hacer.

          Hubo, que esperar, más de cinco horas, para obtener una nueva tarjeta de embarque para el día siguiente. Y gracias, a que nos colaron unas simpáticas chicas, que sabíamos, eran de nuestro vuelo. Porque, cuando ocurre una incidencia, tratas de quedarte con la cara de todos los de tu alrededor, por si necesitas ayuda.

          Ellas y nosotros, después de numerosas tensiones en la cola, conseguimos, además, hotel y copiosa cena y desayuno. Otros, con menos suerte tuvieron, que dormir en las cintas de equipaje y comer, lo que buenamente pudieron.

          A la tarde siguiente y como hermanos, estábamos unos y otros aplaudiendo a los pilotos de Iberia, que nos iban a devolver a casa.

          A todas las personas del vuelo EY76, que compartieron con nosotros esas horas en el avión fracasado y en el aeropuerto, de Abu Dhabi, ¡GRACIAS!

Beñat

           En condiciones normales, nunca habríamos sabido, más allá de verle su cara, quien era el pasajero, que ocupaba el asiento exterior H de la fila 35, junto a nosotros. Todo habría quedado en un hola y adiós o en un "por favor, ¿me permites salir al servicio?".

          Lo  he dicho mil veces: nosotros, en cuanto ponemos los pies fuera de nuestras fronteras, tenemos suerte, tenemos un ángel de la guarda, que nos protege. Nos podía haber tocado al lado, cualquiera de los más de 400 pasajeros, con los que compartíamos vuelo, pero nos fue a caer, Beñat, con el que desde el principio de los acontecimientos, formamos un equipo perfecto, que sirvió para actuar en sintonía, con coherencia y eficacia; conocernos; contarnos nuestras vidas y viajes y pasar el tiempo de forma más rápida y amena.

          El nexo vital, que compartimos los tres es, que vivir no es sólo trabajar para cubrir tus gastos, como hace la mayor parte de la gente y llevar una dilatada existencia anodina, esforzada y sin chispa. Vivir es, dar plena satisfacción a tus instintos, ya sea en forma de espléndidos viajes -como es el caso- o en lo que cada uno le guste o le llene. Buscar resquicios, en definitiva, para sortear -aunque , sea a veces- la rutinaria y esclava vida laboral y no ser damnificado por ello con la falta o escasez de ingresos.

          Beñat es donostiarra, tiene 38 años y aunque está afectado por los inesperados acontecimientos, anda más preocupado por otras dos cuestiones: no llegar al cumpleaños de su madre, que le ha preparado una opipara comida para el mediodía y gestionar el vuelo de enlace, entre Madrid y Bilbao, que a estas horas,ya lo ha perdido, si o si.

          Beñat es profesor de educación física en un instituto del extraradio de San Sebastián. Los últimos cuatro años ha estado bastante atado, para poder viajar, porque ha sido director del centro y se ha tenido, que comer, un montón de marrones. Menos mal -dice-, que ahora han cambiado el sistema y ya no hay un solo mandamás, sino que han establecido uno por cada etapa escolar, para repartir las cargas. Vamos, con lo de ser director -es obligatorio-, no le ha tocado, ni mucho menos, la lotería.

          Para desfogarse y olvidar ese periodo, el 1 de octubre de este año se ha tomado tres meses de excedencia. El primero, lo ha empleado en hacerse un intenso tour, plagado de naturaleza y mar, por las islas Filipinas . Como corresponde a su condición, práctica bastantes disciplinas deportivas y en el archipiélago, ha aprendido a bucear con solvencia, hasta veinte metros de profundidad. Sus espectaculares videos lo demuestran.

          Recibió un curso de cuatro días,, con algo de teoría y mucha práctica, que no le resultó nada difícil. Dice, que lo más complicado es saber equilibrar la respiración, porque cuando vacías los pulmones subes y cuando los llenas, bajas.

          Arriesgó su pellejo, recorriendo buena parte del país a lomos de una insegura moto. Es consciente, de que esto entraña bastante peligro, aunque no del todo. Son muchos los casos de desgracias ocasionadas por este proceder, en diferentes países del subcontinente indio y en el sudeste asiático y nosotros conocemos unos cuantos. Asegura, no haber pasado de cuarenta a la hora, pero los perros tumbados en las carreteras insulares desde el atardecer pueden resultar letales.

          Los otros dos meses, que le quedan, los seguirá invirtiendo en viajar. De momento, se irá a Denver, a casa de un amigo, donde practicará esquí.

          De acuerdo en casi todo lo opinable con nosotros, también compartimos con él nuestra innegociable afición por la cerveza.

          Beñat, no llegó al almuerzo con su progenitora, pero si consiguió, que le colocaran en el siguiente vuelo, a Bilbao, una vez, que llegamos, a Madrid.

          No descartamos, en el futuro inmediato, seguir compartiendo con él viajes, risas y unos buenos tragos. Aunque sabemos, que estás intensas y fogosas relaciones de necesidad, se calientan tan rápido, como se enfrían. ¡Dios dirá!

domingo, 6 de noviembre de 2022

La noche de Etihad (parte IV)

           Si algo ha mejorado la tecnología para los viajeros es, que ya no tienes,que ir a pedir explicaciones a un mostrador, donde no hay nadie y basta con tener encendido tu móvil y esperar a recibir un correo electrónico o un SMS, con las nuevas instrucciones, que indican, que partiremos en dos horas, a las siete de la mañana.

          Nosotros, vamos consolidando a toda prisa, una relación de emergencia, con Beñat. Hemos tenido suerte con nuestro compañero de asiento, porque maneja unos parámetros viajeros muy similares a los nuestros. Compatibilizamos al instante y seguiremos los tres juntos, haciendo migas y contándonos nuestra vida a toda velocidad y con emoción, hasta el final del viaje.

          En los alrededores de la puerta de embarque, todo el mundo cuenta su historia, para quien la quiera escuchar. La más dramática es, la de una pareja de Ronda. Ella es algo borde o simplemente, hoy está enfadada, que motivos no le faltan.

          A la ida, tardaron 48 horas en llevarles a Bangkok y aunque les ofrecieron hotel, solo les sirvió para ducharse. Todo bien, en el Madrid - Abu Dhabi, pero en el vuelo siguiente, veinticinco personas fueron víctimas de overbooking. Ellos pasaron un auténtico calvario, porque tras unas horas les mandaron a Bombay. Como no tenían visado, de India, no podían entrar en el país, a conseguir la tarjeta de embarque. No nos quedó muy claro, si fue un buen samaritano de los mostradores o un jerifalte, el que in extremis, les acabó solucionando el problema.

          Parece ser, que nos van a dar algo de comer. Se forma una interminable cola, que no avanza, frente a una cafetería, donde te entregan dos bollitos y un café. Nos ponemos los últimos, porque no tenemos mejor cosa, que hacer. Pero unos avispados y amables septuagenarios, con los que habíamos charlado antes, nos indican, que en la planta de arriba hay mucha más oferta y que no hay nadie.

          Y así es. Subimos los tres, para seguir confraternizando y meternos un solemne desayuno, a base de un enorme triángulo de pizza rebosante, de pollo, queso, pimientos y chiles -pica la cuarta parte, que los de India- y un enorme café. Un SMS nos avisa, de que el vuelo ha sido retrasado a las nueve de la mañana y ante tan buen rollo, nos da igual, a pesar de que Beñat, esta preocupado, porque ya ha perdido el enlace desde la capital de España a Bilbao.

          A las ocho y sin más novedad, estamos embarcando. Hay debate, sobre si se trata del mismo avión o de otro, pero no conseguimos llegar a un consenso. Hay, que decir, que la gestión del problema por parte de Etihad, ha sido ejemplar, hasta tal punto, que al llegar a Madrid, resolvieron los problemas de todos los pasajeros con enlaces perdidos, ubicándolos en otros vuelos.

          La tripulación había cambiado, como es lógico y entre el personal de vuelo, había varios españoles, al contrario, que el día anterior, supongo, que por si necesitabamos ayuda o ánimo. Mantengo la siguiente conversación con un azafato, según transitamos por el pasillo del avión:

          Él: Tranquilos, que hoy lo conseguimos, seguro

          Yo: ¡No tenemos la menor duda!

          Él: ¿Os había pasado esto alguna vez?

          Yo: No y eso, que hemos viajado por 140 países. Y, ¿ a vosotros, como tripulación?

          Él: Nunca.

          Nos sentimos emocionados, porque hemos ganado un gran amigo - aunque, probablemente, no lo volvamos a ver nunca- y hemos disfrutado de una aventurosa experiencia aérea inigualable, sin coste alguno.

La noche de Etihad (parte III)

           De repente, el avión pega un bandazo lateral y cae de golpe, casi en barrena -al día siguiente, supimos por la prensa, que fueron unos dos mil metros en prácticamente un instante -, aparentemente, perdiendo la sustentación por momentos. A la vez, suena un chirrido intenso, como si la aeronave se estuviera deslizando o arrastrando sobre una superficie y estuviera siendo erosionada. En mis más de 35 años de vuelos, no había vivido algo semejante. Y en estado de pánico, pienso, con mi esposa y el chico de al lado, durmiendo a pierna suelta, que ha llegado el momento de la inmolación masiva causada por el piloto.

          Pasan unos tres interminables minutos, hasta que el mando del aparato se hace con el control de la aeronave. Es entonces, cuando el piloto, a voces y por megafonía -algo inédito en nuestras experiencias voladoras -, le grita a las azafatas, que recojan los carritos de la comida y se refugien en la cocina. Siempre me dijeron, que nunca te pongas histérico en un vuelo, hasta que no veas nervioso al personal de cabina. Y desde luego, su carita era un poema 

          Paradójicamente, yo me tranquilizo Será lo que sea, pero el comandante nos quiere salvar  y no, autoinmolarse. En la pantalla del asiento empiezan a aparecer mensajes contradictorios. Primero, llegamos dos horas tarde, a Madrid y posteriormente, que falta media hora para volver, a Abu Dhabi.

          Al fin, el piloto, se dirige a los pasajeros: " Hemos tenido una despresurizacion del avión, motivada por una grieta en una de sus ventanas. Nos volvemos a Abu Dhabi". Y , yo me pregunto: "¿Habré sido yo, que presionaba fuertemente la almohada contra la claraboya?".

          Me doy cuenta, después de ver desde el aire la maravillosa bahía de Abu Dhabi, iluminada, que estamos llevando a cabo un aterrizaje de emergencia. ¿Y por qué? Quienes hemos viajado en business alguna vez, en la parte delantera de los aviones, hemos podido comprobar, como se alinean unas aeronaves detrás de otras, casi, como si fueran procesionarias y van haciendo círculos, hasta tomar tierra, en una media hora. En esta ocasión, no tardamos ni cinco minutos y descendemos todo recto. La confirmación viene, cuando contemplo en la pista coches de bomberos, ambulancias y de mantenimiento del aeropuerto.

          ¡Estamos en tierra! Nos trasladan de forma dilatada hasta un sitio indefinido del aeropuerto, donde se ubican grúas y otros vehículos. Nosotros y después del susto, comenzamos a bromear, con que nos han traído aquí, para pegar la ventana con Carglass o con celo. Comenzamos a desarrollar una relación cordial con nuestro compañero de asiento, Beñat, que en su pantalón lleva el escudo de la Real Sociedad.

          Nosotros no tenemos experiencia en esta situación, pero sí, en cancelaciones y nos hacemos la siguiente reflexión: si nos han mandado quedarnos quietos es, porque el avión va a tratar de volver, a salir. Pero, no creemos, que eso pueda ser antes de tres o cuatro horas.

          Al rato largo, vemos grúas, que recogen los contenedores del equipaje desde la bodega y se los llevan. Es evidente, que nos van a mandar desembarcar y así ocurre. Pero, mientras no nos ordenen ir a recoger los equipajes a la cinta, tenemos esperanza, de que acaben en otra aeronave. Mientras tanto, el piloto nos dice, que están intentando resolver la situación en el periodo más corto de tiempo.

          Nos dirigimos, como zombis -son las cinco de la madrugada -, a la puerta 29, donde nos han mandado. Es absurdo, pero otra vez, tenemos, que volver a pasar por el mismo control de equipajes, que habíamos cruzado hace escasas horas. Los pasajeros no nos enfadamos demasiado y los funcionarios, visto lo visto, son condescendientes y no molestan a nadie.

          ¿Cómo interpretar todo esto? ¿Como un contratiempo o como un vuelo de aventura, que además, nos ha salido gratuito? De todas formas, 15000 aviones volando simultáneamente a estas horas por el mundo ¡Y nos ha tenido, que pasar a nosotros!

sábado, 5 de noviembre de 2022

La noche de Etihad ( parte II)

           No sabemos el por qué, pero hay más gente en la zona de tránsito, que hace un mes, a la que hemos accedido tras otro largo control de equipajes, en el que mi pareja pita en el arco y es cacheada, sin encontrarsele nada.

          Al llegar a la puerta 49, la nuestra, intuimos por el volumen de pasajeros, que el vuelo, a Madrid, va lleno. Nosotros tenemos buenos asientos en la parte media del avión. Prueba de ello es, que las jardineras van colapsadas, como si aún, estuviésemos en los autobuses de India.  Conversamos con una chica portuguesa, que es azafata de esta compañía, que ha trabajado hoy, pero qué ahora, se va de vacaciones a su país.

          Embarcamos y la gente trata de dormir, porque son las 2:45 de la madrugada . Yo ya me he desvelado. Comienza una historia, absolutamente real, aunque matizada por mis deducciones y pensamientos, que luego y tras la lectura de los hechos en prensa,resultaron  ser bastantes fiables.

          La fila 35 derecha del avión, la ocupo yo en ventanilla, mi pareja , en el medio y una persona de media edad,  a la que en la mayoría de los vuelos, ni siquiera , habríamos dicho, hola  o adiós 

          Empiezo a ponerme nervioso y no, porque la espera es lenta, que lo es. Al margen, de las rutinarias instrucciones habituales a pasajeros en cabina, hay determinadas conversaciones en árabe por megafonía, que se hacen interminables y además, solapadas por constantes interferencias. ¿Serán rezos islámicos? Lo dudo, porque ninguna oración está programada a estas horas en el Islam y nunca vi orar en ninguna religión a los tripulantes antes del despegue de un vuelo.

          Mi pensamiento se desvía al pánico ¿Estaremos inmersos en un vuelo suicida, en el que esté implicado el piloto? No creo, porque no llevarían a cabo conversaciones en público y alguien, que hable árabe en el pasaje, se habría enterado de sus pretensiones O, ¿Estarán todos conchavados?

    El vuelo empieza a rodar por la pista en hora. Este aeropuerto debe ser muy grande -como nos ha confirmado la azafata portuguesa-, porque tardamos veinticinco minutos -algo inusual- en rodar por la pista. Son las 3:35 horas. Durante estas maniobras me duermo y sueño, con que el avión ha tenido problemas y va por la carretera, en vez de volando, esquivando vehículos, personas aterradas y casas. 

          Todo parece normal, hasta las 4:15, cuarenta minutos después de haber despegado. Estamos a la altura de Doha, donde pronto empezará el Mundial de futbol y nuestro itinerario transcurrirá por Ciudad de Kuwait, entre Ryad y Jedah, para salir al Mediterráneo por la izquierda de El Cairo y cruzar Creta, Lamezia, el norte de Argelia, para sobrevolar Mallorca y entrar por Valencia, a Madrid.

          El personal de cabina empieza a repartir la cena, el desayuno o ¡yo que se!, dadas las horas que son. Y nos quedamos sin saber lo que es, porque justo, cuando la camarera llega a la fila anterior a la nuestra, estalla todo.

viernes, 4 de noviembre de 2022

La noche de Etihad (parte I)

           Aunque, temíamos tener algún inconveniente y gracias a un eficiente expreso nocturno , hemos llegado con dos días de antelación a nuestro punto de regreso a España, Bombay. Tratamos de visitar la no muy lejana y paisajística -en India, nada queda cerca-, Matheran, pero la escasez de transporte y que siendo sábado, muchos indios han pensado lo mismo, nos dejan en tierra, aunque sin cabreo, porque casi, teníamos más ganas de hotel.

          Hoy domingo, hemos transitado por Bombay, a medio gas. Al fin y al cabo, ya hemos estado tres veces antes aquí, hace mucho calor, hay excesiva gente por la calle y estamos agotados por el desgaste del esforzado periplo.

          El lunes y no habiendo dormido demasiado, nos vamos prontito para el aeropuerto , aunque haya, que esperar casi ocho horas al embarque. No queremos correr más peligros, aunque los cacharros de mantenimiento del aeropuerto y las enormes maletas a toda velocidad de los pasajeros, sean casi tan amenazantes, como los infinitos testeles con ruedas de la calle. Como beber alcohol en esta zona está castigado con dos mil rupias de multa, tiramos de experiencia para evitarla.

          Llega la hora del checkin. Lo hemos llevado a cabo on-line, pero para lo único, que sirve es, para obtener  buenos asientos, porque debemos recoger las tarjetas en el mostrador, aunque no facturemos equipaje

          Desde hace un tiempo, los controles de acceso con equipaje de mano nos resultan muy desfavorables y absurdos y casi siempre, afectan a mi pareja y mira, que hemos tratado de tirar, todo lo que puede ser conflictivo. Hoy nos revisan a fondo por los siguientes elementos: las agujas de coser y el hilo, unas pilas alcalinas, unas cucharas de plástico y las llaves de casa. Pero,bueno, ¿se las quieren quedar?

          El vuelo, con destino a Abu Dhabi, sale y llega en hora. Hemos dado un gran paso, dado que en el lento control de pasaportes de Bombay, no nos han puesto una sola pega. Ahora, solo queda hacer tiempo -cinco horas- en el aeropuerto, casi nada comparado con las 18 horas que a la ida, estuvimos paseándolo. Para tomar reposado rumbo, al anhelado hogar.

       ¡O eso creíamos!

Cuando el actor principal de un viaje a India, no es India

           Evidentemente y está mal, que un periodista, como yo, lo diga, el titular es algo sensacionalista. Es casi imposible, que un viaje a cualquier país, aunque sea conjunto con otros destinos, pueda eclipsar, lo más mínimo, a India. Y mucho menos, una simple escala de cinco horas en un aeropuerto de Oriente Medio. Pero y de forma inesperada, así ha sucedido.

          No sé, si servirá o no de precedente, pero empezamos a contaros este viaje por el final y no de forma cronológica, como casi siempre. Posibles atentados terroristas, inminente desastre aéreo, relaciones interpersonales espectaculares y final feliz -os lo adelanto, porque esto fue la realidad y no una mala pelicula- 

          A día de hoy es, de las cosas más impresionantes, peligrosas y generosas -por parte de todos los afectados -, que nos hayan ocurrido nunca.

jueves, 3 de noviembre de 2022

¡Otra vez, en India!

           Corría con más pena, que gloria, el final de un viaje tan glorioso, como sufrido, en el que el haber cambiado varias veces el itinerario y dejado de ver sitios imprescindibles, no nos había frustrado demasiado. Esperábamos una conclusión rápida, rutinaria y anodina, dado que ya estábamos en Bombay el día antes del vuelo de regreso y la escala en Abu Dhabi, era de tan solo cinco horas y no de dieciocho, como a la ida. Aunque nuestra dilatada y ya casi insultante experiencia dice, que hasta el final del rabo -o de un viaje-, todo es toro y una vez más, no salimos decepcionados. Pero, de momento, los impresionantes momentos del concluir del viaje, los vamos a remitir a los siguientes posts, por lo que hay, que esperar.

          India admite, tanto positivos, como negativos, casi todos los adjetivos del mundo, que no voy a enumerar, porque no viene al caso. Simplemente, antes de ir al país, yo no entendía, por qué tanta gente repetía indefinidamente este destino. Yo decía: ¡"que perdidos, pesaditos y enganchados están, los pobrecitos, que viven en oxidado bucle"!

          Hoy después de cuatro viajes al país, logro dar respuesta parcial a este planteamiento, porque dar una respuesta absoluta sobre este país, vayas las veces, que vayas, es imposible ( y quito el casi). Por no generalizar, ni crear polémicas, hablo por mí forma mental de fluir: 

          - Estando en casa y no encontrando mejor opción viajera, que volver, a India, pienso: "¡He estado tantas veces allí y he visto tanto, que me da cierta pereza! Pero claro, ¡hay tantos posibles viajes por India: de templos, de patrimonio global, de playa, de cordillera..., mezclando unas y otras cosas, que tengo, que regresar, a pesar del otro componente de hostilidad ya vivido por las experiencias previas, que genera está nación!"

          - Llegando, a India, compruebo, que los trámites de entrada son hoy más cortos, que los del reingreso en España, a la vuelta de este periplo . Y, ¡sorprendentemente, más amables! Soy consciente, de que necesito un periodo de adaptación allí, a pesar de haber estado mil veces.

          - Primeros días en el país: "¡Esto es una mierda! ¡Que pocos recursos tengo! ¿Por qué narices he vuelto aquí, si no hacía ninguna falta? ¡Juro, que nunca más volveré, a India!

          - Los días sucesivos: alternas extremas sensaciones, buenas y malas -casi nunca, intermedias ni sosas- y sientes cierto control sobre tu vida, salvo posibilidad de desgracias o accidentes no deseados.

          - Última jornada: "¡a ver cuando llega la hora de ir al aeropuerto, porque aunque el viaje ha sido una maravilla, no quiero estropearlo en las últimas horas con cualquier incidente o contratiempo ( es tan letal ser atropellado en la calle, como con alguno de los veloces y descontrolados carros de equipaje de algunos pasajeros del aeropuerto) . ¡Que salga ya el avión!.

          - De vuelta, en casa: preparando nuevos posibles itinerarios para volver, a India, bajo el pretexto, de que no serán inmediatos, sino a medio o largo plazo.

          En la escala de la vuelta, un experto viajero, que no conoce el país y del que más adelante os hablaré, nos preguntó: "¿Y qué tipo de extranjeros van, a India?"

          Mira -le dije-, te lo simplificó en tres grupos: los que ya van mal de aquí y acaban peor, los que arriban en buen estado y terminan desarmados y los que necesitamos varias dosis para concluir igual.