Caravaca de la Cruz (Murcia) y debajo, Pampaneira (Granada)
Y, para que engañarnos: nos vamos
haciendo mayores y se sufre más, aunque todos los dolores corporales
cotidianos y casi crónicos, se nos siguen pasando viajando, por lo
cual, no estaremos tan chungos. Pero, cuando discutimos, lo hacemos a
lo grande. Y las pequeñas rencillas de hace dos o tres décadas, hoy
resultan ser tempestades incontrolables.
De todas formas es, que España ya no
es lo que era y resulta, que viajar con presupuestos moderados en
este país, trae verdaderos quebraderos de cabeza (y digo moderados,
porque hacerlo de forma económica, sencillamente, se torna
imposible). Cuando voy a India, se que voy a tener servicios de
India, pero a precios de India. Cuando viajo por España..., la cosa
no está tan clara, la verdad.
Esta y la de abajo son, de Mojácar (Almería)
Para que no digáis, que siempre ando
tocando las pelotas, en el terreno positivo y en cuanto a los
alojamientos más asequibles de este país, decir, que las cosas han
mejorado mucho desde los años 80, sin haberse disparado alocadamente
los precios, como ocurrió en casi todo los sectores de la maltrecha
economía patria.
Por 30 o 35 euros -en ciudades, como
Granada, por 15 y en Madrid, por 20, en temporada baja-, se tiene
acceso a baño -no siempre, pero casi-, calefacción/aire
acondicionado, wi-fi y televisión de pantalla plana. Sin embargo
-supongo, que fruto de la crisis y de la readaptación del sector-,
en la mayoría de las poblaciones los alojamientos de precio bajo son
ya muy escasos.
Tabernas (Almería)
Da pena, mientras recorres las
ciudades y pueblos patrios, ver la cantidad de modestos hostales o
pensiones, que han cerrado sus puertas (y no es una cuestión
estacional, que afecte sólo a los pueblos de la costa en temporada
baja). Nada anormal, si nos fijamos también, en otros sectores del
mercado, hasta en las zonas más concurridas y codiciadas de las
urbes. Da rabia contemplar, que media España se alquila y la otra
mitad, se vende, parra que chinos o saudíes, se la acaben llevando
por cachitos y a precio de saldo. San José (Almería)
Luego, está el asunto de comer. Nos
hemos estancado en los vulgares menús de 10 euros, que ni aportan
originalidad, ni calidad -a veces, la fabada es de bote y mal
recalentada o la pasta ha sido cocinada hace horas y está
reblandecida-, ni siquiera un trato cordial. Claro, que hay
excepciones.
Emergen y caen, mensualmente, negocios
de comidas, motivados por modas, que pasan más pronto, que tarde y
que dejan a sus propietarios en la ruina. En este sentido, a mi me
apasionan los woks -que para sobrevivir, tuvieron que añadir a su
deliciosa carta asiática, cochinillo o mejillones a la vinagreta-,
pero casi todos ya han chapado sus puertas y los pocos que quedan han
debido ajustar los precios al alza y bajar la calidad.
Lorca (Murcia)
Así, que viajando por España y
aunque a veces nos permitimos un homenaje, ya hace tiempo, que
decidimos comer de supermercado. Y en Andalucía occidental y Murcia,
esto es un suplicio, porque apenas los hay: No es, como en Castilla y
León o Madrid, donde encuentras uno, casi en cada esquina, con una
emergencia desproporcionada de las distintas gamas, de DÍA, durante
los últimos tiempos.
Mula (Murcia)
Pero en nuestro periplo, Mercadona
tiene la posición dominante de forma abrumadora y ha hecho casi
desaparecer, hasta a los tradicionales y modestos, Coviran. Y creedme
si os digo, que comer a base de las cosas básicas, que ofrece esta
vulgar y exitosa cadena valenciana, resulta una pequeña pesadilla.
Acabas de grasientas patatas onduladas o de indigesta fabada
asturiana, hasta los hue...
Eso sí: buscarse a diario la vida
estimula la imaginación, así que para combatir el aburrimiento,
acabamos casi poniendo una bocadillería, con nuestras nuevas
creaciones. Os dejo las dos mejores, a las que ya hemos puesto
nombre.. El mortasarde calabrese, compuesto de mortadela, sardinas en
tomate Aliada, de El Corte Inglés -este dato es importante- y
anchoas de lata. Y el espectacular, Sobranito, que además de este
último elemento, incluye sobrasada y bonito. ¡Deliciosos!.
Albacete
Si no se dispone de coche o se
prescinde de él, pesadilla es viajar en transporte público fuera de
los núcleos urbanos y de las regiones avanzadas. Caros, incómodos,
viejos e infrecuentes. Por ejemplo, de Tabernas, a Mojácar, un sólo
servicio diario, igual que desde este punto, a Lorca. Adaptar todo tu
día a ese horario, ni es fácil, ni cómodo. Porque es duro pagar 35
euros por un hotel cutre, para tenerte que levantar a las cinco de la
mañana, a tomar el maldito bus.
Pero, lo entiendo, no creáis, dado
que la mayoría de ellos van muy poco ocupados y supongo, que
sobreviven a base de las subvenciones de las administraciones
autonómicas o locales.
De todas formas y en el terreno muy
positivo, ALSA se ha puesto las pilas y está ofreciendo -previa
reserva en su lamentable web y con cierta antelación- billetes a
precios increíbles. Y lo que es curioso: a veces, sale más
económico un recorrido con transbordo, que directo. Conseguimos, por
ejemplo, un Murcia-Albacete-Madrid, por 13 euros o un
Valladolid-Madrid, por 5,25, gracias a los puntos busplus, en este
último caso.
¡Cuan agradecidos debemos estar los
viajeros, a Ryanair o Blablacar!, que abrieron el camino de la sana
competencia.
Granada
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