Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

lunes, 16 de julio de 2012

Lviv: aromas del viejo este

Todas las fotos de este post, son de Lviv
             Los organizadores de la Eurocopa quieren, convencernos mediante pomposos folletos publicitarios, de que el tránsito entre Polonia y Ucrania va a ser rápido, durante la competición. Esto es una verdad a medias. Aunque, si resulta ser así para los pasaportes, no lo es para la aduana y si no, que se lo pregunten a los centenares de vehículos, que en dirección a Polonia, llevan esperando, pacientemente, a lo largo de varias horas.

            Tras los pertinentes trámites y un viaje no demasiado tedioso, llegamos a Lviv. Nos cuesta dar con alguien, que nos quiera hacer caso, cuando les preguntamos como llegar al centro de la ciudad, desde la terminal. Un señor muy amable, para indicarnos, que estamos lejos, nos dice, “a little” y así nos pretende poner, sobre aviso. La estación de autobuses de este lugar –que nos ha recibido con fresco y amenaza de lluvia-, me recuerda al aeropuerto de Trípoli (Libia), pero más pequeña, oscura y siniestra.

Las afueras de Lviv, nos traen recuerdos de cualquier ciudad del este de Europa, de principios de los 90, con aceras descuidadas y levantadas, edificios de alubión, inmuebles abandonados, coches viejos, vetustos tranvías y trolebuses y hasta un museo militar al aire libre, con exuberantes tanques y misiles de tiempos más gloriosos. Eso sí, todo muy rodeado de parques interminables y zonas verdes. En realidad, Lviv es un bosque eterno, salpicado de casas y barrios.

            Como no tenemos grivnas –moneda ucraniana-, ni encontramos lugar para canjearlas por euros, hacemos el camino andando, comiendo un menú de emergencia, en un parque. Tenemos problemas con unos perros callejeros hambrientos, que pretenden que compartamos los alimentos. Nos cuesta encontrar un garito de cambio y aún más, un alojamiento. No hay poco, como cabía esperar, pero si de extremos: o hostels infectos -nada baratos- o hoteles muy caros. No existe termino medio. Sólo uno, moderadamente moderado, donde nos alojamos, después de haber pateado con la mochila, la magnifica ciudad vieja, llena de calles peatonales –las más principales, bastante animadas-, iglesias y bellos edificios civiles. Francamente, este lugar es tan tranquilo, como recomendable

            Nuestra alcoba es de lo más básico, a 22 € la noche. El hotel, que tiene pinta de decadente por fuera, a lo soviético, por dentro se halla, muy bien acondicionado, sobre todo, donde se encuentran las habitaciones más nobles.

            Ya, sin las pesadas cargas del equipaje, salimos de nuevo a las calles, donde nos sorprende la masiva presencia policial. No sabemos si es por la Euro –aunque esta sede, ya está liberada de su función, al haber concluido los partidos-, por costumbre o por alguna circunstancia puntual. La “fan zone” futbolística es enorme y dispone de pantallas de video gigantes. Gendarmes, que no hablan ni siquiera el inglés más básico, controlan los accesos. No dejan introducir pistolas, cuchillos o explosivos. Bastante lógico, desde luego.

Lo que no lo es tanto, es que impidan el paso de cualquier comida o bebida. Incluso, de una botella de agua o unas pipas, como es nuestro caso. La explicación se obtiene, rápidamente, al contemplar las enormes barras de Carlsberg y Coca Cola, que se ubican en el interior del recinto. En la vibrante plaza principal, varias estatuas han sido vestidas con la indumentaria de Ucrania –pantalón o falda, dependiendo del sexo-, que portan banderas amarillas y azules, de la ya eliminada, nación organizadora.  
            
           En nuestra habitación no hay tele, por lo que decidimos, ir a esa gran zona de fans, a ver el Alemania-Italia, buscando un rival para la final. Y así, además, experimentamos con los botes de líquidos de los aviones -100 centilitros-, a ver si podremos meter bebidas alcohólicas, en Kiev, el domingo, durante la gran cita futbolística del año. ¡Operación exitosa!.    

sábado, 14 de julio de 2012

Agradable reencuentro con Polonia


                                                                                     Cracovia
            Lo reconozco. Ya no recuerdo, como se resuelve una ecuación de primer grado y mucho menos, de segundo, como para tratar de acometer las de tercero, redescubiertas en Polonia, en relación al tratamiento del asunto de las bebidas alcohólicas. La X es, que este país pueda ser, el que dispone de más tiendas de bebidas de este tipo, en el mundo. Incluso, en el Carrefour de Cracovia, hay cuatro pasillos contiguos, dedicados a este género y frecuentemente, repuestos. La Y, que sea la friolera nación –incluso en verano-, donde las temperaturas no te impulsan a tomar cosas frescas, que dispone de más neveras de cerveza, por metro cuadrado. Hasta ocho, llegamos a contar en un pequeño supermercado, con más de veinte marcas distintas, entre importadas y nacionales. Y la Z, el extraordinario celo, que muestra la policía, para poder beber –aunque, sea discretamente-, en la calle.

            ¿Tiene sentido, vender tanta cerveza helada, para tener que consumirla en mi casa, donde ya tengo frigorífico?
                            Rzeszow
            De todas formas, el tocahuevismo policial polaco, se extiende a todos los campos y acontecimientos de la vida cotidiana, como siempre en el pasado, ya constatamos. Esta vez y en el famoso castillo de Cracovia, nos trataron de poner colorados y algo más, simplemente, por pisar una hierba desgastada, para sacar una rutinaria foto.

            El reencuentro con Cracovia fue maravilloso. No sólo la zona monumental sigue excepcionalmente cuidada, sino que han acondicionado el desolador entorno, que la circundaba, hace catorce años, fecha de nuestra última visita. Eso sí, hay menos turismo del esperado. Para ellos será algo negativo, pero para el viajero, resulta muy reconfortante

            Exponemos una situación preocupante y otra, curiosa e hilarante. La primera consiste, en que apenas en un centenar de metros y en el casco viejo de la ciudad, te pueden pagar el euro, desde 3.60 zlotys, a 4.25. La segunda consiste en la facilidad, que tienen los polacos para pensar, que todo el mundo mundial habla su idioma y largarte interminables peroratas, cuando preguntas algo, te cruzas en plena calle con alguien o te mendigan unas monedas y se ofenden sino les entiendes (esto también ocurre en Ucrania).                                                                          
                                                                                    Przemysl
            Camino de esta ex–república soviética, visitamos Rzeszow y Przemysl. Ambas, de vibrantes mercadillos y riqueza monumental suficiente, pero la segunda, con bastante más encanto. Además, en ella sufrimos y disfrutamos la semifinal de la Euro, contra Portugal, en una arcaica televisión en blanco y negro, en la habitación de nuestro acogedor hotel. Somos gente de contrastes: apenas, ha pasado sólo una semana, que visionábamos el partido contra Croacia, en una pantalla plana de 28 metros, en alta definición.

            Ucrania nos espera. ¡Y la final de la Euro, en Kiev, también!.

domingo, 24 de junio de 2012

Siguiendo la estela de una Euro (no hay dos, sin tres)


Mañana, día 25 de junio, partimos hacia Cracovia –ciudad, en la que ya hemos estados dos veces, hace unos cuantos años-, vía Bruselas y desde Valladolid (dos vuelos de Ryanair, a 10 y doce euros). Una jornada después y ya por vía férrea, nos encaminaremos hacia, Rzeszow, en el sudeste de Polonia y posteriormente, a Przemysl, a diez kilómetros de loa frontera con Ucrania, donde el próximo miércoles, esperamos ver la semifinal de la Euro, frente a Portugal.

            Aunque, no es un viaje específicamente futbolero, después de haber vivido la final de la Euro-2.008, en Bangkok (Tailandia) y la de la Copa del Mundo, en Midelt (Marruecos), nos hace cierta ilusión, disfrutarla en Kiev –lugar de la final-, en esta edición, el día 1 de julio (si llegamos a ella, claro). Lo haremos en la “fun zone” y no en el campo, al no disponer de entrada, ni tener ganas de comprarla.
                                                     Logo de la Euro 2.012
            Antes de este evento, visitaremos Lviv y Pochayib. Y después, Chernihiv, Yalta, Sebastopol y Odessa, también en territorio ucranio. De ahí, enlazaremos con Moldavia, para acometer, Chisinau, Orheiul Vechi y la especial república –no reconocida y muy soviética-, de Transnistria (Tiraspol, es su capital).
                                                  
            Desde aquí, los planes son mucho más difusos y se atisban tres posibles soluciones, por orden de prioridad:

            1º.- Enlazar con algún vuelo a Turquía, para visitar lo poco que nos queda del este, Georgia, Armenia y –posiblemente, aunque es improbable-, Azerbaiyán. Lo más normal sería, comprar un Cracovia- Pafos, con Ryanair y cruzar en ferry, desde del norte de Chipre (Kirenia) a Turquía.

            2º.- Hacer ese mismo itinerario, pero por tierra, atravesando Rumania y Bulgaria.

3º.- Volver a casa, sobre todo, si nos saliera alguna oferta de trabajo.

La horquilla de precios de hoteles, que estamos manejando, para la primera parte del viaje, oscila entre los 13-18 euros. Para el resto, esperamos, que sea más reducida. Solo llevamos una guía de Turquía, dado que para los demás destinos, no hemos encontrado nada, ni en las librerías, ni en la biblioteca.

miércoles, 20 de junio de 2012

¡Adiós!

            Si, de aquí al lunes, no encontramos trabajo –cosa, no imposible, aunque sí, improbable-, partiremos en un viaje de duración indeterminada, aunque no largo, hacia Ucrania, Moldavia, este de Turquía –lo poco, que nos falta de esta zona-, Georgia, Armenia y –tal vez-, Azerbaiyán.

            Pero, esta vez no os lo contaremos, dado que desde el próximo 25 de junio, queda suspendido este blog, de forma indefinida. Se establece esta fecha, con el fin de que si alguien tiene cosas pendientes de leer, pueda hacerlo

            Razones personales y el mal uso de sus contenidos y fotografías, me llevan a tomar esta decisión.

            Si blogger lo permite –como ocurre con Google Sites-, podréis seguir teniendo acceso a este sitio, únicamente, bajo suscripción, enviando vuestra dirección de correo electrónico.

            Un abrazo

martes, 12 de junio de 2012

Y ¿ahora, qué?

            Después de más de tres meses de inolvidables aventuras y algunas penurias, toca poner punto final, al quinto viaje largo, que comenzó un ya lejano, 7 de febrero de 2.0012 y que nos ha llevado a través de Marruecos, Sahara Occidental, Mauritania, Senegal, Mali, Líbano y Chipre. ¿Y ahora, qué?.
                                                 Gran Muralla China
            Prometimos, colgar las botas y de hecho, lo haremos, aunque dejamos puertas abiertas. De momento, no más viajes largos. Aún –a pesar de tener nuestros ahorros nacionalizados, en la intervenida, Bankia-, disponemos de la suficiente capacidad económica para poder, plantearnos un nuevo reto, pero nos parece algo irresponsable y arriesgado, seguir dilapidando nuestro patrimonio e hipotecando el futuro, con la que a nivel mundial, está cayendo. Cada vez, tenemos menos colchones donde amortiguar malos acontecimientos, por lo que queremos, guardarnos algunas balas en la recámara

            No obstante, no descartamos en el medio plazo, llevar a cabo ese penúltimo y ya perfilado proyecto –el séptimo y último, sería ya un viaje al espacio, para contemplar desde allí, nuestro planeta-, de duración aproximada de un año: se trataría de llegar a Rusia y tras visitar San Petersburgo y Moscú, tomar el Transmongoliano, para conocer, Mongolia. Volveríamos a China. Visitaríamos Japón y Corea, para después de retornar a la querida India, acometer Bangladesh, Pakistán y Bután.
Hampi (India)
            A través de Timor Oriental –o barajando otras posibles opciones-, pondríamos los pies en nuestro único continente inexplorado: Oceanía. Tras recorrer Australia y Nueva Zelanda –tampoco, muy a fondo-, volaríamos a Polinesia y de ahí, a la isla de Pascua, para aterrizar en Chile, posteriormente. Después, exploraríamos la parte este de Bolivia y el Brasil, que no conocemos, para de una u otra forma, acabar arribando en Venezuela.

            Desde Caracas, nos trasladaríamos a Nueva York, para descubrir el este de Estados Unidos y Canadá. Trataríamos de completar el periplo, dedicando la etapa final, a perdernos por varias islas del Caribe. Las que más nos interesan, son Cuba, Haití y Jamaica.

            Después de haber terminado un glorioso círculo, de casi cinco años, viajando, como podéis suponer, estamos de bajón. Ahora, toca reorganizar nuestras vidas y decidir, que rumbo tomar        Neva York (Estados Unidos)

viernes, 8 de junio de 2012

Pupurri de Chipre


             Entre los descartes del país, Trodos y Pafos. El primero, por no parecernos atractivo y por ser bastante inaccesible. El segundo, debido exclusivamente, a las carencias del transporte público, que no ofrece servicios directos desde Lárnaca, nuestro campo base.
                                                     Frenaros
            A cambio, hicimos un atractivo circuito, caminando por la comarca de Amachostos -chipriota en casi su totalidad, menos la capital, en poder de Turquía-. Asistimos a un éxtasis de iglesias, en Paralimni, Sotira y Frenaros. Son pequeñas, recogidas y llenas de cúpulas. Me refiero a las antiguas que ya casi no operan para el culto. Al lado de ellas han edificado otras más grandes, donde los curas, imparten la misa de espaldas, mientras los fieles miran y rezan, a escenificaciones religiosas, pintadas sobre lienzos y expuestas en todas los templos.

            Agia Napa –aparte de contar con un bonito monasterio-, es la típica localidad playera, donde moran guiris de edad, rechonchos y enrojecidos por el sol. Lo mismo de siempre: calles peatonales, tiendas de recuerdos, caros restaurantes de insulsa comida internacional, olor irrespirable a fast food…Nunca lograré entender, como alguien puede pasarse un año, trabajando duro, para dilapidar su tiempo y su dinero en sitios impersonales, como este.
 Larnaca
La playa, aunque superpoblada –y eso que es mayo- resulta agradable y de transparentes aguas, con una variedad infinita de matices cromáticos. Pero nos decepcionó un poco, al no ser la misma, que la de la maravillosa foto del folleto de Turismo.

            Pero, la mayor parte de nuestra estancia en el país, ha transcurrido en Lárnaca, cuyos alrededores, dan bien a gusto para dos o tres días, si se hacen caminando. El paseo junto al lago es agradable, bien acondicionado y en otras épocas –más invernales-, se pueden contemplar cientos de flamencos (ahora no hay ni uno), que emigran de otras zonas.

Muy cerca, se hallan una impresionante mezquita y el acueducto de Kamares. Alejándose un poco, se llega a la localidad de Kiti, con una iglesia antigua, de muy bella factura. Pero, si de templos hablamos, las hay también en la propia Lárnaca –donde está enterrado el bíblico Lázaro- y en sus inmediaciones, muy interesantes.
                                     Alrededores de Lárnaca

           Con la sosería habitual, abandonamos Chipre. Ni tan siquiera, en Ryanair se molestan en comprobar, si tu bulto de mano cabe en el pertinente comprobador de equipajes. Durante el vuelo, trato de sintetizar el viaje en algunos recuerdos.

            Desde luego, Senegal y Mali han sido las perlas del viaje, pero también, lo que más nos ha hecho sufrir. Constato, que mi vestuario está formado por unas sandalias de Etiopía, unos pantalones comprados en Calcuta y una camiseta de Nepal. Todo muy desgastado y remendado. Para mí, son los vestigios o las muescas de gloriosos periplos por el mundo. Aunque, la mayoría del pasaje –y eso, que vamos limpios, como siempre-, se preguntará, de que contenedor o vertedero he salido.
 Alrededores de Lárnaca
            
El aeropuerto de Gerona es agradable para dormir, aunque la innecesaria música ambiental, sea molesta. El último día hábil del viaje, transcurre en esta magnífica ciudad, que ya visitamos hace diez años. Si nada ocurre en nuestro retorno, este es el último post del viaje. 

Chipre, país fantasmal


            Desde que llegamos a Líbano –con la excepción de la animada, Trípoli-, tenemos la sensación de estar vagando por ciudades fantasma, también en Chipre. Tras ocho días, la visita a Nicosia, fue un impás en el infinito fin de semana, que nos ha atrapado en su bucle.

Todo comenzó con la huelga del transporte público en Beirut, que generó una total inactividad, El viernes, la habitual festividad religiosa de los musulmanes, que dio paso a un sábado a medio gas –desde el mediodía paralización absoluta-, para enlazar con la jornada de descanso dominical.
 Limasol
            Esta nos pilló ya en Chipre, pero hubiera ocurrido lo mismo en el país vecino. El lunes, calma casi total, a la espera de celebrar la jornada siguiente, el Día del Trabajo. Y, ¿el miércoles?. La tradición arraigada local, es cerrar todo el comercio por la tarde, incluidas las grandes superficies, desde las tres.

Ante estas perspectivas, no es de extrañar, que dos de los principales negocios –hasta en las localidades más pequeñas-, en territorio chipriota, sean las casas de apuestas y las tiendas 24 horas. Las primeras, para llenar tanto ocio. La segundas, obviamente, para aliviar las carencias del consumo, al estar los establecimientos del ramo, cerrados.
                                                                          Lárnaca
            En Limasol, el jueves y a pesar de ser laboral, vivimos las mismas sensaciones fantasmagóricas: locales en renta, tiendas navegando en la marejada de la crisis y tres elementos, incomprensiblemente característicos, de esta anodina ciudad: abundancia exagerada de minimarkets –vacíos y desabastecidos-, terrazas –con menos de un 5% de ocupación y precios estratosféricos, a diferencia de lo que ocurre con el transporte y el alojamiento- y parkings por todas partes –estos sí, llenos-, porque circular en automóvil, parece, a simple vista, la principal actividad del país.

            Limasol es una ciudad, ni fu ni fa. Cuenta con un casco histórico pequeño, pero cuidado y agradable, aunque sin ambiente alguno. Actualmente – y como en casi toda la ciudad-, su puerto antiguo está en obras y con los accesos tapiados. Esto tampoco ayuda mucho.

            Nicosia es hoy en día, la única ciudad dividida del mundo, bajo dos regímenes administrativos diferentes: el chipriota y el turco. Sería igual de fantasmal, que el resto del país, sino fuera por los numerosos grupos de turistas, que visitan la zona sur y el ambiente más oriental y vibrante, del área ilegalmente ocupada, por Turquía. Aquí, aunque tímidamente, es posible ver puestos callejeros, algún mercadillo, los niños tratan de sacar algo al viajero, las tiendas están más vistosamente montadas y ocupan las aceras y la gente, charla amigablemente en la vía pública.
                                                                                                                                                         Nicosia 
            Estos conceptos, son impensables, en la sosa parte chipriota. Lo que si comparten ambas zonas, es la belleza patrimonial, fundamentalmente en iglesias –unas cuantas reconvertidas en mezquitas- y algún que otro maravilloso Kan.

Para transitar de una zona a la otra, es necesario el pasaporte y rellenar un formulario. Aunque los sellos, sólo te los ponen en este último.
                                              Alrededores de Lárnaca

jueves, 7 de junio de 2012

Suave retorno a Europa


             Abandonamos Líbano, sin más incidencias, ni incidentes, lo cual fue mucha fortuna, teniendo en cuenta, que visitamos, siendo sábado, Beiteddine y Deir el Qamar –andando entre ambas localidades, por una carretera muy peligrosa-, arriesgándonos a no encontrar transporte público de vuelta, ya que se paraliza a mediodía y hasta el lunes por la mañana.
                                                                 Kiti
            El aeropuerto de Beirut, es bastante agradable para dormir y nadie te molesta. Volamos a Lárnaca. Ochenta y dos euros, para 25 minutos de vuelo y con un triste zumo de piña, junto a un esquelético pastel como desayuno, son toco un robo. También es verdad, que no éramos muchos pasajeros.

            Chipre es Europa y se nota en casi todo, aunque el 37% del territorio, esté ocupado por Turquía y estén al lado de Oriente Medio. Se nota en los precios, pero también en los servicios. Hemos visto más guiris en una mañana, que en ochenta y dos días de viaje. Los más osados, se limitan a recorrer los maravillosos alrededores de Larnaca, en el “sightseein”. Mientras, el resto deambula por la calle principal, por las garitos de comida rápida, con el desayuno inglés a cinco euros –oferta para casi todo el día-, como el precio estrella.

Lugareños y turistas beben cerveza por la calle, sin esconderla y sin el peligro de ser agredidos por ello. Nos ha costado acostumbrarnos, a esta sana costumbre mediterránea. A pesar de que la cervezas chipriotas –Keo y Leo-, no sean muy buenas, ni baratas.

            Llevamos casi cinco años, viajando ininterrumpidamente y es la primera vez, que nos sentimos de vacaciones. Por 20 € -y después de vagar más de dos horas, preguntando en muchos sitios-, contamos con un buen apartamento, con un enorme salón, calefacción-aire acondicionado, nevera, donde almacenamos cervezas, vino, champán –belga, que es de aquella manera-, productos cárnicos…Un lujo, no digno de nosotros. Duermo once horas seguidas y me invaden los remordimientos: ¿tenemos derecho a tanto asueto y lujos?        Nicosia

            De momento, hemos descartado las visitas a Pafos, macizo de Trodos y –probablemente- Kirenia. Resulta difícil llegar en transporte público –por tener, que enlazar varios- y a estas alturas de viaje, ya no estamos para minucias, que conlleven sufrimiento.
   

Decepcionantes libaneses


             Acostumbrados a los países de su entorno –Siria, Palestina, Jordania, Egipto, Turquía, Golfo Pérsico…-, en Líbano esperábamos encontrarnos gente maravillosa y afable. No queremos ser injustos. Para describir la idiosincrasia del país, hace falta estar más de una docena de días, como ha sido nuestro caso. Pero, el número de incidentes diarios padecidos aquí –generalmente por querer apropiarse de dinero, que no les corresponde-, ascienden a cuatro o cinco, cada sufrida jornada.   Deir el Qamar

            Pongamos, como ejemplo, un día como hoy:

1º.- Engaño en cuanto al destino del transporte. Nos aseguran que va a Balbeeck, pero debemos hacer cambio, a mitad de camino, en Chatura.
2º.- El nuevo y alocado conductor, hace sus chanchullos con el anterior. Se ve a la legua, que pretende estafarnos. Y así es. No entiende que cualquier viajero experto, pregunta el precio de todo lo que consume –sea un bien o un servicio-, previamente. Le damos 15.000 libras y pone cara de querer más. Le explicamos entre inglés –poco hablado aquí- y por señas, que son 6.000 cada uno y que nos devuelva nuestro cambio. Lo va haciendo poco a poco, billete –de mil-, a billete, con además de frustración.

3º.-Fotografiando una mezquita, aparece un descontrolado, que nos trata de arrebatar la cámara. Forcejeo de los dos contra él, durante más de un minuto y arrastrándole cincuenta metros, mientras gritamos “help us”. Nuestro blanco perfecto, dada la posición, era claro: un puñetazo en los cojones y el tipo, KO. Pero no quisimos meternos en problemas y la situación se arregló –con la presencia -que no intervención-, de los vigilantes de un parking. Su intención no era robarnos la cámara, sino que borráramos una foto, en la que él aparecía a más de 30 metros del objetivo. Era una instantánea panorámica y en la que salía una mezquita y naturalmente, toda la gente, que había en ese momento por allí, en un muy segundo plano.
                                                                Tripoli
Hay que decir, por otra parte, que incidentes similares a este, también los sufrimos en Mali y Senegal. Aunque, fueron mucho más leves.

4º.-Tomamos un cacharro en Chatura. Nos vuelven a tratar de cobrar más y ante nuestra negativa, aceptan el precio, que acordamos, con uno que habla francés. Pero el hijo de puta del conductor y después de lo pactado, nos quiere dejar a las afueras de Beirut, si no le pagamos 1.000 libras más, cada uno. El habla en árabe, nosotros gesticulamos y gritamos en español, mientras un pasajero ríe. Conversación de besugos, pero nos salimos con la nuestra y no nos saca ni una libra, más.

Por lo demás, el día empezó con otro tipo de problema. Hora y veinte minutos hasta que pasara el autobús, a la estación de Cola, mientras en la otra dirección, habían transitado cinco.  

                                                                          Baalbek
El paisaje hasta Balbeeck es agradable y aún perviven las nieves de las montañas, a pesar de que estamos a finales de abril. Las ruinas se ven al 90% desde fuera, así que decidimos no pagar su caro precio. Desde nuestro punto de vista, están sobrevaloradas, sobre todo, si se las compara con las de Siria y Jordania.

A la vuelta, paramos en Chatura, una ciudad que conecta Beirut, con Damasco, Baalbek, Anjar y Rachaya. El lugar está lleno de pedigüeños, pelmas, garitos de cambio de moneda –donde blanqueamos la mitad de los dólares encontrados- y tiendas de ropa militar –a la última moda, estilo lagarterana-. Pero se comen unos shawarmas excelentes, a unos precios muy razonables, con deliciosa carne de cordero en pan de pita y taataiki (excelente salsa de yogurt y pepino).

Volviendo por la Corniche, al fin, encontramos ambiente en Beirut, al llegar a la zona de la Marina. Restaurantes caros y vulgares, pero al menos, llenos de gente.
Beirut
Mañana trataremos de visitar, Beiteddine y Deir el Qamar. Si no pasa nada, ya no escribiré más post de este país. Mi último comentario, va encaminado a informar, de que es la única nación, desde hace mucho tiempo, en la que hemos visto fumar en cualquier transporte público, liarse cigarrillos al conductor, mientras pilota el vehículo o a civiles, campando alegremente, con un revolver en el cinturón, como si fuera el lejano oeste.   

miércoles, 6 de junio de 2012

Beirut, ciudad inhóspita. Líbano, país de chiste


            Ayer, saltarnos un protocolo de los habituales, de nuestro funcionamiento, durante los viajes, nos llevo a perder una jornada completa en Beirut, sin poder llegar hasta Tiro, lo que era nuestro objetivo. No pensábamos pagar por las ruinas, pero sí, al menos, ver la ciudad.
 Escaparate, en Beirut
            Hoy, quisimos intentarlo, de nuevo. Madrugamos. Antes de las 7 de la mañana, ya estamos haciendo ese largo peregrinar, que es ir a la estación de Cola. Después de unas cuantas incertidumbres, descubrimos que para hoy, los cacharros de todo tipo, han organizado una huelga, por la subida de los carburantes. Como siempre, hemos llegado el día exacto de la celebración. No nos perdemos ni una, bien sean militares –con golpe de estado incluido-, sindicales –con jornadas de paro-, religiosas o civiles –sean locales o nacionales-, que tantas veces nos han trastocado los planes (sobre todo a lo largo de los dos últimos viajes largos).

            Volvemos desolados. Otro día más en esta inhóspita ciudad. Y eso -según rezan diversas vallas publicitarias-, que en Beirut se consideran lo más de lo mejor en playas, vida nocturna y compras –especialmente de lujo-. Pero, por mucho que se digan las cosas, y se repitan, no se convierten en realidad .En cuanto a las primeras, son normales y sobre la “night life”, cabrían muchos matices, porque el ambiente es escaso –como a todas horas, en la ciudad- y consumir muy caro: cervezas a 5€ y un vaso de güisqui a 12€ (medio litro de la primera, en un supermercado, sale a 55 céntimos).

                                                                Ruinas de Baalbek
           Abramos capitulo aparte, para lo del lujo y las tiendas. El lujo, entendido a la libanesa, significa sacarte todo lo que puedan por cualquier cosa y luego ya veremos, que recibes a cambio. En cuanto a las tiendas, no exageran casi. Las deben vender al peso, porque aparecen por todas partes, pero siempre, sin clientes.

            Para nosotros –y esto es una opinión personal-, Beirut es la ciudad más insulsa e inhóspita, de todas las grandes de Oriente Medio. Y, Líbano en general, también nos está decepcionando. Es verdad, que cuenta con numerosas ruinas, excelentes cascos históricos y abundante naturaleza, pero carece de exotismo y de calidez humana, que sí hemos encontrado en Siria, Egipto, Turquía, Palestina… (No en Israel).
La frase que más repetimos, en estos últimos días es: “Líbano, país de chiste”.

 Pongamos un ejemplo: el ejército. Reír para no llorar. Militares con trajes de lagarteranas y lentejuelas –menos auténticos, que los de la guerra de Gila-, creyéndose héroes o corriendo por la Corniche, con una escasa mochila a la espalda, sin poder ni con los pies ni con el culo. Y, para colmo, el único, que se muestra simpático, nos desea “god night”, a las cinco de la tarde. Debe ser el experto del inglés de todo el cuartel. Vetustos tanques arrinconados en cualquier parte, rodeados de una alambrada de espino, que hasta un niño sabría saltarse por encima
 
            Pero, existen muchos más, destacando dos:

1º) Hamburguesas a 12.5 €, el kilo de queso a 150…tratando de explotar todas las formas posibles de hacerse ricos en un solo día.
                                                                 Sidon
2º) Conciencia colectiva, debido a su flamante y bien cuidada zona de tiendas y de monumentos, -financiada por la deuda exterior-, de poder compararse con París, Londres, Dubai, Nueva York o Milán. Pues anda, que no les queda y para muestra, muchos botones: tráfico absolutamente irrespetuoso con el peatón y con el código de circulación, precios de los productos básicos, que triplican o cuadriplican los de Europa, accesos viarios complejos, falta de clase media, supermercados vacíos, niños en los brazos de su madre –y no en sillita o cochecito- y adultos sin gafas, ausencia de moneda fraccionaria y redondeo constante y descarado, siempre a favor del comerciante… Al menos, sí están concienciados con el asunto de la basura y la ciudad se muestra, casi impoluta.

            Por cierto, nuestra pérdida de tiempo, se convirtió en dinero. En el suelo, junto a un coche, encontramos 100 $, en dos billetes de 50. Lástima de que el Madrid ayer, corriera peor suerte, que nosotros, en la Champions