1.- EL HOTEL. Cansados y tras siete horas de viaje, nos decidimos por el Guest House Jayalaxmi, porque era la primera opción que encontramos desde la estación de autobuses, tenía un buen precio y en seguida nos dieron una mejor habitación, sin ponernos ninguna pega. Pero nunca debimos ir a ese alojamiento. Está gestionado desde una colindante tienda de joyas y viajes, que solo atiende en horario comercial, que aquí es muy reducido. No hay recepción, ni puerta exterior, ni nadie vigilando. Sobre las 19:45 un individuo, supuestamente acompañado, empezó a golpear nuestra puerta de forma muy sutil y hablando bajo y de forma incomprensible. Quería confundirnos, como si fuera alguien del establecimiento. A la quinta, le gritamos que se fuera, pero aún insistió en una sexta y ya tuvimos, que ser más expeditivos y amenazar con llamar a la policía. Ya no volvieron . Pero pasamos unas horas muy desagradables y con miedo. Es muy probable, que nos hubieran seguido durante la tarde. Por supuesto, nunca se nos pasó por la.imaginación abrir, porque somos dos perros viejos y ya habíamos tenido tres experiencias similares: en Karonga, en Malawi, en Kars, en Turquía y en Cox Bazar, en Bangladés ; pero en estas dos últimas, si había recepción. Evidentemente, a la mañana siguiente, cambiamos de hotel, con excelentes resultados.
2.- EL WIFI. Nuestro primer alojamiento no tenía wifi, como el 80% de los económicos de India. Encontramos la red de un banco y como tantas otras veces, simulamos la contraseña 12345678. Nunca nos había funcionado, pero está vez, sí. ¿ Cómo puede tener una entidad financiera nacional, una contraseña tan sencilla? Nuestro gozo en un pozo: a la media hora cerraron la sucursal y apagaron el cacharro. Noche sin wifi, hasta las diez de la mañana del dia siguiente.
3 .- EL CAMBIO. En nuestro primer hotel nos ofrecieron 80 rupias por euro,cambio muy razonable, teniendo en cuenta que la cotización estaba a 80,90, pero en una agencia cercana, nos daban 84. Imaginábamos, que era un timo, pero la avaricia, no tiene límites y probamos. La realidad fue, que lo entendimos mal el dia anterior y la tarifa era 80,40.
4 .- EL RICKSAWH. Estábamos tan obsesionados con la seguridad, que decidimos, que la día siguiente apuntariamos todas las matrículas de los rickshaws, que nos parecieron sospechosos de algo, así, sin criterios muy claros y especialmente la del vehículo, que nos llevara a las playas de las afueras, la de Kudle y la de Om. El paso de las horas nos hizo entrar en razón y afortunadamente, no lo hicimos.
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