Las primeras seis son, de Tel Aviv (Israel)
Tanto empeño quisimos poner, en que en
nuestro pasaporte no quedara ni un solo rastro de nuestra visita a
Israel, que nos olvidamos de lo más importante: no solo basta con
que esto no ocurra, sino que también es necesario, que no figure el
sello de salida, del país que procedes (en este caso, Egipto).
Pues, como dos principiantes
pardillos, nos olvidamos de este detalle. Y lo peor: no nos hemos
dado cuenta hasta ayer, casi un mes después, de haber vuelto.
Efectivamente, en nuestro pasaporte figura un destacado -en la
primera página-, enorme y bien tintado sello, donde de forma muy
visible y además de la fecha, pone: “Taba”, punto de cruce a la
israelí, Eilat.
Así, que de un plumazo, nos hemos
cerrado las puertas hasta 2.020 -fecha de caducidad del pasaporte-, a
un puñado de países árabes. En un principio, todos menos Egipto,
Jordania, Túnez, Turquía -no es árabe- y Marruecos. Aunque, en la
práctica y según he investigado, la entrada solo te la niegan en
Siria, Líbano y Arabia Saudita (tengo mis dudas, sobre Yemen). En
los dos primeros lugares, ya hemos estado y al tercero, es muy
difícil el acceso por libre.
Como curiosidad, he llegado a leer,
que los sirios disponen de un aparato, que detecta el pegamento de la
pegatina, que te endosan los israelíes, en la tapa de atrás del
pasaporte, aunque lo hayas raspado, a conciencia.
Para cruzar de Taba, a Eilat, primero
te someten a un pequeño interrogatorio, desde una ventanilla, sin ni
siquiera permitirte, franquear una gruesa y aterradora verja. Luego,
te dejan pasar, te retienen el equipaje y te llevan a un lugar con
aire acondicionado (lo más agradecido). Van viniendo funcionario,
tras funcionario y todos te preguntan lo mismo, mientras tratas de
mantener tu sonrisa Profiden. Otro se lleva los pasaportes y los
estudia, minuciosamente, durante cuarto de hora o más.
El rato, que te van a hacer esperar,
es directamente proporcional, a tu nacionalidad, pero sobre todo, a
los sellos “peligrosos”, que encuentren en tu pasaporte. Tres
horas y media nos retuvieron, en 2.007, al ver, que veníamos de
Siria. Cincuenta minutos esta vez, al haber renovado nuestro
pasaporte lleno de sellos y solo encontrar en el nuevo, marcas de
Tialandia, India, Bangladesh y Egipto.
Posteriormente, te aíslan y te
interrogan por separado. Primero, a uno y si ven algo sospechoso,
luego, al otro (no fue nuestro caso). Además de las preguntas
rutinarias -entre ellas, que habíamos estado haciendo en Dahab, a lo
que no contestamos, que preparando un atentado terrorista-, otras
son, mucho más personales -nuevamente, sonrisa, esta vez, Colgate- y
algunas, sencillamente, absurdas y/o estúpidas. No es fácil
escaquearse, ni siquiera, fingiendo hablar poco inglés, porque
muchos funcionarios hablan perfecto español, aunque no suelen
destapar esa carta, si no es necesario, para haber si te cazan en
alguna conversación privada.
Esta y las tres siguientes son, de Jerusalén (Israel)
Todo parece estar conforme. Estamos
famélicos, con la piel quemada del sol, con ropas viejas -aunque,
limpias... No tenemos pinta de muy peligrosos. Pero, algo no le
cuadra e insiste e insiste. ¿cómo es posible, que para un viaje de
tantos meses, llevemos tan poco equipaje?. “Pues, mire: “lavando
todas las noches y comprando cosas, según las necesidades y tirando
otras”. No lo termina de entender, sin duda, porque nunca ha hecho
un viaje largo.
Finalmente, hay que soportar, que
hasta te revisen tus escritos más íntimos y pretendan, que les
cuentes cualquier anotación, que les parezca sospechosa (en nuestro
caso, una serie numérica, que ya no recordábamos, ni de que era).
Y, aún quedaba un momento de tensión:
nos llevan a la zona wi-fi, para que les mostremos el correo de
confirmación, de nuestro vuelo de salida de Israel. Por razones, que
desconozco, no pudimos entrar y se conformaron con nuestra palabra.
Aún nos queda, aguantar un minucioso
registro y la mala cara de la empleada, a la que le pedimos que no
nos ponga sello en el pasaporte. A regañadientes nos dice, que ya no
estampan nada y nos da una especie de pequeña pegatina, con los
datos de entrada.
En el aeropuerto de Tel Aviv, el día
de marcharnos, nuevo interrogatorio más ligero, con la siguiente
pregunta: ¿Esa botella de agua, que llevan, la han llenado
íntegramente en Israel o procede, parcial o totalmente, de otra
parte?.
Las cosas no terminan ahí: al llegar
a Barcelona y mientras los israelíes entran a sus anchas en el país,
a nosotros nos interroga una policía, sobre por que venimos por
Barcelona, si somos de Valladolid y sobre, como vamos a llegar a
nuestra casa. Ante nuestra estupefacción, argumenta, que es para
indicarnos, donde teníamos, que hacer el tránsito, para vuelos
nacionales. ¿No se le ha ocurrido pensar, que podemos viajar en bus,
quedarnos unos días en la ciudad condal y que en todo caso, no
tenemos ninguna obligación de contárselo?.
Nueve días después y ya en
Valladolid, sin motivo alguno, sufrimos un acoso policial, que hace
de la española, la peor y más arbitraria policía, de nuestros casi
130 países visitados. Próximamente, se publicará un post sobre
este asunto.
Barcelona (España)
2 comentarios:
Es que Cataluña ya cree que es un país independiente y ajeno a España, que ahora interroga y pide que le muestren un boleto de salida a un tercer o en este caso a otra region de España.
Hola
Bueno. Ellos son muy precavidos y tal vez, estén ensayando protocolos. Para, que no pase lo de aquí, con el ébola. Ja, ja.
Bueno, en serio. Creo, que solo se trató de una policía estúpida y ya está. Lo que pasa es, que choca mucho, que vayan pasando los israelíes delante de ti, como Pedro por su casa y a nosotros nos molestarann.
Habrá quien diga, que fuimos demasiado susceptibles.
Sobre el tema de Cataluña, en concreto, permíteme, que me muerda la lengua, porque da para escribir 10 posts y no es el caso de este blog.
Saludos
Saludos
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