No fue algo premeditado o programado, pero tuvimos la suerte de poder vivir y disfutar de esta fiesta, en la parte central de nuestro periplo por el país azteca. No buscamos aquí, describirla en su máxima extensión -para eso, ya tenéis otros muchos recursos en internet, incluida la Wikipedia o las guias dedicadas a México-, sino ofrecer unas pocas pinceladas con el asunto y contaros de primera mano, tanto nuestras emociones, como las experiencias personales propias. Se trata de una celebración prehispánica, que se data desde hace miles de años y que lo único, que hizo la cristiandad -como con tantas otras fiestas paganas-, fue adaptarla a la religión, que desde la conquista, iba a dominar el nuevo mundo. Los españoles permitieron conservar la mayor parte de sus rituales y el cambio más significativo fue, reducir de dos meses a dos días y a sus cuatro o cinco jornadas previas, la celebración del evento.
Aunque la festividad no es exclusiva de México, dado que también se celebra en algunas partes de Perú, Bolivia, Colombia o Centroamérica, si que es esta la más famosa y conocida, en gran parte, gracias a la película "Coco", producción de Disney, que trata ampliamente sobre el tema y que fue rodada, durante seis años.
La visión y formato, que se le da a este evento, es diametralmente diferente, a la que planteamos en España o en Europa, en relación con los días de los Santos y de los Difuntos. Lo que aquí es tristeza, añoranza y melancolía, en el país azteca se transforma en celebraciones familiares, comilonas y fiestas. Acaso, ¿los mexicanos no tienen miedo a la muerte o se ríen de ella? No es el caso y brevemente, os lo explicamos. , lLas casas particulares y las calles más céntricas de las ciudades se adornan con altares con velas, las omnipresentes flores cempassúchil -entre amarillas y naranjas, también llamadas clavel chino o clavelón indio, dado que se utilizan en muchos de los rituales religiosos de este país asiático-, calaveras de distinto tamaño, color y forma -entre ellas, la más famosa y sonriente de la Catrina-, fotos de los fallecidos y cualquier otro motivo alusivo a la muerte, que los creadores de estas alfombras o templetes -lisos o en relieve-, crean conveniente para la tan importante ocasión.
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