Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

jueves, 18 de enero de 2024

Los precios en Vietnam

           Recordábamos bien. Vietnam es un país sin monedas. Está bien, porque al bajarte los pantalones nunca se te caen del bolsillo o no se quedan olvidadas en la mesita de la habitación del hotel. Parece ser, que durante un tiempo las hubo, pero decidieron remplazarlas por tres razones: pesaban mucho en la cartera, podían tragárselas los niños y al rodar, eran susceptibles de provocar accidentes, si las iban persiguiendo. Parecen explicaciones de chiste, pero para quien ha visitado el país y conocido sus realidades es totalmente comprensible.

          Sirva este preámbulo, para hablar de los precios en Vietnam. La estrella de lo barato son los hoteles, a cientos en cualquier parte. Por entre 10 y 15 euros, dispones de habitaciones nuevas o reformadas con baño propio, televisión, wifi, hervidor, cama amplia y aire acondicionado.

          El transporte va desde caro a muy barato. Lo mismo te piden 4 euros, para 160 kilómetros, que 6, para 40, o 9 euros para casi 350 . Todo , depende de la oferta y de la demanda y de cuanta paciencia tengas, en buscar alternativas.

          En cuanto a la comida, el principal problema es, que hay dos Vietnam. El que se come bien y variado -sur, centro y Sapa - y el de oferta comestible muy reducida (norte) Salvo que tengan bandejas preparadas, los supermercados no son nunca alternativa a la comida callejera o a la de los modestos restaurantes con sillitas bajas y mesas pequeñas situadas en las aceras, donde se sirve, fundamentalmente, pho. Los mercados nocturnos son escasos -salvo en Sapa- y suponen la alternativa más variada, aunque resultan mas caros, que en Tailandia. 

          Las latas de cerveza rondan los cuarenta céntimos y hay vodka local de 70 centilitros, a unos 3,70.

          Es el gobierno, para variar, el que se reserva la mayor parte del pastel. Cobran por todo, como ya sabíamos. Por poner un ejemplo ilustrativo: tour de cuatro horas por la bahía de Halong 150 mil dongs. Entrada a la bahía -disfrazada de parque natural - 290 mil  por cada uno (el precio medio de una habitación para dos personas).

¿Es Vietnam un país difícil de recorrer por libre?

           ¿Es Vietnam un país difícil de recorrer por libre?. Ocurre, digamos, como en China. Resulta bastante sencillo, si te mueves por las zonas más turísticas y transitadas -como hicimos en 2008-, pero las cosas pueden llegar a complicarse demasiado, si te sales de las rutas convencionales.

          En este segundo viaje a Vietnam, las dificultades han sido, fundamentalmente, dos.

          1.- El transporte.  Hoy en día, estamos acostumbrados a buscarlo todo por internet, pero la información sobre destinos no convencionales es escasa e inexacta. Ocurre lo mismo con las guías de viaje tradicionales, que confunden más, que aclaran. Bien porque la información ha cambiado o porque están mal documentadas.

          Después de dos semanas en el país, aún seguimos sin saber las estaciones públicas de autobuses, que tiene Hanoi. A lo que debes añadir, que muchos vehículos paran en sus propias agencias, ubicadas quien sabe dónde. Acceder a la terminal adecuada es perfectamente posible, pero requiere de mucha paciencia y de tener suerte con los ciudadanos que te cruces: irá bien, si son voluntariosos, hablan  cuatro palabras de inglés y no tienen demasiada prisa.

          En taxi tampoco resulta fácil, porque muchas veces, están más pendientes de timarte, que de entender el destino, que les demandas.

          2.- El entendimiento, otro gran problema fuera de las zonas menos visitadas por extranjeros. Hemos sudado tinta china, incluso, usando los traductores del móvil. La gente es muy reacia a tratar de ayudarte. No porque sean malas personas, sino porque saben que no pueden hacer mucho por ti. No entienden siquiera, ni how much, ni room, ni price, ni que les hagas el gesto del dinero, ni food. No tienen capacidad siquiera para mostrarte el precio en la pantalla del móvil o enseñándote el importe en billetes. Es una auténtica desesperación y cuánto más les atosigas, más se cierran, como es lógico.

          En cierta ocasión y con el wifi del hotel y el Sayhai, escribimos todas las posibles preguntas, sobre un transporte determinado. Cuando fuimos a enseñárselo a los que lo operaban resultó, que no sabían ni leer, ni en su propio idioma.

          Lo pasamos mal, los primeros días, cuando nos salimos de las rutas convencionales. Por el contrario y aunque menos, también vimos ejemplos reconfortantes y de personas aventajadas. El vendedor callejero que acepta pagos con códigos QR del móvil. La avispada gerente de un puesto de empanadillas, que supo explicarnos con una aplicación, que estaban rellenas de huevo y verduras. O la farmacéutica, que sin una palabra de inglés, supo entender en diez segundos que queríamos un medicamento para el dolor de cabeza.

Mai Chau

           Aún no habiendo amanecido,llegamos a la parada de la agencia, en un lugar indeterminado, al parecer no demasiado lejos del centro. No nos sirvió para nada, porque para ir a Mai Chau, nuestro siguiente destino, teníamos, que recalar en la terminal de Mydih, situada al sur. Quisimos tomar un taxi, pero nos pidieron cuatro veces, lo que estábamos dispuestos a pagar. No sabemos cómo, acabamos en manos de dos amables vietnamitas -señor y señora -, que nos llevaron en volandas, con cambio de autobus urbano incluido,¡Adiós al jersey, omnipresente en Halong y Sapa, durante la última semana!

          Mai Chau es una ciudad relativamente tranquila, que se distribuye, básicamente, en una alargada calle.  Todas las rotondas y la avenida principal están llenas de banderas del país y del partido comunista. En las cercanías, viven varias comunidades o aldeas, como los Pong Coog, que es la más visitada. Hoy estaban preparando una celebración, con cantidades ingentes de flores y disfraces de dragones, con los clásicos farolillos vietnamitas, que son más bonitos que los chinos. De todas formas exotismo, aquí, el justo, porque casi todas las cabañas de pilotes disponen de wifi 

          Mai Chau está sitiada por bonitas montañas, aunque como en Sapa, algunas están envueltas en nebulosa, a pesar de que el día está despejado. Tiene un lago y dos cuevas. A una subimos y solo vimos la entrada, porque estaba cerrada desde hace tiempo. A la otra, ni llegamos, porque las escaleras de acceso están destrozadas. No hay terrazas de cultivo en las cercanías, aunque sí numerosos campos de arroz, que no vimos en su máximo esplendor, al haberse producido la cosecha hace poco más de un mes. Quedan tan solo dos días para abandonar Vietnam. 

          Empezamos el país, algo titubeantes y con mala suerte, pero al final le hemos cogido el pulso. La penúltima noche la pasaremos en Hanói y la última, en el aeropuerto. Entonces, solo cinco horas y media nos separarán de nuestro tercer viaje a Bali. En el anterior, tuvimos exención de visado. Está vez, nos toca pasar por caja.

miércoles, 17 de enero de 2024

Un día extra para Sapa, lleno de descubrimientos y planeando el futuro

           Llevábamos un par de semanas dándole vueltas, a como seguir el viaje, una vez, que abandonaríamos Vietnam, a finales de Noviembre. Había varias candidaturas. Primero, cayó India, con Gujarat y los estados del nordeste, porque haremos un viaje exclusivo a esas dos zonas,a principios del año, que viene.

          Después, descartamos, Myanmar, por tener, que volver a Bangkok, a gestionar la vida y tampoco quedan allí muchas cosas por visitar. 

          Solo restaban Japón e Indonesia, con vuelos de precio razonable, desde Hanoi a Osaka o a Bali.

          Japón, tiene un par de dificultades, casi insalvables: es duro invierno y no vamos preparados en materia de ropa para ello y en algunas ciudades -a diferencia de hace seis años, en la anterior visita - los precio de los alojamientos están disparados. El cambio con el yen, sin embargo, sale muy favorable. 

          Así, que por descarte, vuelta a Bali, para desde allí, visitar algunas islas, como la de Flores, Sumbawa y tal vez, Timor. Descartado Sulawesi, por el alto precio de los vuelos. Hicimos cálculos de los días restantes en Vietnam y llegamos a la conclusion, de que mejor una jornada más en Sapa, que en Hanói.

          La casualidad y acometer inexplorados caminos, nos sirvió, para contemplar más terrazas de arroz y una nueva aldea nada turística, por un sendero caótico, que lleva a las afueras. 

          Además. callejeando, encontramos una agencia, donde los billetes de autobús , a Hanoi, cuestan casi la mitad y también son literas. Sospechamos de fraude, porque pagamos y no nos dieron billete físico o electrónico.

        Como el viaje era por la noche , descubrimos, que la vida, en la plaza principal era igual, que de día, con las vendedoras y su artesanía. ¿Cuando duermen?. 

          Las niñas pequeñas, sin embargo, habían dejado los llaveros y  bailaban con gracia ritmos achinados, junto a un bote, para recaudar dinero. 

          A estas horas, el mercado central ya había cerrado, pero a cambio, se había montado una enorme feria gastronomíca nocturna, con muchos puestos de los dulces rellenos locales, gominolas varias y los típicos tenderetes de salchichas, pollo, bolas de carne, pulpo o gambas. En esta ciudad, a diferencia de las anteriores, comer es un placer.

          El bus a la capital partió en punto y no me enteré del viaje de seis horas.

martes, 16 de enero de 2024

Explotación femenina en Sapa

           En la plaza principal de Sapa -la de la iglesia -, pululan decenas de mujeres -fundamentalmente de la tribu H'Mong, aunque también de otras-, vendiendo con afán su artesanía hecha a mano, aderezadas con sus ropas tradicionales. No hay ni un solo hombre. Entremezcladas con ellas, niñas de muy corta edad -algunas incluso, de 3 ó 4 años, cargando con sus hermanos menores a cuestas, casi siempre bebés -, mientras tratan de vender básicos y feos llaveros, a lugareños y turistas, con movimientos rutinarios y cara de pena.

          Este es el principio de sus vidas de mierda, que las conducirá a hacer lo mismo, que a sus madres, en la edad adulta.  Es un circulo vicioso y difícil de romper. Ni un solo niño. A pesar de que tenemos mucho mundo sobre la espalda, esto impresiona. 

          Para conmover a los posibles compradores, las visten con los trajes tradicionales y así parecen más graciosas, aunque de ellas -van como zombies -, no escapa una sola sonrisa. Para, que no caigan en el desánimo, las contentan con chupa chupa, algún dulce o una fruta. No sabemos, si esto está organizado por los padres, por los mandamás de las aldeas o por mafias o si fluye solo  El caso es, que con toda naturalidad y con total aceptación de los viandantes desarrollan su actividad en largas jornadas, hasta altas horas de la tarde.

          De vez en cuando -aunque, no muy frecuentemente -, algún adulto extranjero con sensibilidad se acerca hasta ellas, para preocuparse por su estado o el de los bebés, aunque responden con absoluta frialdad, al no estar acostumbradas a recibir cariño.

          Cerca de allí, en la calle de nuestro hotel, dos niñas juegan con una sola bicicleta, en lo que parece una situación de privilegio.

          No sabemos, a que se dedican los hombres o niños de estas tribus, aunque sea a lo que sea, seguro, no requerirá ni la cuarta parte de esfuerzo.

          Necesitaríamos escribir muchas líneas para juzgar estos hechos. Nos vamos a limitar a haberlos descrito, porque no tenemos fuerza para más. Si en el mundo existen organizaciones de voluntariado a favor de las mujeres, aquí tienen una gran cantidad de trabajo.

Alrededores de Sapa

           Vamos a tratar de explicar de una forma somera, lo que son los alrededores de Sapa. En general, no hay una infraestructura logística de agencias, que ofrezcan tours diversos y masivos, aunque sí hemos visto un par de operadores, que tampoco publicitan mucho, lo que ofrecen.

          A los sitios más cercanos se puede ir andando y a las de distancia media, conduciendo una moto o requiriendo  este mismo servicio con conductor. Lo más próximo es Hang Romong, una colina a menos de un kilómetro de la plaza. Se accede subiendo unas cuantas escaleras y tiene un parque y un mirador. Cuesta setenta mil dongs, que no quisimos pagar.

          A un par de kilómetros, se encuentra la aldea Cat Cat. En la actualidad, el acceso está lleno de obras, así que mucho cuidado y paciencia. Al principio, hay algunos negocios dedicados a los turistas, mientras contemplamos unas no muy espectaculares terrazas de arroz. Luego y recorriendo un camino casi sin asfaltar y siempre lleno de agua, se llega a una reconstrucción del poblado que cuesta 150 mil dongs, que tampoco pagamos (se ve parcialmente desde arriba).De fondo, en todo momento, un bonito paisaje de montañas. Si sigues caminando y ya casi sin gente ni tráfico, te encuentras la aldea de verdad, con sus casas tradicionales rurales, sus habitantes, sus animales (muchas gallinas).

          A una distancia superior a 8 kilómetros e inferior a 25, se hallan otras aldeas. A 14, los campos de arroz y terrazas más espectaculares. A una distancia parecida, una cascada.

          El monte Fasipan es el más alto de Vietnam, mide 3.200 metros de altitud o lo que es lo mismo,1.600 de altura más que Sapa. Se puede acceder a él en un treking -organizado o no, porque sí hay guías -de varios días o en un funicular o teleférico -muy caro-, tardando una media hora.

          Arriba del todo, se ha construido un parque temático religioso budista, con estupas, templos, pagodas y demás. En otra dirección, existe un puente de cristal.

          Vamos,que para quien tenga ganas y un alto presupuesto Sapa y sus alrededores pueden dar casi, para una semana entera 

3, 2, 1..., ¡Cuenta atrás ⏮️ para el inicio del décimo viaje 🤣🛩️ largo!

           Ayer y después de 24 horas de haberlo solicitado, nos ha sido otorgada nuestra quinta visa de India, en ésta ocasión, pagando 40 dólares, por un periodo de un año y múltiples entradas. Laa anteriores fueron, en 2.011, 2.014, 2.017 y 2.022, en Colombo, Madrid y dos e-Visa

          Nuestro objetivo es, pasar dos meses, transitando por Sikkim y los siete estados del noreste. Al margen de para el primero, parece ser, que ya solo se necesita permiso 🪪 especial, para Arunachal Pradesh (informaciones confusas, sobre si es gratis 🈚 o no)

          Volveríamos al país, el otoño, qué viene, para recorrer Gujarat y otras zonas colindantes pendientes.

          Antes de recalar en India, a primeros de febrero, pasaremos cuatro 🍀 días entre Esaaouira y Agadir, en Marruecos; tres 🕒, en Emiratos y entre cinco 🕔 y siete 🕖, en Omán.

          Si no hay catástrofe, partimos el 19 de enero -dentro de unas 80 horas-, con Ryanair, rumbo al país alauita, en lo que tiene intención de ser, nuestro décimo viaje ✈️ largo.

          En un principio, volveríamos después de Semana santa.

          Mezclaremos en este blog, los nuevos videos, con las entradas 🎟️ correspondientes al noveno viaje largo, no publicadas, que aún son más de la mitad 

          Esperamos tener suerte, en esta inminente aventura.

          ¡A la vuelta, nos vemos!

lunes, 15 de enero de 2024

Espectacular Sapa

           Y llegamos a Sapa -1600 metros de altitud, con 7 grados de temperatura, cuando hacía apenas cuatro días estábamos a 35-, a las 3:51 de la madrugada. Nos tumbamos en unos desvencijados sillones de la estación y pasamos algo de frío, aunque nos dormimos. Nadie nos molestó.

          A las 8:30 en marcha y al primer intento conseguimos un barato, céntrico y magnífico hotel. Perdimos el aire acondicionado, que hemos tenido en los anteriores, pero en realidad lo que nos hubiera gustado es ganar una buena estufa.

          Sapa es un lugar magnífico y eso, que todavía no hemos visitado sus prometedores alrededores. En materia gastronómica, no tiene mucho, que ver, con las penurias alimenticias, que hemos pasado en este país - en el sur se come mucho mejor-, incluyendo Hanoi. Aquí, son típicos los cerditos asados - por todas partes -, las castañas y unos dulces rellenos muy ricos. Pero también hay más de diez clases de Pho, salchichas, pinchos, pescados...

          Está localidad se parece más a Tailandia, que a Vietnam del Norte. La incesante actividad diaria de Sapa está salpicada por las vendedoras de las aldeas cercanas, que dan cabida a tribus minoritarias, que venden aqui sus productos de artesanía,con niñas de corta edad que a su vez comercializan llaveros y que cargan a sus espaldas con sus hermanos bebé.Las consideraciones éticas y humanas  sobre esto las haremos en otra entrada.

          Sapa tiene dos estupendas plazas peatonales -una de ellas, con una iglesia, a la que llaman la "Notre Dame" de Sapa, lo que es mucho decir-, un lago con puente incluido y tres mercados. El diurno, junto a la estación de autobuses y en el centro; otro de artesanía étnica y el nocturno, que combina alimentos con ropajes. Y todo eso, en un pueblo, que tan solo tiene 9000 habitantes, plagado de hoteles. Y es, que si Tailandia es el país con más puestos de comida callejeros del mundo, Vietnam y por lo que hemos visto, debe ser el de más número de camas por turista.

          La historia del centro comercial, que se encuentra cerrado, aunque nuevo, en el edificio del funicular, ya os la contaremos más adelante, porque la desconocemos, aunque algo raro hay.

          Terminamos el día con mal cuerpo, cuando vimos a un lugareño, sacando enormes peces vivos de una pecera, que colocaba en el suelo y les daba con un objeto contundente para partirles la cabeza. Dos más de estas y me hago vegetariano.

          Tras muchos sufrimientos, hoy ha sido el mejor día del viaje. Porque además, hemos encontrado el supermercado más barato del viaje, desde que salimos de casa.

Frustrado tour de la bahía de Halong. Rumbo a Sapa

           Nunca debí decir el día antes, que el de hoy iba a ser el primero sin demasiados problemas, en Vietnam, dado que los únicos objetivos eran llevar a cabo el tour de cuatro horas, por la bahía de Halong, que ya habíamos contratado y pagado y tomar el autobús nocturno a Sapa.

          De madrugada cayó el diluvio universal y nuestro abrupto despertar fue sorprendido por rachas de viento, casi huracanadas, como nos temíamos, al llegar al puerto, nuestra excursión marítima se había suspendido. Nos emplazaron para mañana pero nosotros ya teníamos los billetes, a Sapa, para esta noche.

          Al menos, nos devolvieron el dinero, sin problemas. La putada, realmente, no era haber perdido el circuito, porque desde la magnífica playa de Bay Chai, se ven las formaciones rocosas de la bahía, sino tener que llenar doce horas hasta la salida del bus, sin plan alguno. Cervezas y paseos sin rumbo por esta ciudad fantasmal, aliviaron el paso lento de las horas, en una urbe, donde si quitas los cuatro puestos de calduverios, apenas hay nada de comer. Lo más accesible -y sorprende -, medianas latas de bonito a 60 céntimos. El problema era el pan y finalmente, como ayer, conseguimos obtenerlo negociando con unas vendedoras de bocadillos de la estación de autobuses. 

          Como anochece antes de las cinco y media, las últimas horas en esta ciudad las pasamos en la terminal, escuchando y celebrando en la SER la gloriosa investidura de Pedro Sánchez.

          El bus llegó algo tarde y para nuestra sorpresa era con literas ( no nos gustan nada). Venía de otra parte y nos tocaron los camastros de arriba, que nos adjudicó impositivamente el alborotado y maleducado ayudante del conductor, que no paró de dar voces durante más de una hora, mientras organizaba las subidas y las bajadas del pasaje. Todo muy colorido, aunque ya lo habíamos visto mil veces antes, Buen wifi, aunque  vehículo sin baño, por lo que las paradas eran un caos al obligarte a viajar sin el calzado puesto. Hasta, que nos dormimos contemplamos toda esa habitual hilera de municipios asentados junto a la carretera, que parecen  muertos de día y que explotan al anochecer. Otros siete guiris nos acompañaron en esta aventura.

En Vietnam, es muy difícil ser pitoniso

           Nunca fuimos buenos pitonisos o certeros quinielistas en nuestras vidas, pero desde luego, en Vietnam, menos.

          De cinco predicciones, cuatro fallos.

          1. CAMBIAR DINERO EN BAY CHAI.

Previsión: difícil, dado que ayer, no habíamos visto ninguna casa de cambio y no son muchos los bancos, que canjean moneda. Resultado: muy fácil. En la primera entidad, que entramos, nos ofrecen la mejor tasa del viaje (26.000, por cada euro).

          2. COMPRA DE LA EXCURSIÓN DE MAÑANA A LA BAHÍA DE HALONG. 

Previsión: muy fácil. Existe una única ventanilla en el puerto, donde todo se gestiona con facilidad. Hay dos tipos de excursiones, que se diferencian en su duración y por los lugares a visitar. El precio del tour es moderado pero se ve incrementado por la entrada a una bahía, que ellos han decidido llamar parque nacional. Resultado: muy fácil. ¡Bien!

          3. COMPRA DE BILLETES DE AUTOBÚS NOCTURNO PARA SAPA.

Previsión: fácil. Resultado: dificultad moderada. No hubo nervios, pero estuvimos más de quince minutos para que nos entregaran los boletos.

          4. COMIDA. 

Previsión: muy difícil. Sin supermercados -solo tiendas pequeñas - y con unos pocos incomestibles calduverios callejeros, el mundo nos encaminaba a la jornada de ayer, donde nos conformamos con ricos helados y galletas. Resultado: fácil. En la terminal  de autobuses nos encontramos a una vendedora de bocadillos de dudoso relleno, que accedió a vendernos solo los bollos de pan, que rellenamos de baratas y grandes latas de bonito.

          5. HOTEL.

El fallo y problema más clamoroso del día. Predicción: fácil. Al fin y al cabo, nos quedariamos en el mismo sitio, que ayer. Resultado: muy desagradable, como suelen ser las sorpresas aquí. El día anterior habíamos rentado una buena habitación muy barata. Nos sorprendió, que sobre la mesa, hubiera un compendio de artículos adicionales, como cuatro botellas de agua, un tubo grande de pasta de dientes, cepillos nuevos .. Solo bebimos un par de botellas, pero el resto de las cosas, las guardamos en la mochila. Cuando volvimos de comprar la excursión e íbamos a pagar la noche siguiente, el agresivo recepcionista nos reclamó 20.000 dongs por el uso de estos productos. ¿Y, como sabía él que los habíamos utilizado? ¿Habría allanado nuestra habitación? Hubo una discusión muy desagradable -como todas aquí -, le devolvimos los productos, pero no le pagamos ni un dong más. Puso cara de gilipollas, como ocurre siempre aquí, cuando algo no les cuadra o cuando van en la moto.

          Bueno. Mañana debería ser uno de los días más fáciles del viaje, con el crucero de la bahía y el viaje nocturno a Sapa,  ya contratados y pagados, pero seguro que algo nos sorprenderá.

          La tarde la entretuvimos escuchando el gran discurso de investidura de Pedro Sánchez.