jueves, 15 de febrero de 2024
miércoles, 14 de febrero de 2024
Día de comida gratis y de terremoto
Pero además de la logística, en nuestro segundo día en Guwahati, dedicamos tiempo a desenvolvernos por esta ciudad, que no ofrece atractivos inolvidables, pero si cierta cordialidad, un extraordinario ambiente universitario y buena comida. Elaboran un thali propio, que tiene más de quince ingredientes y un biryani genuino de pollo, llamado dum.
Dedicamos la mañana a visitar tres mezquitas, un templo sij y otro jainita de noviembre demasiado calado, pero si tienen interés, porque están enclavados en el magnífico bazar de Fancy, uno de los mejores, que hemos visto desde nuestra llegada, a India. Es parcialmente peatonal. Volvimos a los ghats del río, pero en una zona más avanzada que ayer. Misma neblina, que entonces. En frente hay una isla con varios templos. Según nuestra Lonely Planet, la barca para cruzar cuesta diez rupias ida y vuelta, pero en la realidad son 200. Las guías de esta editorial, ya solo sirven , como fuente prehistórica de los viajes y por la nostalgia de mi pareja.
Entreteniendo el medio día sin rumbo, nos han invitado a comer, opiparamente y hasta casi reventar. Se trata de un festival religioso -no hemos entendido en honor de quién -, nos han agasajado con un enorme plato de puré especiado y denso de patatas, verduras cocidas, salsa de tomate, berenjenas fritas y dos postres, con el arroz, como ingrediente principal. Nos han hecho posar con los alimentos en ristre, nos han hecho decenas de fotos y todos los hemos pasado genial. ¡Todo buenísimo!.
En la tienda del alcohol y con otras tantas veces, pedimos el güisqui "cheapest" y nos dicen con contundencia, que esa marca no la tienen.
Después y de forma inesperada , hemos visto el primer guiri -viejuno- en este estado.
Con nuestro flamante wifi callejero, hemos calculado las distancias y desde luego, lo que queríamos hacer, no va a poder ser, por lejanía, escasez de transporte y hoteles carísimos y deficientes.
Mañana y pasado los pasaremos en Shillong, a cien kilómetros de aquí y la jornada siguiente, llegaremos , a Cherrapunjee, la localidad más lluviosa del mundo.
De ahí, a las capitales de Tripura, Mizoran y Manipur a las que hay respectivamente 450, 550 y 400 kilómetros. Iremos viendo, pero la realidad será mucho más modesta.
A las 7:23 de la tarde, hora local, nuestros móviles nos alertan de un terremoto de 4,7 grados, a 38 kilómetros de aquí y que ha afectado a India, Bután y Bangladesh. ¡Como veis, el aburrimiento no tiene cabida en nuestras vidas!
Logística en Guwahati: hotel, transporte y wifi
EL HOTEL. Sí.Cumplimos nuestra amenaza y cambiamos de hotel. No solo por el engaño del wifi, sino por el incesante jaleo nocturno; por los insaciables mosquitos, que nos obligaron a taparnos hasta la cabeza; por el espartano colchón -el peor del viaje y ya es decir - y porque no se cargaron los móviles.
Somos previsores y habíamos mirado otros alojamientos la tarde anterior. Habíamos visto uno con wifi por 1.120 rupias, pero resulta, que hoy, esa habitación estaba ocupada y la siguiente costaba 1.680..¡Así es nuestra vida, si queréis nos la compráis y si no, pues a otra cosa! Comenzó una alocada peregrinación por las calzadas, esquivando a todo lo que se mueve, que es mucho y variado. Ya sabéis las principales respuestas: "no rooms"o "is full". Alguno más honesto y educado te pide perdón y te informa de que carecen de los permisos para alojar extranjeros.
Finalmente y donde menos lo pensábamos, obtuvimos una habitación al mismo precio de ayer, sin wifi. Desde que salimos del aeropuerto de Delhi no hemos visto ningún sitio, donde vendan tarjetas sim locales para móviles.
En resumen. Las habitaciones en Guwahati cuestan entre un 25% y un 100% más que en Sikkim o en West Bengala, son peores y raramente disponen de wifi.
EL TRANSPORTE. No sabemos, que medios de transporte habrá desde la nueva estación, a ocho kilómetros del centro, pero desde la vieja y para nuestro interés solo buses tempraneros, a Tezpur. Se supone, que también los hay a Shillong y te mandan a preguntar a la ventanilla 19, pero nunca hay nadie y parece abandonada.
Al lado, hay todoterrenos, que salen cada media hora, pero son más caros, que el transporte público. Y parece, que está va a ser la tendencia, que impere en el futuro, por lo que el presupuesto puede aumentar hasta un 50% y no estamos muy conformes.
EL WIFI. Sabes, que al final, las dos noches hemos dispuesto de él, pero de aquella manera. La primera, apareció uno libre, cuando ya nos íbamos a dormir. La segunda, encontramos otro con clave 12345678, procedente de la calle. La única cobertura, sentados en la taza del baño. Por eso, hemos podido subir parte de los vídeos y los post.
¡Una dificultad más y nos damos la vuelta! A nuestra India de siempre.
Guwahati
A media tarde, el tren llegó a superar las dos horas de retraso y nos temimos una caída en barrena. Pero, desde el atardecer se fue recuperando y para nuestro gozo llegó a la 1:22, con tan solo una hora y diecisiete de retraso. Arribamos a Guwahati con ese mismo margen, nueve horas después. Para ser un convoy de tan larga duración, nada que ver con el lamentable espectáculo, que vivimos en el tren de Delhi.
Guwahati nos sorprendió con un solemne calor y con la sensación -que aún mantenemos - de que todo va a ser, mucho más difícil que de donde venimos. Hay alojamientos suficientes, pero en más de la mitad de ellos no nos aceptan por extranjeros. Y el resto, son básicos y muy caros. Existe poco transporte público y mucho privado -taxis y todoterrenos-, con tarifas poco razonables. Al menos, el tema de la comida y el alcohol, muy bien.
Queríamos ir a Tezpur - ciudad más bonita de este estado- pero la realidad nos está haciendo recalcular el recorrido. Queremos visitar este estado de Assam y por este orden, Meghalaya, Tripura, Mizoran -alcohol ilegal- y Manipur, para volver aquí. No pretendemos ir mucho más allá de sus capitales. No iremos a Arunachal Pradesh ni a Nagaland. Nos quedaremos aquí mañana para organizar la logística y ponerle una pausa al viaje.
Una vez asentados -después de mucho esfuerzo y paseos - y haber mandado a la mierda a más de diez comisionistas de los alojamientos, nos vamos a descubrir parte de la ciudad.
La primera sorpresa es, que para llegar al río y a los ghats, hay que pasar por un profundo, largo y oscuro párking ¡En India nunca te aburres!. Resultan decepcionantes por nebulosos, dejados de la mano de Dios y porque por la mayoría de los accesos, te cobran. En la zona si encontramos otros lugares muy atractivos, como dos templos, varias gompas, el palacio de justicia y el planetario, además de un bazar. Está a punto de atropellarnos un autobús y de mandarnos al día del juicio final.
En el centro, Guwahati es una ciudad relativamente transitable -buenas aceras, pero calles muy difíciles de cruzar - y limpia. En la arteria principal de los hoteles - no muy lejos de la estación de ferrocarril - y por la tarde, se monta un mercado de ropajes, complementos y comida, que la convierten en tan animada como intransitable.
Mañana, sí o sí -prevemos un día durillo-, cambiaremos de hotel, porque la hija de puta de recepción nos ha engañado. Nos dijo está mañana, que el wifi estaba averiado y al llegar a la habitación comprobamos, que tiene cuatro repetidores -uno por planta - y dos con la señal entera. Le hacemos una captura de pantalla a las conexiones y aún así, mis vuelve a decir lo mismo.
Camino del este, cada jornada se va haciendo de noche más pronto y debemos recogernos antes.
New Jalpaiguri
La última tarde en Siliguri -el lugar hasta la fecha más caótico y desagradable del viaje - descubrimos, que varias agencias ofrecen autobús directo, a Tezpur, en Assam. De haberlo sabido antes, podríamos haber cambiado de planes, aunque veinte horas por carretera por carretera en India, son siempre muy duras.
Pero, no, porque nosotros ya teníamos nuestros billetes de tren, a Guwahati, convoy, que seguía subiendo inapelablemente, ya por el centro de India -Andra Pradesh-, según nuestra aplicación, con aproximadamente una hora de retraso.
Cuarta noche en esta ciudad y tercer hotel distinto, por problemas con los dos anteriores, sin duda, el mejor. Dormimos casi el sueño eterno y apuramos el check out hasta las doce, dado que el día iba a ser largo. Nuestro tren -ya iba por el estado de Orissa- se había ido a más de hora y media de retardo, durante la noche.
Cruzamos la carretera de la muerte y una pequeña confusión, estuvo a punto de arruinarnos la jornada. Tomamos un bus, pero este no iba a New Japailguri, a 8 kilómetros, sino a Japailguri, a secas, a 47. Afortunadamente, el ayudante nos solucionó parte del problema y nos dejó en un cruce, a 4 kilómetros de la terminal. Había cacharros, pero como teníamos mucho tiempo, fuimos andando por una carretera fácil, aunque tan polvorienta, que nos dejó el pelo, la cara y los brazos hechos un asco.
Al llegar, comimos las mejores samosas del viaje y nos valimos del wifi de nuestro hotel de hace días, para seguir controlando el 22503 -no jugamos nunca lotería, pero la próxima Navidad compraremos un décimo con este número -, que se acercaba peligrosamente a las dos horas de demora.
De día, New Japailguri no es un lugar peligroso y puedes moverte con relativa soltura. Está la calle principal, algo caótica, que lleva a la wine shop. Está la de los numerosos restaurantes, que sirven todos lo mismo. Y por último, la tranquila arteria de los hoteles de tipo medio, bien asfaltada, que da acceso a un barrio modesto, pero muy bien acondicionado y presidido por un templo.
Otra cosa diferente y bastante molesta, es la numerosa pandilla de pesados, que pululan por sus calles y que son bastante agresivos. Se dividen en cuatro gremios y no sabría decir, cual es peor: los del transporte, los de los restaurantes, los de algunos hoteles cutres -entre ellos, el nuestro de la otra vez- y los insoportables niños pedigüeños. Nosotros y otra guiri sola -que habíamos visto, en Darjeeling - para pelear con todos.