Beirut no es una ciudad fea, pero falla, queriendo ser lo
que no es –una urbe europea- ni lo que probablemente, demanden sus habitantes.
Para el visitante, tampoco es fácil, porque el agradable centro, resulta algo
inhóspito. Lleno de mezquitas, calles de aceras anchas y tiendas de lujo o
marca, carece de ambiente y de peatones, salvo por la noche, en la calle de los
caros bares. Apenas, hay oportunidades para las necesidades básicas del
viajero: hoteles caros y escasos, para lo que ofrecen, ausencia de cibers, de agencias
de viajes, de lugares de comida rápida baratos, de garitos de cambio, de supermercados
normales… Beirut
Aunque ya es de noche –menos mal que controlamos la ciudad-, logramos una muy buena oferta –para lo que hay-, negociando en un próximo hotel, con un agradable venezolano.
En el que existe, puedes adquirir
una botella de güisqui, a 2500 €, para guardarlo en un bolso, de 300 €,
adquirido previamente en el zoco. La escena de tiendas de lujo –o marca-,
vacías, ubicadas en calles tan bien acondicionadas, como intransitadas, es
frecuente en todas las ciudades de Líbano, que hemos visitado hasta ahora.
Luego, para
hacer 120 kilómetros, entre Trípoli y Sidón, se necesita coger tres cacharros,
que te emplean más de media mañana. Eso, por no hablar del estado de la
inexistente estación de Cola, que es más bien, un conjunto de vehículos varios,
ubicados donde pueden, en una especie de rotonda. En realidad, nuestra
intención no era retornar a Beirut, tan pronto. Sidon
Pensábamos
tomar Sidón, como campo base, para recorrer el sur, pero el alojamiento, que
manejábamos, ha elevado su precio al triple, en seis años. Casi todo lo demás
–naranjas, dulces, agua…- dobla el precio de Trípoli. Deben creerse, que por
tener la ciudad –casi museo-, bien acondicionada, tienen derecho a forrarse, a
costa de los cuatro incautos turistas, que pateamos la ciudad,
despreocupadamente.
Volvimos a
Beirut, cansadísimos y después de estar todo el día con la mochila a cuestas,
tuvimos la suficiente firmeza, para librarnos del audaz dueño del hotel
anterior –que por cinco dólares, vendería a su madre-, que nos pretendió cobrar
casi lo mismo, por una tienda de campaña en la terraza –con mucho aire, y sin
clavar-, que por la habitación del otro día. Viendo, que no aceptamos, nos
ofrece el suelo de la cocina.
Beirut
Aunque ya es de noche –menos mal que controlamos la ciudad-, logramos una muy buena oferta –para lo que hay-, negociando en un próximo hotel, con un agradable venezolano.
4 comentarios:
Este post y el de más abajo, fueron escritos, originariamente, entre el 22 y el 25 de abril, de 2.012.
Saludos
Enhorabuena, eva. Un trabajo excelente del que si me permites me voy a aprovechar para mi viaje de este verano, por Senegal y Gambia (Mali, ya veremos).
Un abrazo, Joan
Me alegro mucho, EVA, que te hayas decidido a poner fotos al blog. Visualmente gana mucho
saludos
Sí, al final voy a ir subiendo fotos, pero con mucha calma. Este blog, de momento, tiene 145 entradas y va a costar, ponerse al día.
Todavía restan cinco, por publicar, de Líbano y Chipre, de nuestro último viaje largo.
Saludos
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