Esta y la siguiente son, de Busan (Corea del Sur)
Quizás, pueda ser más interesante,
que es lo que encontramos del tercer mundo, en Corea del Sur,
admitiendo que, simplemente, algunas cosas pueden tener un factor
cultural, más que económico. En su gran mayoría, están
relacionadas con la desigualdad y las condiciones de trabajo de las
clases menos desfavorecidas (de las favorecidas no tenemos ni idea,
porque no las vimos siquiera). De nuevo, vayamos enumerando.
-Desconocemos el sistema de pensiones
coreano, por lo que no podemos opinar a fondo. Pero, si somos capaces
de constatar, que hay un número muy grande de personas muy mayores
-mujeres, fundamentalmente-, trabajando en puestos -mayormente de
pescado- o ejerciendo otras actividades laborales (hasta repartir
publicidad por la calle, siendo las nueve de la noche, en pleno
centro de la capital).
-Miles y miles de puestos callejeros.
Más incluso, que en el sudeste asiático. Sé que es un factor
cultural, pero Corea no tiene clima tropical, como esa zona y en
invierno y enero pueden alcanzar, fácilmente, los cinco grados bajo
cero.
Esta y las siguientes siete son, de Gyeongju (Corea del Sur)
-Hay demasiada gente trabajando los
siete días de la semana (festivos incluidos) y de sol a sol, en esos
mencionados puestos callejeros, para obtener unos sueldos, que
parecen de miseria (especialmente, viendo los precios de los
alimentos).
-En sectores del comercio
-especialmente, en supermercados-, hemos constatado, que la mayoría
de los trabajadores hacen la jornada completa, sin levantar la vista
de la caja y con una productividad alucinante, que ya la quisiera
para si, el Mercadona. Me refiero a ellos, porque es lo que más
conocemos. Nos dijeron además -no está contrastado-, que en este
país tu jefe te puede negar las vacaciones, en determinadas
circunstancias.
-Puede parecer sorprendente, pero
Corea del Sur ofrece una de las más elevadas tasas de suicidios del
mundo. Seguro, que esto no es por pura casualidad. Parece ser, que
algunos contratos te obligan -en la clausula correspondiente- a no
suicidarte.
-Como ya hemos dicho, demasiada gente
tirada por la calle borracha, sin otra forma de poder orientar su
vida. Nadie parece poner freno a esta lacra, ni a que el país, sea
el que más consume alcohol en el mundo.
-Sin llevar a ver barrios de chabolas
-ni siquiera, al entrar en transporte a las ciudades-, si que
caminamos por zonas muy humildes -incluso, dormimos en una-, al
estilo de Jakarta o Ho Chi Minh, por ejemplo
-La moneda -el won- ofrece tipos de
cambio, típicos del tercer mundo y no del primero. Si le quitaran
dos o tres ceros, todo sería más sencillo y no tendríamos, que
trabajar con la actual tasa: 1 euro=1.250 wons.
-Vendedores en el metro. No son pocos,
los que en el suburbano, venden de casi todo lo imaginable
-tobilleras, cinturones, maquinillas eléctricas de afeitar...-, de
forma ilegal (vimos, como detenían a uno).
-Por las calles de las ciudades, hay
bastantes personas -muchas de ellas, mayores-, tirando esforzadamente
de pesados carromatos, que pueden contener de todo, pero casi siempre
son cosas de escaso valor
-Las motos -a gran velocidad y
generalmente, de reparto- circulan por las aceras sin restricciones y
cruzan por los pasos de cebra, para ahorrarse maniobras. Lo mismo
ocurre con las bicicletas. Esto es tercermundista total.
-Los precios de la comida triplican
los de España, en muchas ocasiones, cosa que ocurre en decenas de
países, de África. No ocurre lo mismo en el transporte público o
en los hoteles, que en ambos casos, son más económicos, que aquí.
-La contaminación resulta muy
elevada, aunque eso no es sólo típico del tercer mundo. Los parques
son muy escasos y el ocio se dedica más al centro comercial, que al
esparcimiento. No sabemos, como se desfogan los niños y lo cierto
-salvo, que no los saquen de casa- es, que tampoco vimos demasiados,
para ser un país superpoblado.
-Aunque no es la norma general,
algunos mercados recuerdan bastante al tercer mundo. Más, que por
cutres -que también-, por estar a todas horas vacíos y desconocer,
realmente, de que y como vive esa gente, que regenta los puestos. No
es infrecuente, como ocurre en el sudeste asiático, que se queden
dormidos en sus negocios, a cualquier hora del día.
-Subterráneos. Los pusimos en la
parte del primer mundo y ahora, toca colocarlos aquí. Primero,
porque son profundísimos y obligan, en muchas ocasiones, a
ascender/descender tres largos tramos de escaleras. No siempre existe
ascensor por lo que los minusválidos o ancianos -a los que, casi no
se ve en la calle, salvo trabajando-, padecen grandes dificultades.
Cientos de puestos y tiendas pueblan estos subterráneos, como en
muchos países del tercer mundo (generalmente, sin clientes).
Esta y la siguiente son, de Seúl (Corea del Sur)
-El agua no es potable, ni siquiera en
la capital, según nos contaron en información y turismo. Cierto es,
que a lo largo de todo el país, existen fuentes de agua buena y fría
para saciar la sed.
-Las medidas de accesibilidad
propuestas por las autoridades son malas y las barandillas
infrecuentes, hasta en sitios emblemáticos.
-Se ve a más padres de la cuenta, que
a pesar de transitar por zonas modernas y agradables, debe cargar con
los niños a cuestas, por no tener cochecitos o sillas.
-Resulta imposible, encontrar cosas
que sirvan en la basura. Tampoco, comida abandonada o sobras en las
foods court -patios de comidas- o en las cadenas de comida rápida.
Mirado de otra forma, esto podría ser un síntoma de civilización y
sensibilidad
Esta y la siguiente son, el anverso y el reverso de un folleto, de Gyeongju (Corea del Sur)
- Los nights markets o mercados
nocturnos. Cierto es, que son tradicionales de toda Asia -mayormente,
la tropical-, pero también, que quien pudiera ganarse la vida de
otra manera, en un país próspero, lo haría y no aguantaría
temperaturas bajo cero, en invierno.
Como en el caso de los aspectos del
primer mundo, podríamos seguir, pero creo, que se han incorporado
las suficientes muestras, para haceros una idea.