Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

martes, 30 de abril de 2024

Las obras y las fiestas afectan nuestro retorno a Gdanks y a las visitas a Gdynia y Malbork

           En el vuelo de vuelta a Gdanks, también nos tocó ventanilla y día despejado, por lo que volvimos a disfrutar del maravilloso paisaje de montañas, sol, nieve y mar. El aeropuerto de esta ciudad polaca ha ideado una ingeniosa campaña de marketing de la misma, que consiste en emitir sonidos de olas marinas y gaviotas y poner mensajes escritos en las puertas de los baños, destacando las excelencias de este lugar, de Sopot y de Gdynia.

          Nos recibe una temperatura de 21 grados. Si ayer nos faltaba ropa, hoy nos sobra casi todas. Vamos cargando como almas en pena con el abrigo, porque este año, no encontramos el punto medio entre el verano y el invierno. Nos alojamos en nuestro querido Moon, el mismo hotel de hace cuatro días. En menos de ocho meses en esta ciudad, no solo las numerosas obras han mejorado, sino que han ido a peor. Está claro que son para darle un impulso de renovación al paseo marítimo, pero van demasiado lentas y las molestias se van acrecentando. 

          A esto se añade, que de los próximos tres días, dos van a ser festivos -del trabajo y de la constitución - y todo va a estar cerrado. Ello nos obliga a almacenar comida y bebida con los inconvenientes, que esto supone, estando de viaje. También afecta a las condiciones del transporte, estando las estaciones y ventanillas saturadas de gente, afectando a nuestros desplazamientos.

          Cómo ya conocemos Sopot, al día siguiente nos acercamos, a Gdynia, de belleza más modesta. Su encanto reside en el muelle, donde además de yates de postín, tipo Puerto Banús, se han amarrado espectaculares barcos-museos, otros de paseo, restaurantes y un submarino. Mañana nos acercaremos a Malbork, que tiene un destacado castillo.

          Al fin, hemos comprado los billetes de vuelta. Ha costado mucho esfuerzo, pero hemos conseguido reducir el impacto económico a solo 80€. Tras muchas combinaciones, porque al principio, la cosa no bajaba de 150. Queríamos pasar por Hamburgo -no lo conocemos -, pero no ha podido ser. Nuestro itinerario será Tronhein - Copenhague - Bérgamo - Madrid.

          Pero antes, volveremos cuatro días a Noruega, a visitar esta ciudad marinera y de bello casco histórico.

Música 🎵🎼 celestial bajo la puerta 🚪 verde 🌿 de Gdansk


 

Muelle de Gdyvnia


 

Barco ⚓⛵ museo 🖼️ en Gdyvnia


 

Barco ⛵⚓ pirata 🦜 de Gdyvnia


 

lunes, 29 de abril de 2024

Por tierras de More og Romsdal (parte II)

           Cuando aterrizamos en el aeropuerto de Alesund e hicimos un primer reconocimiento rápido, nos encontramos en el exterior con un cuarto alargado protegido por puertas correderas y con un banco de jardín en su interior. Una vez nos han echado de la terminal, nos dirigimos a él, a ver si hay suerte y no lo han cerrado con llave. Afortunadamente, así ocurre y nos introducimos en su interior descubriendo, que tiene dos estufas en el techo, que pueden ser conectadas por periodos de dos horas, sucesivamente.

          Aquí nos quedamos toda la noche, sin ser molestados y conseguimos dormir hasta las 6 de la mañana, momento en el que los rayos del sol comienzan a atravesarnos los párpados.

          Tenemos dos planes para hoy, segundo día en More og Romsdal, pero nos tememos, que ambos van a salir mal. Rondamos los cuatro grados y el cielo está despejado, aunque ha aparecido algo de viento frío, ausente ayer.

          El primero es, llegar hasta Alesund, caminando, que sigue siendo nuestra obsesión. Aunque anoche en internet, hemos visto fotos del túnel submarino -4,2 kilómetros de largo y hasta 140 metros de profundidad -, la iluminación es deficiente y no dispone de aceras continuadas, po lo que las opciones de éxito son escasas. Así ocurre, incluso, antes de llegar a este punto, cuando encontramos otro subterráneo para coches en una montaña, aún en peores condiciones.¡Marcha atrás!

         El segundo objetivo es, encontrar habitación en un hotel, que hemos dejado atrás. Pero, al preguntar, se nos va de presupuesto: 83 € la noche. ¡Toca pensar, que hacer!

       Y mientras lo hacemos, nos vamos a caminar a las islas de Giske y Godoya, que se encuentran una detrás de otra, cruzando sendos puentes. Las vistas del mar -de varios colores- y de la montaña resultan espectaculares.

          Regresando al aeropuerto, después de llevar a cabo las pertinentes compras en el Rema 1000, caemos en la cuenta, de que junto a la terminal hay un complejo de habitaciones, cuyo precio, publicitado en la puerta -unos 49 €-, podemos asumir. El bajón nos invade de nuevo, viendo que está noche nos va a tocar volver al salvador cuarto de ayer, porque para hoy, todas las alcobas de este lugar están ocupadas.

          Nos protegemos de nuestros males caminando, horas y horas y recorriendo la otra parte de la isla de Vigra cuyas dos localidades principales son Vigra y Roald. Una iglesia de madera, una playa y las montañas nevadas, junto al mar, son los principales atractivos. A estas horas, ya hemos decidido, que no pagaremos el alto precio del autobús a Alesund y que el día de mañana seguiremos caminando por las islas.

          Tras dormir en el mismo lugar, que ayer, somos capaces de aguantar hasta las siete y media de la mañana. De nuevo, luce el sol, pero el viento ha incrementado su fuerza y bajado su temperatura. Durante todo el día vamos a pasar bastante frío, a pesar de ir bien equipados. Cómo hemos ahorrado tanto dinero en alojamiento, decidimos invertir parte en comprar cervezas (2,30 € la lata de medio litro). Porque hoy, ya no queremos buscar alojamiento, dado que mañana, deberemos levantarnos sobre las cinco, para tomar el vuelo de regreso, a Gdanks.

          Dedicamos la jornada fundamentalmente, a recorrer la isla de Valderoya, entera, con circuito en forma de óvalo. Las principales localidades son Gjosund, Ytterland y Valderhaung. 

          Con la confianza ya cogida, va a ser la noche, que durmamos mejor: hasta siete horas.

          De nuestra estancia en More og Romsdal nos ha llamado la atención, que no hay un solo cartel en inglés. Todo en noruego, incluso, en un aeropuerto, que es internacional.

Carne 🥩🍖 de Tik Tok en Gdansk


 

El barco ⛵⚓ pirata 🦜 de Gdansk


 

domingo, 28 de abril de 2024

Por tierras de More og Romsdal (parte I)

           A partir de ahora, no hablaremos de Alesund -es solo una ciudad en la inmensidad del archipiélago-, sino de More og Romsdal, la región, que lo alberga.

          El vuelo sale una hora tarde -hace mucho tiempo, que no teníamos retrasos-, pero en menos de hora y media tenemos el que seguro va a ser, el premio gordo del viaje. Por favor: si venís hasta aquí, hacedlo en un vuelo diurno y ocupad el asiento de ventanilla, aunque tengáis, que pagarlo (a nosotros nos tocó, aleatoriamente). Y después, rezad a todos los dioses de las diversas religiones, para que no haya nubes.

          Hemos volado cerca de 300 veces en nuestras vidas y jamás habíamos visto un aterrizaje tan espectacular: centenares -o miles de islas- repartidas a su antojo y de formas diversas -una incluso, similar a un volcán -, cubiertas de una gruesa capa de nieve. El contraste de este fenómeno con el brillo del sol y el color del mar, nos lleva a un extraordinario evento paisajístico jamás vivido y cercano al síndrome de Stendhal.

          Hemos aterrizado a las seis de la tarde, pero en esta época del año aun quedan cuatro horas y media de luz, por lo que nos decidimos a disfrutarlas de forma enérgica. El aeropuerto está en la isla de Vigra y Alesund -nuestro objetivo inicial -, tres ínsulas más allá, a unos quince kilómetros y comunicada por túneles y puentes. Como el precio del autobús es disparatado, pretendemos comprobar hasta que punto podemos acercarnos a nuestro destino, caminando. El tiempo no es malo, porque brilla el sol y no hay aire, a pesar de estar en una zona muy abierta y en el paralelo 62. 

          Tenemos suerte, porque desde  el minúsculo aeropuerto sale un carril peatonal/bicicletas, que en una hora, nos deja delante de un puente, que nos lleva a la isla de Valderoya.

          Nos recibe un supermercado Rema 1000, que sin duda es, el menos caro de todos los noruegos. Y después, un sendero, con el mar a la derecha y una espectacular hilera de montañas peladas, a la izquierda. Así, avanzamos evitando la carretera general.

          Tras otra hora, salimos a ella, por una población pequeña. Hemos avanzado ocho kilómetros y nos quedan siete, pero no podemos seguir, porque volveríamos a la terminal aérea de noche.

          El aeropuerto de Alesund es confortable -estilo Billund, con sillas y mesas de terraza y muchos puntos para cargar el móvil, sentado-, aunque diminuto. Aquí, se conocen todos, así, que como para pasar tres noches durmiendo de manera desapercibida. Habíamos indagado en internet, pero sin éxito, porque no logramos saber su horario.

          Ahora, nos lo explican claramente: es medianoche y van a cerrar, por lo que debemos irnos y buscarnos la vida, a dos grados. Tenemos un plan B, pero no los suficientes datos, sobre si podremos llevarlo a cabo 

Regresamos a Gdansk