A ello hay, que añadir, que desde el día 25 de junio, de 2021, los dos tenemos la pauta completa del suero contra el coronavirus (Pfizer).
Como, creo, que ya he dicho, en el avión nos entregaron un exhaustivo formulario sobre temas médicos y sanitarios, que rellenamos con paciencia y veracidad, además de la habitual tarjeta de inmigración. Pero, a la llegada al aeropuerto, de Ciudad de México, no nos lo quiso recoger nadie y lo tiramos, posteriormente, a la basura. Afortunadamente, hemos regresado sanos y salvos, a casa, una vez màs. El viaje ha transcurrido de manera muy placentera, porque no hemos padecido ningún contratiempo en nuestra salud. Ni diarreas, ni vómitos, ni dolores de ninguna clase, ni constipados, ni malestares generales, ni picaduras o granos, ni accidentes... ¡Todo perfecto!. Sin embargo, cuando menos lo esperábamos, ha sido a la vuelta, cuando se nos han venido encima unos cuantos males. Lo achacamos, a la baja temperatura, al llegar el domingo de madrugada, a Madrid (cero grados, cuando veníamos de los 33, de Acapulco). Nos presentamos, en Barajas, muy ligeros de ropa, con una camisa y un jersey y salimos más de una hora, a comprar víveres, a un supermercado DIA, que se encuentra en Alameda de Osuna. Ese día, lo pasamos bien y el lunes, también. Fue el martes, cuando explotó todo. Mi pareja tuvo agotamiento y agarró un fuerte constipado, que le duró una semana. Yo, aún levantåndome a las doce de la mañana, llegaba a las ocho de la tarde, sin fuerzas, agotado. A la vez, empecé a tener insoportables dolores musculares y de las articulaciones, al hacer determinados movimientos sencillos. Paradójicamente, estos dos son, síntomas de la nueva variante de coronavirus. Además, se me añadió algo de tos y unas décimas de fiebre, muy pasajera.Todo fue remitiendo, aunque muy lentamente, durante las jornadas siguientes, estando ya sin dolores, con la llegada del fin de semana.
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