Para aquellos, que no tengan tiempo o
les dé pereza, leer un relato tan largo, como el de la página web, se hace una compilación,
en unas cuantas líneas, de lo que ha sido nuestro trepidante viaje,
a lo largo de cinco países.
Bundi (India)
La cosa debió empezar en febrero,
para aprovechar el clima más benigno de la zona a visitar, pero se
retraso hasta marzo. Compramos billetes a Dubai -con Pegasus
Airlines-, pero por causas de fuerza mayor, no pudimos tomar ese
vuelo y perdimos el dinero (aún peleamos, con la asegurdora de
nuestra tarjeta de crédito). Fatehpur Sikri (India)
Finalmente, fue el día 2 de mayo,
cuando nos pusimos en marcha, rumbo a Bangkok. No era nuestra
intención, volver a Tailandia, pero nos lo pusieron tan a huevo, las
tarifas aéreas... Dos mochilas pequeñas, los boletos a la capital
Thai y una visa de India, fueron nuestro único y cómodo equipaje.
Las dos primeras semanas las pasamos,
con la cabeza más aquí, que allí, pero luego, todo se fue
normalizando. El periplo por Tailandia, resultó muy tranquilo,
visitando lugares escasamente turísticos, como Kanchanaburi,
Sangkhlaburi, Nakhon Ratchasima, Phimai o Petchaburi. Sitios, muy
recomendables y acogedores, cuando uno ya conoce, lo fundamental del
país.
India, India, India. El el 22 de mayo,
aterrizamos en Chennai, para completar nuestro segundo periplo por el
país, que iba a durar dos meses, pero acabó en tres. A pesar del
calor, de los 13.500 kilómetros recorridos o del agobio general, que
siempre supone viajar por el país, en plan trotamundos, vivimos una
experiencia muy sufridamente, inigualable.
Sanggkhlaburi (Tailadnia)
Bajamos, a tramos breves, hasta la
punta de la India y ascendimos por el oeste, con menos calmas, hasta
la ya conocida, Bombay (o Mumbay, que a mi, me gusta menos el
nombre). Zigzagueamos por el norte, hasta Delhi y Amritsar y nos
sumergimos con placer, en los maravillosos paisajes y las benignas
temperaturas, de Himachal Pradesh, acabando en la maravillosa Shimla,
lugar, que debería servir de ejemplo a otros estados del país, como
ciudad sostenible (aunque dudo, que así ocurra).
A partir de ahí, comenzó nuestro
periodo de santidad y de abstinencia alcohólica -bueno, no fue
exactamente así, pero en este epígrafe, debo ser breve-, por las
santísimas ciudades de Haridwar, Rishikesh, Allahabad y Varanasi.
Terminamos en Calcuta, nuestra tercera casa en el mundo, después de
la de Valladolid -pagada y en propiedad- y Bangkok. Bombay (India)
Bhubaneswar, Puri y Konark, fueron el
preludio, de un aventuroso periplo por Bangladesh, que iba para dos
semanas y se quedó en una. El calor húmedo, la falta de
entretenimientos, la ausencia de cerveza, el Ramadán y el escaso
interés de los lugares a visitar, tuvieron la culpa. Sin embargo,
vivimos ricas y enriquecedoras experiencias, además de transitar,
por unos mercados magníficos (de los mejores del mundo).
India, India, India. Vuelta a la India
y además, tan contentos, después del estrés pasado en el país
vecino. El pescado estaba vendido, pero como no encontrábamos vuelo
de vuelta, a buen precio, acabamos haciendo un recorrido muy
interesante, por ciudades secundarias de Rajasthan, destacando, la
increíble, Bundi.
Jerusalén (Israel)
Y sin quererlo, aunque estamos muy
agradecidos, nuestros huesos fueron a parar a Egipto e Israel, para
desde Tel Aviv, volver a Barcelona. El reencuentro con El Cairo fue
apoteósico y la semana, que pasamos en Dahab y alrededores,
magnífica (lastima, no haber podido subir al monte Sinaí)
Lo de Israel, resultó ser un formato
exprés. Jerusalén -ya visitada- y Tel Aviv, entre precios
desorbitados, por todo, muchas medidas de seguridad y humillación en
las fronteras. ¡Nada nuevo bajo el persistente sol!..
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