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miércoles, 6 de junio de 2012

Beirut, ciudad inhóspita. Líbano, país de chiste


            Ayer, saltarnos un protocolo de los habituales, de nuestro funcionamiento, durante los viajes, nos llevo a perder una jornada completa en Beirut, sin poder llegar hasta Tiro, lo que era nuestro objetivo. No pensábamos pagar por las ruinas, pero sí, al menos, ver la ciudad.
 Escaparate, en Beirut
            Hoy, quisimos intentarlo, de nuevo. Madrugamos. Antes de las 7 de la mañana, ya estamos haciendo ese largo peregrinar, que es ir a la estación de Cola. Después de unas cuantas incertidumbres, descubrimos que para hoy, los cacharros de todo tipo, han organizado una huelga, por la subida de los carburantes. Como siempre, hemos llegado el día exacto de la celebración. No nos perdemos ni una, bien sean militares –con golpe de estado incluido-, sindicales –con jornadas de paro-, religiosas o civiles –sean locales o nacionales-, que tantas veces nos han trastocado los planes (sobre todo a lo largo de los dos últimos viajes largos).

            Volvemos desolados. Otro día más en esta inhóspita ciudad. Y eso -según rezan diversas vallas publicitarias-, que en Beirut se consideran lo más de lo mejor en playas, vida nocturna y compras –especialmente de lujo-. Pero, por mucho que se digan las cosas, y se repitan, no se convierten en realidad .En cuanto a las primeras, son normales y sobre la “night life”, cabrían muchos matices, porque el ambiente es escaso –como a todas horas, en la ciudad- y consumir muy caro: cervezas a 5€ y un vaso de güisqui a 12€ (medio litro de la primera, en un supermercado, sale a 55 céntimos).

                                                                Ruinas de Baalbek
           Abramos capitulo aparte, para lo del lujo y las tiendas. El lujo, entendido a la libanesa, significa sacarte todo lo que puedan por cualquier cosa y luego ya veremos, que recibes a cambio. En cuanto a las tiendas, no exageran casi. Las deben vender al peso, porque aparecen por todas partes, pero siempre, sin clientes.

            Para nosotros –y esto es una opinión personal-, Beirut es la ciudad más insulsa e inhóspita, de todas las grandes de Oriente Medio. Y, Líbano en general, también nos está decepcionando. Es verdad, que cuenta con numerosas ruinas, excelentes cascos históricos y abundante naturaleza, pero carece de exotismo y de calidez humana, que sí hemos encontrado en Siria, Egipto, Turquía, Palestina… (No en Israel).
La frase que más repetimos, en estos últimos días es: “Líbano, país de chiste”.

 Pongamos un ejemplo: el ejército. Reír para no llorar. Militares con trajes de lagarteranas y lentejuelas –menos auténticos, que los de la guerra de Gila-, creyéndose héroes o corriendo por la Corniche, con una escasa mochila a la espalda, sin poder ni con los pies ni con el culo. Y, para colmo, el único, que se muestra simpático, nos desea “god night”, a las cinco de la tarde. Debe ser el experto del inglés de todo el cuartel. Vetustos tanques arrinconados en cualquier parte, rodeados de una alambrada de espino, que hasta un niño sabría saltarse por encima
 
            Pero, existen muchos más, destacando dos:

1º) Hamburguesas a 12.5 €, el kilo de queso a 150…tratando de explotar todas las formas posibles de hacerse ricos en un solo día.
                                                                 Sidon
2º) Conciencia colectiva, debido a su flamante y bien cuidada zona de tiendas y de monumentos, -financiada por la deuda exterior-, de poder compararse con París, Londres, Dubai, Nueva York o Milán. Pues anda, que no les queda y para muestra, muchos botones: tráfico absolutamente irrespetuoso con el peatón y con el código de circulación, precios de los productos básicos, que triplican o cuadriplican los de Europa, accesos viarios complejos, falta de clase media, supermercados vacíos, niños en los brazos de su madre –y no en sillita o cochecito- y adultos sin gafas, ausencia de moneda fraccionaria y redondeo constante y descarado, siempre a favor del comerciante… Al menos, sí están concienciados con el asunto de la basura y la ciudad se muestra, casi impoluta.

            Por cierto, nuestra pérdida de tiempo, se convirtió en dinero. En el suelo, junto a un coche, encontramos 100 $, en dos billetes de 50. Lástima de que el Madrid ayer, corriera peor suerte, que nosotros, en la Champions

1 comentario:

Eva dijo...

Este post fue escrito, originariamente, el 28 de abril, de 2.012.

Saludos