Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Nuestros planes viajeros para 2.018. ¿Habrá octavo viaje largo?

          Baku (Azerbaiyán) 
         Aunque teníamos un par de proyectos viajeros para este año, que va terminando, consistentes en ir, a Grecia o a las provincias, de Sevilla y Huelva, después de que Ryanair tenga en promoción el vuelo, entre Valladolid y Sevilla, inaugurado hace poco; finalmente, hemos decidido, que no haremos más escapadas, en 2.017. Reservamos todas nuestras fuerzas y nuestro dinero, para el octavo viaje largo, que empezaría en el segundo trimestre, de 2.018.
Lhasa (Tibet)
          Volvemos, a recuperar uno de nuestros viejos sueños, como era el inicio de la vuelta al mundo, prevista para 2.011 y que, finalmente, se quedó en dos viajes largos (el tercero y el cuarto). Si hay un año perfecto, en un principio, para visitar Rusia, huyendo de los altos costes del visado y de la burocracia, ese es, 2.018.
San Petersburgo (Rusia)
          Parece ser -nosotros estábamos fuera y no lo podemos constatar, personalmente-, que ya se aplicó la exención de visado, en la pasada copa de Confederaciones, a los que portaron una entrada para el evento. Según hemos leído, lo mismo ocurrirá en el Mundial de Fútbol. Los que hayamos comprado entradas -no sé, cuando se ponen a la venta- podremos circular por el país, realizando unos trámites menores y al parecer, sin coste, durante todo el periodo del torneo, además de los diez días anteriores y los posteriores, al mismo.
Tabriz (Irán)
          Nuestros planes consisten en organizar un periplo de medio año o más, echando el resto. Es decir, poniendo los objetivos por encima de los costes. Si hay, que dejarse cinco mil euros más de lo previsto, lo haremos, sin remordimientos y no, como otras veces. Está previsto, que este sea el último viaje largo, pero lo he dicho tantas veces..., que mejor no poner límites, cuando nadie me los ha exigido.
Paisajes de Mongolia
          Partiremos para Rusia, de forma directa o si sale algo más barato, hacia algún país limítrofe. Prevemos, visitar Moscú y San Petesburgo y después, haciendo varias paradas aún no definidas, alcanzar Mongolia, en el tren transmongoliano y disfrutar de este país. Sabemos, que nos va a resultar difícil y caro y que tendremos, que entendernos con agencias, , pues hay muchas cosas, que no se pueden hacer por libre, Pero, por lo demás, estamos en pañales, sobre esta enigmática nación.
Dajeerling (India)
          Seguiríamos en nuestro camino, hacia China. Como ya conocemos lo principal, transitaríamos por destinos más secundarios y gestionaríamos los permisos para alcanzar, el ansiado Tibet.

          Volveríamos, a Nepal y después, nos trasladaríamos al noreste, de India, para ver si de una vez, podemos alcanzar Darjeeling, Sikkim y los pequeños estados de esta zona, para los que nos den permisos.

          Conseguido este objetivo, volaríamos, a Kuala Lumpur, con el fin y con alguna compañía de bajo coste, de arribar, a Australia y Nueva Zelanda.
                                                                Sydney (Australia)
        Finalmente, intentaríamos, alcanzar Azerbaiyán -y las repúblicas díscolas independentistas y no reconocidas por nadie- e Irán, volando desde algún país del golfo Pérsico.

          Si no resultara posible este ambicioso proyecto y tuviéramos, que tirar de viajes más cortos, las prioridades son, por este orden.

          -Rusia, Azerbaiyán e Irán (o dos de estos tres destinos).

          -Canadá y el este de Estados Unidos.

          -Islandia.

          -Burkina Faso, Costa de Marfil, Benin y Togo.

lunes, 30 de octubre de 2017

Los números del séptimo viaje largo

                                                     Esta es de Hyderabad y las dos siguientes, de Tokyo
          Hablar de un presupuesto orientativo, para los países visitados en este periplo –o para cualquier otro lugar del mundo-, no resulta nada fácil, dado que cada viajero tenemos unas necesidades diferentes y buscamos niveles de comodidad distintos. Y, como se ha insinuado también ya, las tasas de cambio pueden ser muy diferentes, en una época o en otra, haciendo el viaje más caro o barato.

          En este periplo, además, se añade la circunstancia de la heterogeneidad del coste de las cosas, en los diferentes países transitados. Mientras en Japón, dos personas con un presupuesto limitado, se gastan casi cincuenta euros al día, en India o Tailandia, se puede vivir holgadamente, con menos de quince. Y por unos 10 ó 12, si se prescinde totalmente de las bebidas alcohólicas y de la cerveza.
Las dos siguientes son, de Bangkok
          No obstante y a pesar de las matizaciones anteriores, dejo aquí nuestras cifras de gastos, aproximadas, por si pueden ser de utilidad para alguien:


          -Gastos finales, incluyendo boletos aéreos y visados: 3535,94€.

          -Gastos totales, incluyendo visados, pero excluyendo boletos aéreos: 1866,36€.

          -Gastos totales, excluyendo visados y vuelos: 1.776,36€.

          -Media diaria de gasto, incluyendo boletos aéreos y visados: 37,61€.

          -Media diaria de gasto, excluyendo boletos aéreos, pero con visados: 19,85€.

          -Media diaria de gasto, excluyendo visados y vuelos: 18,89€

          No se han estimado las comisiones de cajeros, que pueden rondar los 3 euros -sólo en una extracción, en India, dado que en Tailandia, siempre tiramos de efectivo-, por ser una cantidad, escasamente significativa y por no formar parte real del viaje.
Hampi
          Tanto, los gastos como la media de gasto, son para dos personas, llevando una línea moderada de desembolsos, que incluye alojamiento en habitaciones dobles, normalmente con baño -económicas-, un desayuno generalmente ligero, una comida caliente -en lugares también baratos- y una cena, a veces caliente, otras veces fría y en ocasiones, sustituida por unas cervezas y snacks para picar.

          También, se integran los desplazamientos necesarios; los accesos a todas las visitas, que son de pago, que ha sido ninguna, gracias a nuestra habilidad para colarnos en unos cuantos sitios y a que en la India, afortunadamente, hay bastantes cosas, que son gratis y los escasos caprichos, que nos damos, porque no somos muy caprichosos, aunque si muy cerveceros -aunque debido a los elevados precios, en Tailandia, Malasia, India y Japón, hayamos tenido que racionar bastante, nuestro fundamental y líquido elemento).
K                                                    Kuala Terengganu
          Siguiendo este estilo de vida podríamos, establecer unos gastos totales diarios para dos personas y por país, dejando al margen el capítulo de los vuelos, que puede ser variable, dependiendo del destino, pero si incluyendo, los desplazamientos terrestres, en la horquilla siguiente. También esbozamos, los gastos totales en cada nación visitada

          Japón: 40-50 euros, de media al día y 427,86 euros de gastos totales.

          Tailandia: 10-15 euros de media diaria y 256,58 euros de gastos totales.   Bangalore

          Malasia: 12-18 euros de gastos medios, diariamente y un total de 415,87.

          Brunei: Unos 25 euros de media de gasto diaria y un total empleado de 74 euros, en esta breve aventura en el sultanato.

          India: 13 euros de gasto diario y un total de 518,72 euros.

          Nota: No se incluyen en este desglose, los gastos en visados, en los países que hay que pagarlos.
Leh
          Como se observa fácilmente, echando un vistazo a los datos expuestos arriba, los vuelos supusieron, en torno al 50% del total de los gastos, en esta ocasión. El alojamiento se llevó el segundo lugar, con aproximadamente, una sexta parte del gasto total (591,44 euros). El transporte público terrestre ocupó la tercera posición, a muy corta distancia del anterior capítulo, con un desembolso total, de 559,67 euros. Sin duda, más que en ocasiones anteriores

          Sacamos fuera del ranking, los gastos generales, por ser diversos, aunque mayormente, predomina la comida, la cerveza y las bebidas alcohólicas, que supusieron -con 625, 25 euros-, en torno al 15% del total invertido.
Yokohama
          Las visitas de pago supusieron un sorprendente y exitoso dato: 0 euros gastados. Visitamos, sin embargo, casi todo lo que había, que ver. Unas veces, porque se contempla, perfectamente, desde fuera y para qué pagar (habitual en India). Otras, a través de diversas tretas, entre ellas, colarnos. ¡Sí, ya sé, que está mal hecho!, pero tampoco está nada bien, que te cobren 50 veces más por ver algo, que a los indígenas. Y la mayoría -sobre todo en India-, porque no son siquiera de pago.


          Solamente abonamos los visados, de India, que supusieron unos noventa euros.

miércoles, 25 de octubre de 2017

Cambios en cuanto a la visa, de India

                                      Esta y las dos de abajo son, de Srinagar
          Una vez, que has accedido al país, te das cuenta de que casi nada cambia en India, durante años (o siglos). Sin embargo, las modificaciones en la normativa de visados están a la orden del día. Tres veces hemos arribado al país y en cada una de ellas, hemos obtenido el visado de una forma diferente.

          Para empezar, el ministerio de asuntos exteriores, de India, ha cerrado desde el pasado mes de abril, las oficinas de ARKE, en Madrid y Barcelona. Eran las encargadas, desde hace unos cuantos años, de gestionar las visas para acceder al país, que tenían una validez de seis meses, desde la fecha de su emisión y permitían múltiples entradas, por un periodo no superior a los noventa días cada una.
Esta y la de abajo son, de Hampi
          Ahora, la única forma para el viajero de ingresar al país, es a través de la e-via o visa-online, que se obtiene en la siguiente dirección web: https://indianvisaonline.gov.in/evisa/tvoa.html. Permite el acceso, a India, por un periodo de sesenta días con dos entradas y un coste de cincuenta dólares estadounidenses.

           Si bien, se disminuyen los días y se reducen las entradas al país, se aceleran bastante los trámites: dicen, que tardan cuatro días en aprobarla, pero a nosotros, nos la concedieron en tan solo 24 horas. Además, sale más barata -unos 20 euros menos, que cuando viajamos hace tres años- y no necesita de presencia física o de entrega de pasaporte o fotos, pudiéndose hacer los trámites desde cualquier parte del mundo (basta el wi-fi de cualquier hotel y un teléfono móvil o tableta).

          Basta con subir dos archivos, además de rellenar el pesado y habitual cuestionario: uno con una foto reciente de carné con fondo blanco y otro con la primera página del pasaporte, que previamente, habremos escaneado.
Deelhi
          Eso sí: a pesar de ser on-line, hay que imprimirla -no basta con mostrar la pantalla del teléfono móvil-, porque si no, te pueden poner muchas pegas, a la hora de embarcar en el vuelo de ingreso al país y en algún caso, hasta denegarte el embarque. ¡Pocas bromas con esta gente!. Tomároslo en serio.
Carretera, entre Leh y Srinagar
          Al aterrizar, en India -nosotros lo hicimos a través del aeropuerto, de Chennai-, las gestiones son muy sencillas. No tuvimos, que esperar cola alguna y en menos de diez minutos, conseguimos el sello en el pasaporte, los dos. Son, como los de la vieja usanza, nada de modernas pegatinas con foto y te indican la fecha límite de salida. La única pregunta, que nos hicieron, es dónde íbamos a alojarnos.
Leh
          Nosotros, encantados de la vida con este nuevo sistema, que nos ahorra costes, de tener que ir, a Madrid o enviar la documentación por mensajero, pero para estancias más largas, como la que tuvimos hace tres años, supone una cortapisa importante y tener, que hacer, varios visados seguidos (si es posible, porque no lo he investigado).

martes, 24 de octubre de 2017

Los peores momentos del séptimo viaje largo

                                                             Esta y la de abajo son, de Bangkok
          1º.- Sin lugar a dudas, el peor momento del viaje, por desconcertante y dilatado, más que por dañino o definitivo, fue cuando, en Bangkok, nos quedamos sin la posibilidad de utilizar nuestras tarjetas SIM del teléfono, lo que nos impedía poder confirmar las compras por internet con tarjeta de crédito, a través de los códigos, que se envían por SMS. Como ya sabéis, al final, el problema no era de las tarjetas, sino de lo teléfonos, pero eso no lo supimos hasta la vuelta.
Las dos siguientes son, de Kuala Terengganu
          2º.- Transitar por la carretera, de Manali, a Leh, donde realmente y a muchos metros de altitud, te juegas la vida, por su extraordinaria falta de mantenimiento y circulación de tráfico pesado. Afortunadamente, los conductores de los autobuses públicos tienen gran pericia y experiencia. El peor tramo se halla en el descenso del puerto principal, entre Manali y Keilong (absolutamente infernal).

          3º.- Llegar a Madras y después de caminar entre el denso e insoportable tráfico y el asfixiante calor, ser rechazados en un hotel -por ser extranjeros-, previamente reservado, en Booking, en un barrio desastroso, que engañosamente, se denomina, como zona Beach Para mas bemoles, iras y risas, se llama Vimal Mansion, cuando en realidad, se trata de una pensión siniestra einfecta),. Y todo, con el equipaje a cuestas y después de haber pasado una fatídica noche en el aeropuerto, de KLIA 2, en Kuala Lumpur y de haber tenido algunos problemas con la visa de la India.

          4º.- También, relacionado con el asunto de las tarjetas. Los cuatro minutos y medio, que trascendían, entre que solicitábamos una compra con tarjeta de crédito, avisábamos a mi padre y este, nos mandaba el código SMS, para confirmarla. Así sucedió y siempre, transcurriendo el mismo tiempo, para confirmar el pago de las visas, de India y obtener los billetes electrónicos para varios vuelos.
                                                                                                        Las dos siguientes son, de Leh
          5º.- Los quebraderos de cabeza con los autobuses en general, en India, que fueron los protagonistas negativos de este viaje. Autobuses, que no existían y que nos complicaron la vida, sobremanera; otros, que iban llenos hasta la bandera, uno tras otro; algunos, que permanecieron dos días cancelados, como los que iban, a Himachal Pradesh, desde Delhi, el 24 y el 25 de agosto; accidentes de vehículos pesados, que obstruyeron el tráfico y provocaron eternos atascos, a la espera de la llegada de las tardonas gruas...

          6º.- Las cancelaciones de trenes masivas, en todas las direcciones, pero especialmente, hacia el noreste, que nos impidieron terminar el viaje de la forma deseada, visitando Darjeeling y el estado, de Sikkim. Toda una pena y algo, que nos quedará pendiente para siempre, dado que lo más normal es, que no volvamos, a India.

          7º.- El ataque sufrido por mi pareja, ascendiendo al templo de los monos, de Shimla, por esos despiadados primates. Ni más ni menos, que cinco y no muy amistosos. Gracias a los lugareños y sus gruesas varas de madera, conseguimos disuadirlos. La cosa es, que la culpa fue suya. Vino uno, a pedirme a mi comida, de buen rollo y no se le ocurre otra cosa, que tirarle una manzana, que llevaba en el bolso. Salieron varios monos de la nada, pensando y no sin razón, que tenía más y reclamando su parte. Y ahora, con bastante peores mneras.                          Nahan

          8º.- Pasar casi 28 horas en un tren, entre Hyderabad y Delhi y además, con compañeros de viaje no demasiado recomendables. Para colmo y sin aviso, cerraron el grifo de la comida a la una y media de la tarde y nos quedamos sin almorzar, hasta las cuatro y media.

          9º.- Los diferentes cruces de tráfico imposible, muchas veces, ligados a las obras del metro y otras veces y por necesidad, siendo de noche. En dos de ellos y sin exagerar -Hyderabad y Delhi-, nos jugamos la vida, con altas posibilidades de sufrir un percance.
Hampi
          10º.- Vernos obligados, a pasar la noche en la estación de autobuses, de Shimla, tirados en el suelo -eso no es problema, porque estamos acostumbrados- y con escasa ropa de abrigo. Pasamos un frío inolvidable.

          Dejamos fuera, lo que fue el peor momento del viaje, con diferencia, por ser tan malo, que no se puede asemejar a los anteriores. Cogimos un tren, de Bangalore, a Hassan, vía Mysore. No teníamos reserva y nos tocó ir, en un principio, en el vagón de los enfermos, impedidos y discapacitados. Luego, nos echaron y subimos al de segunda general, mientras caía el diluvio universal.
                                                                                                         Manali
          De repente y en una estación no muy grande, suben dos policías. Uno de ellos, se sienta frente a mi. Empieza a mirar, a llamar por teléfono -insiste mucho, por lo que logro entender, que le expliquen el número de vagón donde deben intervenir- y a revisar decenas de formularios, en whatsapp. No nos dice nada, pero yo ya se hace rato, que se trata de mi.

          Como ya soy perro viejo y me ha pasado varias veces, en India del sur, saco la cámara y me pongo a mirar las fotos a corta distancia, observo la hora de la misma forma y el móvil. Entonces, el poli, decide iluminarme con su linterna -es su única herramienta, además de una enorme y arcaica pistola-, pasándomela por los ojos de un lado a otro. Me hago el tonto y el ciego.
Kuching
          Entonces y no sin antes volver a telefonear, para pedir instrucciones, se da cuenta, al fin, de que tengo un defecto visual congénito y no, de que voy borracho, como ha denunciado una señora hija de puta, que viaja en nuestro vagón.

          Al fin, abre la boca: “Where are you going?”. “Hassan”, respondo de forma tímida. “Arrive, one trhirty a.m.”, prosigue y se baja. Una gran templanza y aplomo para el, sin duda, momento más difícil del viaje. Porque en India, tiene casi más pena beber alcohol en público o ir borracho, que atropellar a alguien o poner en riesgo, la vida de otros conductores o peatones, con maniobras temerarias.
Mandi
          No incluimos en esta relación, ni las 14 horas de tránsito en el aeropuerto, de Moscú, ni las dos noches, que pasamos al raso, en Japón.


lunes, 23 de octubre de 2017

Los mejores momentos del séptimo viaje largo

                                                     Esta es, de Phuket y la de abajo, de Bangkok
        No fue un viaje de extraordinarios momentos, aunque si los hubo bastante buenos. Tampoco, afortunadamente, los hubo demasiado malos. De momento, os hablamos sobre los primeros.

          1º.- Tras varios días de desorientación y gestiones infructuosas, daar con la clave para resolver el problema de las tarjetas. Hablamos con el banco de más confianza, que no se amparará bajo la ley de protección de datos, como los otros, para cambiar nuestros teléfonos por el de mi padre. De esta forma, el nos mandaría los códigos de las compras al correo electrónico, dado, que también y al reiniciar el único teléfono, que funcionaba, habíamos perdido el whatsapp. Tiene mérito, porque mi progenitor tiene 77 años y no sabía nada de estas cosas.
Kuching
          2º.- Ver amanecer en diversos lugares, especialmente, contemplar a esa hora los templos de Kyoto o el lago, de Srinagar. Por el contrario y para nuestra desgracia, no recordamos ningún atardecer memorable.

          3º.- Encontrar, en la ciudad, de Hat Yai y sin esperarlo y después de padecer el problema de las tarjetas SIM, una agencia física, de Air Asia, que nos permitía reservar vuelos con el PIN de la tarjeta normal y no teniendo, que recurrir, a códigos por SMS. De esta forma, compramos boletos de ida y vuelta, a Borneo, desde diferentes puntos y ganamos dos semanas de margen, a la hora de tomar decisiones. No volvimos a ver otra agencia -y andamos mucho-, hasta llegar, a Kuala Lumpur, 10 días después.
                                                                                                              Kyoto
          4º.- Agradables paseos por los cascos peatonales de las ciudades del noroeste, de India: Manali, Shimla, Nahan, Kullu, Leh... Parece, que estás en otro país.

          5º.- Pasar el peor momento del viaje, estando en el aeropuerto, de KLIA 2, cuando al sacar los pasaportes para facturar, hacia Chennai, perdí de vissta 750 euros, que llevaba junto a ellos en el bolsillo interior. Fueron un par de minutos horribles, hasta que dimos con ellos. Habían caído sobre uno de nuestros bolsos, del mismo color, que la funda que los albergaba.
Todas las demás son, de Tokyo
          6º.- Conseguir en el primer hotel, de Kyoto y en menos de una hora de búsqueda, un vuelo desde Osaka, hasta Bangkok, por menos de 75 euros, con la compañía Scoot y además, para el día, que queríamos. Esto propiciaba, no pasar más días de la cuenta, en Japón, con mayores gastos, que en la capital de Tailandia.

          7º.- Los paseos por los mercados nocturnos peatonales, de Bandar Seri Begawan. También, la celebración de la fiesta china de Pesta Kebudayaan, en Kuala Terengganu

          8º.- Pasear sin rumbo, ni prisa, por el mercado de pescados, de Tokyo y por el del exterior, donde puedes almorzar a base de diversas degustaciones gratuitas. La cosa da para una mañana completa.

          9º.- Por error -o mentiras- en la información sobre autobuses, salimos de Hasan, hacia Shimoga, a media tarde, pensando, que allí nos tocaría pasar la noche a la intemperie y esperar a la mañana siguiente, para partir hacia Hampi. Pero, como ya he contado mil veces, la India siempre te sorprende: sale un vehículo cada media hora.


          10º.- El descubrimiento, en los supermercados, de Tokio, de esos refrescos -llamados, Strong 9-, que cuentan con nueve grados de alcohol y cuyo zumo resulta delicioso (especialmente y para nuestro gusto, el de naranja y limón mezclados y el de pomelo). Deben consumisre muy fríos. No menos memorable resultó, la salsa de pepino y guindillas -desconozco el resto de ingredientes, pero es verde y espesa-, que acompañó nuestros sándwiches vegetales, en la estación de autobuses, de Dhera Dun.

sábado, 21 de octubre de 2017

La otra desesperacción


           Si lo de las tarjetas SIM de los teléfonos, supuso todo un inconveniente, lo de los autobuses en India resultó toda una desesperación, que en algunos momentos, nos llevó a la extenuación. Relatemos, uno por uno, los diversos incidentes, que padecimos

        -Estación, de Chennai: Nos toca ir de ventanilla en ventanilla y cada persona nos dice una cosa diferente, sobre si hace falta reservar o no, el bus a Bangalore y sobre los horarios de salida. Después de hacer una larga cola, vuelta a empezar, porque no hemos pagado una rupia por el formulario de reserva. Al pagar, precio distinto al expresado anteriormente y más de cuarto de hora, para que nos devuelvan treinta rupias, porque no tienen cambio. A la mañana siguiente, llegamos a una estación a las afueras, a pesar, de que nos habían indicado, que arribaríamos a la ubicada junto a la de trenes, en el centro.


          -Estación, de Hassan: Al llegar, preguntamos si hay autobús directo, para Hospet y nos aseguran, que sí: a las siete y diez de la mañana, además, de a las cuatro de la tarde. Reconfirmamos la información al día siguiente, jornada de nuestra partida y nos incluyen uno nuevo: a las tres de la tarde. Optamos por este, pero “is coming”, aunque nunca llega. El siguiente, que casualidad, resulta que lo han suspendido hoy. De nada nos sirve, cabrearnos con todo lo que se mueve. Al final, autobús a Shimoga, a mitad de camino y la incertidumbre, de como llegaremos a Hospet, siendo de noche. Afortunadamente, todo se resolvió bien, dado que entre estos dos destinos, circula un vehículo cada media hora -van semivacíos-, contra todo pronóstico. La india tiene estas cosas: unas veces te echa un cable y otras, te jode vivo.

          -Estación, de Delhi: Queremos tomar un bus para Shimla, pero resulta, que ni ayer, ni hoy es posible, dado que no circulan autobuses a ningún destino, de Himachal Pradesh, desde aquí. Preguntamos, por qué y nos remiten a un letrero escrito en hindi, de muy malas maneras. Un pasajero se apiada de nosotros y en precario inglés nos asegura, que “the road is blocked”. Después de analizar la situación con meticulosidad, llegamos a la conclusión, de que nuestras opciones son: Dhera Dun o Dhera Dun.

          Semanas más tarde, ya de vuelta del circuito por el noroeste, nos esteramos, de que la condena a varios años de cárcel, impuesta a un gurú religioso, por haber violado a dos chicas, había desencadenado numerosos altercados y movilizaciones multitudinarias, en estaciones de transporte y carreteras del estado, de Hariyana..

          -Estación, de Dhera Dun: Según reza un cartel, circulan buses, a Shimla, a las siete, las diez y las once de la mañana, además, de a las doce de la noche (aunque, de este último, no nos fiamos). Tratamos de subir a los tres primeros, pero ya vienen llenos desde Haridwar y no se puede poner siquiera un pie en la escalerilla del vehículo. Esto sucede casi siempre, porque no existen ventanillas de venta y el billete se suele comprar al cobrador del autobús. Finalmente y tras largas deliberaciones y mucha desesperación, autobús a Nahan, localidad que se halla a medio camino, de Shimla. Luego, no nos arrepentimos, porque el bazar de esta ciudad merece mucho la pena para pasar una tarde.

          -Estación, de Nahan: Son las tres de la tarde y no hay un solo autobús hasta mañana, a Shimla, aunque nos encontramos a poco más de cien kilómetros para nuestro destino. Toca pasar noche aquí y pegarnos el madrugón.


          -Estación, de Shimla: Esperamos, pacientemente, nuestro turno para pedir información y comprar los billetes, para Mandi, nuestro siguiente destino. Delante de nosotros, a un joven, no le debe gustar lo que le están diciendo, se enfada y con sus poderosas botas de montaña y una fuerza estratosférica, pega una fuerte patada a la ventanilla de grueso cristal, que salta por los aires y que no nos cae encima, de puro milagro. Lo curioso del asunto es, que nadie se inmutó lo más mínimo por lo acontecido.

          A esto hay que añadir, como no podía ser de otra manera, atascos constantes, adelantamientos temerarios, carreteras deficientes, buses muy viejos... y las terribles carreteras, de Manali, a Leh; de este lugar, a Srinagar y desde este punto, a Jammu.