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jueves, 16 de julio de 2020

La " nueva normalidad" en los viajes ( parte I)

 
                    Ribadeo, en Lugo
 
      Quede claro, que no me gusta nada este confuso concepto creado por nuestros gobernantes para vendernos un humo, que yo no les voy a comprar. La normalidad, nunca puede ser nueva, porque entonces, dejaría de serlo. Pero bueno: el aberrante dislate sigue en la línea de telón de acero, crecimiento cero, discriminación positiva...

          Apenas una semana después de la finalización del larguísimo estado de alarma, nos pusimos en marcha para un viaje de siete u ocho días, que acabó siendo de dieciséis, por Asturias y parte de Galicia oriental. Queríamos experimentar y de primera mano, lo que la pandemia ha cambiado los viajes. Empezamos rodeados de incertidumbres, como es natural.

          Este proyecto forma parte de un triple plan. La segunda patita del mismo, sería hacer una escapada europea de diez días -Italia o  Grecia, probablemente-, en agosto, para observar, como son las cosas en otros países y ver, sobre todo, como está el tema de los aeropuertos. Y, por último y ya para el otoño, trataríamos de arrancar el noveno viaje largo, por países asiáticos, todavía por concretar.

          Pero, vayamos al tema propuesto:
 
        -El transporte: Tanto el público, como el privado, han reducido su frecuencia, en algunos casos, de forma bastante drástica. Sirva de ejemplo, que de los cuatro FEVES diarios, que circulaban entre Oviedo y Ferrol, ahora solo opera uno, a primera hora de la mañana.

          Hemos constatado, que en ALSA -algunos buses van bastante llenos-, son bastante exigentes con el uso correcto y obligatorio de la mascarilla, siendo un poco más transigentes y tolerantes en las líneas de ferrocarril.

          Los baños de las estaciones de trasporte público están abiertos y los de los trenes, también.

          -El alojamiento: Es donde menos hemos notado cambios, junto con la restauración. No tuvimos, qy usar mascarilla, ni en las zonas comunes, ni en el ingreso o salida y los empleados tampoco la llevaban puesta. Lay habitaciones limpias, pero sin ninguna medida de protección adicional. Ni siquiera, en los que tuvimos, que compartir el baño (más o menos, la mitad).
 
        Lo que si se debe tener muy en cuenta, es que el mecanismo de las reservas de la mayoría de ellos ha cambiado, supongo, que debido a la falta de cash en los hoteles, ocasionada por el largo parón. De esta forma en Booking y hasta marzo, la mayoría de las reservas eran cancelarles hasta uno o dos días antes. Ahora, la casi totalidad, son no reembolsables, por lo que si no vas, pierdes el dinero. Solo unas poquitas se pueden cancelar, pero con periodos, que rondan la semana de antelación.

          Como consecuencia, nosotros no hemos reservado ni un solo alojamiento y los hemos gestionado todos a la llegada al destino, siempre con éxito y la mayoría de las veces, un poco más baratos.
 
        -Oficinas de turismo: No hay un modelo fijo, dependiendo del grado de paranoia en el que viva cada persona, que te atiende. Las hay, que no te dejan tocar nada, ni acercarte a menos de dos metros. Pero también, otras más cercanas, que atienden, como antes.

          -Bares y restaurantes: Normalmente, terrazas abarrotadas -sobre todo, en Oviedo-, y sin apenas ninguna medida de seguridad. La diferencia más palpable con los viejos tiempos es, que los interiores de los establecimientos, están algo más vacíos, que antes.

          Dejó para un segundo post, asuntos, como las playas o los conciertos, dado que merecen un comentario más largo y detallado.

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