Día de los Muertos (México)
Como ya se ha dicho anteriormente, esta festividad conlleva la apertura de negocios estacionales, donde se comercializan todos los elementos relacionados con el evento, como las flores, las Catrinas, las velas, los dulces...
Lamentablemente, ninguna de nuestras tres estancias, en Ciudad de México, coincidió ni de cerca, con la Fiesta de los Muertos. Y fue una pena, porque las celebraciones allí deben ser de las más significativas y explosivas. Los días previos nos pillaron en Morelia, Querétaro y San Miguel de Allende. Solo en los dos primeros lugares vimos los rituales en su máxima expansión, después de ver montar, paso a paso las alfombras, altares o composiciones florales. Aunque de día se muestran, como escenarios espectaculares, de noche aún mejoran más con la cuidada iluminación, a pesar de las interminables y caóticas riadas de gente, que no quiere perderse ni un minuto y ni un solo detalle. En San Miguel de Allende, el único -aunque muy evidente- rastro de la festividad fue, los más de cuarenta puestos, ubicados en la vía pública y dedicados en exclusiva, a pintar las caras con motivos diversos, fundamentalmente, a las mujeres y las niñas. El 1 de noviembre, arribamos, a Guanajuato y el día de Difuntos, a León y en ninguno de los dos destinos encontramos celebracion alguna, al menos, en el centro de ambas ciudades, que fueron las zonas, que recorrimos. El día 3, nos presentamos, en Aguascalientes y nos dio pena, no haber llegado una jornada antes, porque en la enorme plaza principal, estaban desmontando numerosos y bellísimos altares y otros diversos elementos y composiciones decorativas, creadas con mucho cariño y paciencia. La culpa de no llegar a tiempo la tuvo, que no haya autobús directo entre Guanajuato y esta localidad, que responde al mismo nombre, que la que da acceso, a Machu Pichu, en el lejano Perú.