Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

jueves, 10 de agosto de 2023

Inesperado fin de semana alucinante (parte III y última)

           Domingo 30: Nos despertamos casi a las diez y media, lo que suele ser bastante inusual en los campings -salvo, que hayas estado de borrachera hasta las siete -, porque o te agobia el calor, el ruido de los coches o fundamentalmente, las insoportables familias desayunando, momento en el que los cansinos progenitores aprovechan de forma descarada, para dar la brasa a sus hijos y de paso para molestar al resto de sus vecinos.

          Hacia casi frío, por lo que declinamos bañarnos en el mar o en la piscina, que era nuestra intención programada. Desmontamos la tienda y guardamos las cosas en la mochila en diez minutos, que es el doble, de lo que se tarda en montarla. Decidimos, como no hacía sol, bajar por el paseo peatonal de Mataleñas y no por la carretera ( se tarda lo mismo, aunque la pasarela marítima es más rompepiernas y menos arbolada)

          Al llegar al mirador de Mataleñas observamos, a decenas de personas mirando hacia la playa. ¿Habrá avistamiento de cetáceos, hoy? Pronto salimos de dudas, al ver dos coches de policía, dos UVIS móviles -una de soporte básico y otra de avanzado - y un coche de protección civil.

          En la arena, casi una decena de sanitarios y otras gentes diversas estaban tratando de reanimar a un hombre obeso de unos sesenta años, aunque parecía por la insistencia, que con escaso éxito. En el entorno nuestro, corrían las versiones de todo tipo, que me voy a ahorrar, porque aún hoy, cuando escribo esto, no sabemos que ocurrió. Mientras, una lancha a motor de las autoridades fisgaba por todo el espacio marítimo cercano al arenal.

          A todos los espectadores -hay, que decir, que para esperanza de la humanidad, nadie sacó ninguna foto ni grabó videos- se nos vino el mundo abajo, cuando de repente, cesaron las maniobras de reanimación y taparon al hombre con una manta térmica. ¡Aquello, parecía el final!

          Pasaron diez minutos de incertidumbre y al fin, lo subieron a una camilla y lo amarraron a ella. Fue un espectáculo emocionante de humanidad, ver a sanitarios y voluntarios, haciendo turnos hasta casi la asfixia, para subir las 156 escaleras -casualmente, las había contado el día anterior - con el herido en ristre. Iba con respiración asistida por bombonas de oxígeno, inconsciente y con una enfermera rogándole, que abriera los ojos.

          Suponemos, que todo terminó bien, porque observando la prensa local, durante las jornadas siguientes, no vimos ninguna noticia luctuosa de este tipo.

          El resto del día transcurrió con normalidad, pero aún nos aguardaba el capítulo del tren de retorno, por sino habíamos tenido bastante con el de ida.

          Eso que casi lo perdemos, porque el bus a Torrelavega salió con diez minutos de adelanto sobre la hora prevista. Después, desconcierto al buscar los asientos y nervios generalizados del pasaje. Pero, hoy tocaba el revisor mentiroso y escurridizo. Argumentó, que habían vendido más billetes de la cuenta y que no era su culpa. No era verdad, porque nadie viajó de pie, como a la ida. Simplemente, el ordenador de venta tenía una distribución de las butacas distinta, a la real de los vagones.

          No tardó en volver a mentir, pero una señora le pilló. Dijo el pica, que hoy los baños estaban cerrados por avería y que habría meada general en la parada de Reinosa. La mujer, que viaja cada semana tiene constancia, de que simplemente, no los quieren abrir.

          Si quieres disfrutar de una aventura más emocionante, que los antiguos viajes en diligencia por el oeste de USA, no lo dudes: toma el regional exprés de Valladolid, a Santander o viceversa.

miércoles, 9 de agosto de 2023

Inesperado fin de semana alucinante (parte (II)

           Sábado 29: El día amaneció asfixiantemente húmedo y con ese sol del norte, que me río yo, del de la sartén de Andalucía. Pero, poco a poco, fue languideciendo y nublándose. Se ve, que las jornadas anteriores, tampoco había hecho el calor, que desean los turistas, porque las playas estaban vacías y el camping, con menos de la mitad del aforo, que el año pasado por estas fechas. Y eso, que era el fin de semana grande de las fiestas. Estábamos a finales de julio y más bien parecía, que transitamos por el agónico y deprimente final del verano, cuando todo se vacía y sólo permanecen las olas y la arena lisa 

          Como dentro de la tienda hacia calor y no corría aire, nos apalancamos en la piscina. Nos dimos un baño y quisimos recuperar sueño tumbados en dos hamacas. Pero, ni las malditas moscas, ni dos curvilíneas caribeñas, con una lista de reguetón de Spotify a todo trapo, nos lo permitieron 

          La tarde pasó relativamente tranquila, tardando casi media hora en encontrar un cajero de CaixaBank, porque fuera del centro, Santander es muy dispersa, caprichosa y desordenada. Tuvimos, que tirar de GPS. Después, paseamos por las dos playas del Sardinero, casi vacías. Había gente con jersey.

          Nuestro plan inicial era, caminar hasta la parte vieja, disfrutar de un grupo de tributo a los ochenta de música nacional e internacional, pero nos terminó dando pereza. Sin saberlo, hicimos bien, quedándonos por las atracciones de la feria y por las casetas de los bares, donde caña y pincho cuestan la friolera de cuatro euros. Pero, como los hosteleros son muy listos, te lo desglosan de dos en dos, para que parezca menos.

          Y es, que a la misma hora del concierto y estando en el mirador elevado de la playa de Mataleñas, cayó una poderosa tromba de agua, que nos dejó chorreando, porque no hay dónde cobijarse, en más de diez minutos a la redonda, salvo que hayas ido en tu coche.

          Cuando escampó, regresamos al mismo lugar, todavía empapados, al no tener ropa para cambiarnos. Al poco tiempo, nos abordó un amenazante grupo de jóvenes latinos , que venían con toda su parafernalia en ristre y que se pusieron a mirar al horizonte, como si buscarán o trataran de evitar algo. Nos invadió la tensión, pero iban de buen rollo. Nos saludaron, nos dejaron donde estábamos y se pusieron a una docena de metros, a escuchar sus machaconas e insoportables musicas y a jugar con el móvil a una de esas ligas de fútbol on line, que tanto éxito tienen en estos tiempos convulsos y confusos.

          Nos tuvimos, que poner el jersey para dormir, cuando en Valladolid se asfixiaban.

martes, 8 de agosto de 2023

Inesperado fin de semana alucinante ( parte I)

           En nuestra andadura viajera -que se va acercando, peligrosamente, a las cuatro décadas -, nos hemos movido de casi todas las formas posibles: lento, rápido, planificado al milímetro, con un billete de ida y sin más... Pero hasta ahora, el nexo  común de estos periplos era, que cada día había, que visitar o hacer algo, sin excusas ( tuvimos suerte, porque nunca caímos enfermos). Pero, viajar todos los fines de semana -ademas de puentes y vacaciones -, termina agotando, hasta a los más activos.

          Así, que el último finde julio, nos dijimos "vámonos a Santander, pero a no hacer nada y a no morir de remordimientos". ¡Vaya! Sí sabíamos de sobra, que transcurrían las fiestas patronales y que no nos aburririamos. Pero, nada más.

          Pues bien. A lo tonto, resultó ser uno de los fines de semana más animados e imprevisibles, desde hacía mucho tiempo.

          Viernes 28: Como siempre, bajamos caminando hasta la estación de trenes, pero, ¡oh, sorpresa!, el convoy tenía un vagón menos de los previstos (dos de tres). No nos había ocurrido algo similar en nuestras vidas y eso, que nos dirigimos hacia la inevitable vejez 

           Nosotros teníamos plaza en el coche inexistente, pero como tenemos tablas, conseguimos dos asientos juntos en el segundo, prometiéndonos, que no nos moveríamos de allí, pasara, lo que pasara. El tren partió puntual, yo creo, para que no subiera más gente, porque más de treinta personas iban de pie, algunas, con más cabreo, que otras. Hay, que decir, que salvo caracteres muy explosivos, la mayoría de los viajeros optaron más por la resignación, que por el escándalo o el motín.

          Aunque había un segurata, pululando -amable, pero a la defensiva, como era lógico, todos pensamos, que ni de coña, aparecería el revisor (algo muy frecuente en estos tiempos, en los trenes baratos o gratis). Pero, si. Llegó una señora de mediana edad y con eterna paciencia y profesionalidad, nos fue atendiendo a uno por uno, con un mantra muy razonable: " Yo no tengo capacidad moral, para levantar a alguien de un asiento, aunque no sea el suyo, si es portador de un billete válido".

          Pero, en Palencia, surgió algo inesperado. Subieron seis o siete jóvenes algo gamberretes, que parecía, que la iban a liar parda por el control de sus butacas, pero los protocolos aprendidos y la experiencia de la interventora consiguieron, aplacarlos. Hasta, que llegamos a Torrelavega, donde hay, que bajar del tren y subir a un bus por las obras, poco más pasó, porque el regional exprés se fue vaciando en las siguientes paradas y todos los erguidos se acomodaron.

          Pero, luego, nos divertimos un buen rato. Los palentinos llevaban marihuana e alcohol para dinamitar esa misma noche, Santander entero. Uno de ellos, impaciente, trató de fumarse un porro en el servicio de la estación, pero como el bus se iba, se acabó quemando los morros y la mano, según sus propias quejas.

          Parecían buenos amigos, pero se pasaron todo el trayecto de autobús, discutiendo. Primero, porque ni sabían donde bajarse. Después, porque unos tenían, que dejar las mochilas en un domicilio y otros cargar con ellas sin destino cierto. Después, porque iban a tomar un coche de alquiler, que no habían contratado todavía y unos querían fumar la droga dentro y el más sensato, que iba a conducirlo, trataba de impedirlo. Los comentarios sobre las chicas eran, realmente, soeces y groseros. Y, como ocurre hoy, nunca tienen alternativas, a lo que les dice el móvil.

          Finalmente, pidieron bajarse en mitad de la nada y casi se olvidan dela cosecha de bolsas alcohólicas. No supimos más de ellos. Pudieron acabar estampados contra un muro, cometiendo una violación múltiple o simplemente, pasando la mejor noche de sus cortas vidas .

          ¡El Sabina de hace treinta años, habría sabido escribir una canción de esto!

lunes, 7 de agosto de 2023

Julio, en Madrid

           Desde la primera semana de mayo no hemos descansado y hemos disfrutado fuera, todos los findes, puentes y vacaciones disponibles. En concreto, en julio y además de los relatados cinco días en Cataluña y Menorca, estuvimos seis jornadas en Madrid -cuatro y dos- y tres en Santander. Para agosto los fines de semana se dividirán, en dos en la capital de España y otros tantos, en la de Cantabria.

          El primer sábado de julio contábamos con abordar cuatro proyectos de los que salieron , tres. La fundación Caixaforum es una mina constante, que no defrauda casi nunca y tras haber visto la exposición de los mamuts, la de Dioses, Magos y Sabios, nos centramos sobre la última, dedicada al espionaje en el mundo del cine. Resultó muy entretenida e instructiva y nos zambullimos en muchas curiosidades, que desconocíamos. Esa misma tarde y en la Serrería Belga, ubicada en la calle Alameda, 15, contemplamos una interesante colección de fotos de la movida madrileña 

          El domingo, a primera hora, vimos una de las exposiciones más increíbles, que hayamos visitado en el último año. Os la recomendamos, como cita imprescindible. Trata sobre los bulos, a lo largo de la historia y se encuentra en la Fundación Telefónica, al lado de la Gran Vía.

          Nos fuimos después, a la Casa Encendida, donde queríamos contemplar otra colección, en este caso, Los Rótulos de Paco Graco. Pero, descubrimos, que se celebra a lo largo de un periodo largo de este año, a intervalos y en ese momento, no había nada. Como en la calle el asfalto ardía, nos quedamos en la sala de proyecciones, tirados en los sofás y con buen aire acondicionado, viendo cortos muy raros. Como no podía ser de otra manera, nos terminamos durmiendo.

          Por obra y gracia del vomitivo gobierno del PP y Vox, en Castilla y León, este año nos ha tocado puente de Santiago y como los vuelos estaban caros para irse fuera, recalcamos, en Madrid, una vez más.

          Sábado 22: Como tocamos todos los palos, nos fuimos a ver un centro comercial exclusivo, el ABC Serrano, situado en esa misma calle y no salimos decepcionados. Por la tarde y con un calor asfixiante, acabamos en las fiestas de Villaverde Bajo, disfrutando de un fantástico concierto de "Perro Flaco", que mezcla temas propios con versiones de Radio Futura y Juan Perro.

          Domingo 23: La jornada empezó disfrutando de las magníficas exposiciones del Palacio de Correos, en Cibeles. Las vimos todas: una sobre fotos reivindicativas y explicativas de África, otra sobre el mar en muchas y curiosas vertientes creativas y una tercera, dedicada a lo cursi. Como hacía 38 grados en la calle, dimos la tarde por perdida - ya estaba previsto - y nos refugiamos en el aire acondicionado del hotel, entre pensamientos muy pesimistas y casi depresivos. Nuestra ilusión y esperanza renacieron, cuando conocimos los inesperados resultados electorales de la izquierda.

          Lunes 24: Mañana dedicada a la logística, dado que mi pareja debía comprarse unas gafas de cerca, que en Madrid sin más baratas. También, fuimos al Primaprix de Príncipe de Vergara, porque por internet, nos habían regalado dos botellas de vino. Por la tarde, visita gratuita al Palacio Real. Parece mentira, que teniendo tantos años y habiendo vivido más de dos décadas en Madrid, no hubiéramos ido, anteriormente, a visitar esta maravilla, de la que se excluyen las cocinas (puedes verlas pagando).

          Martes 25: ¡Otra joya de los últimos tiempos! La exposición , llamada "Crónica de los 80", que la Fundación del Canal de Isabel II ofrece, en su centro de la calle Mateo Inurria, cerca de Chamartín. Imprescindible e imborrable, para quien quiera recordar o acercarse a esa década. Quisimos contemplar otra expo de ese mismo organismo, en la calle Santa Engracia. Era sobre moda, pero resultó, que se había acabado y la estaban cambiando por otra.

          Pero, la noticia más relevante y grandiosa del puente y sin lugar a dudas fue, habernos librado, durante un tiempo, del gobierno de ultraderecha del PP y Vox. ¡Que se joda la fachosfera!          

domingo, 6 de agosto de 2023