Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

martes, 24 de octubre de 2017

Los peores momentos del séptimo viaje largo

                                                             Esta y la de abajo son, de Bangkok
          1º.- Sin lugar a dudas, el peor momento del viaje, por desconcertante y dilatado, más que por dañino o definitivo, fue cuando, en Bangkok, nos quedamos sin la posibilidad de utilizar nuestras tarjetas SIM del teléfono, lo que nos impedía poder confirmar las compras por internet con tarjeta de crédito, a través de los códigos, que se envían por SMS. Como ya sabéis, al final, el problema no era de las tarjetas, sino de lo teléfonos, pero eso no lo supimos hasta la vuelta.
Las dos siguientes son, de Kuala Terengganu
          2º.- Transitar por la carretera, de Manali, a Leh, donde realmente y a muchos metros de altitud, te juegas la vida, por su extraordinaria falta de mantenimiento y circulación de tráfico pesado. Afortunadamente, los conductores de los autobuses públicos tienen gran pericia y experiencia. El peor tramo se halla en el descenso del puerto principal, entre Manali y Keilong (absolutamente infernal).

          3º.- Llegar a Madras y después de caminar entre el denso e insoportable tráfico y el asfixiante calor, ser rechazados en un hotel -por ser extranjeros-, previamente reservado, en Booking, en un barrio desastroso, que engañosamente, se denomina, como zona Beach Para mas bemoles, iras y risas, se llama Vimal Mansion, cuando en realidad, se trata de una pensión siniestra einfecta),. Y todo, con el equipaje a cuestas y después de haber pasado una fatídica noche en el aeropuerto, de KLIA 2, en Kuala Lumpur y de haber tenido algunos problemas con la visa de la India.

          4º.- También, relacionado con el asunto de las tarjetas. Los cuatro minutos y medio, que trascendían, entre que solicitábamos una compra con tarjeta de crédito, avisábamos a mi padre y este, nos mandaba el código SMS, para confirmarla. Así sucedió y siempre, transcurriendo el mismo tiempo, para confirmar el pago de las visas, de India y obtener los billetes electrónicos para varios vuelos.
                                                                                                        Las dos siguientes son, de Leh
          5º.- Los quebraderos de cabeza con los autobuses en general, en India, que fueron los protagonistas negativos de este viaje. Autobuses, que no existían y que nos complicaron la vida, sobremanera; otros, que iban llenos hasta la bandera, uno tras otro; algunos, que permanecieron dos días cancelados, como los que iban, a Himachal Pradesh, desde Delhi, el 24 y el 25 de agosto; accidentes de vehículos pesados, que obstruyeron el tráfico y provocaron eternos atascos, a la espera de la llegada de las tardonas gruas...

          6º.- Las cancelaciones de trenes masivas, en todas las direcciones, pero especialmente, hacia el noreste, que nos impidieron terminar el viaje de la forma deseada, visitando Darjeeling y el estado, de Sikkim. Toda una pena y algo, que nos quedará pendiente para siempre, dado que lo más normal es, que no volvamos, a India.

          7º.- El ataque sufrido por mi pareja, ascendiendo al templo de los monos, de Shimla, por esos despiadados primates. Ni más ni menos, que cinco y no muy amistosos. Gracias a los lugareños y sus gruesas varas de madera, conseguimos disuadirlos. La cosa es, que la culpa fue suya. Vino uno, a pedirme a mi comida, de buen rollo y no se le ocurre otra cosa, que tirarle una manzana, que llevaba en el bolso. Salieron varios monos de la nada, pensando y no sin razón, que tenía más y reclamando su parte. Y ahora, con bastante peores mneras.                          Nahan

          8º.- Pasar casi 28 horas en un tren, entre Hyderabad y Delhi y además, con compañeros de viaje no demasiado recomendables. Para colmo y sin aviso, cerraron el grifo de la comida a la una y media de la tarde y nos quedamos sin almorzar, hasta las cuatro y media.

          9º.- Los diferentes cruces de tráfico imposible, muchas veces, ligados a las obras del metro y otras veces y por necesidad, siendo de noche. En dos de ellos y sin exagerar -Hyderabad y Delhi-, nos jugamos la vida, con altas posibilidades de sufrir un percance.
Hampi
          10º.- Vernos obligados, a pasar la noche en la estación de autobuses, de Shimla, tirados en el suelo -eso no es problema, porque estamos acostumbrados- y con escasa ropa de abrigo. Pasamos un frío inolvidable.

          Dejamos fuera, lo que fue el peor momento del viaje, con diferencia, por ser tan malo, que no se puede asemejar a los anteriores. Cogimos un tren, de Bangalore, a Hassan, vía Mysore. No teníamos reserva y nos tocó ir, en un principio, en el vagón de los enfermos, impedidos y discapacitados. Luego, nos echaron y subimos al de segunda general, mientras caía el diluvio universal.
                                                                                                         Manali
          De repente y en una estación no muy grande, suben dos policías. Uno de ellos, se sienta frente a mi. Empieza a mirar, a llamar por teléfono -insiste mucho, por lo que logro entender, que le expliquen el número de vagón donde deben intervenir- y a revisar decenas de formularios, en whatsapp. No nos dice nada, pero yo ya se hace rato, que se trata de mi.

          Como ya soy perro viejo y me ha pasado varias veces, en India del sur, saco la cámara y me pongo a mirar las fotos a corta distancia, observo la hora de la misma forma y el móvil. Entonces, el poli, decide iluminarme con su linterna -es su única herramienta, además de una enorme y arcaica pistola-, pasándomela por los ojos de un lado a otro. Me hago el tonto y el ciego.
Kuching
          Entonces y no sin antes volver a telefonear, para pedir instrucciones, se da cuenta, al fin, de que tengo un defecto visual congénito y no, de que voy borracho, como ha denunciado una señora hija de puta, que viaja en nuestro vagón.

          Al fin, abre la boca: “Where are you going?”. “Hassan”, respondo de forma tímida. “Arrive, one trhirty a.m.”, prosigue y se baja. Una gran templanza y aplomo para el, sin duda, momento más difícil del viaje. Porque en India, tiene casi más pena beber alcohol en público o ir borracho, que atropellar a alguien o poner en riesgo, la vida de otros conductores o peatones, con maniobras temerarias.
Mandi
          No incluimos en esta relación, ni las 14 horas de tránsito en el aeropuerto, de Moscú, ni las dos noches, que pasamos al raso, en Japón.


lunes, 23 de octubre de 2017

Los mejores momentos del séptimo viaje largo

                                                     Esta es, de Phuket y la de abajo, de Bangkok
        No fue un viaje de extraordinarios momentos, aunque si los hubo bastante buenos. Tampoco, afortunadamente, los hubo demasiado malos. De momento, os hablamos sobre los primeros.

          1º.- Tras varios días de desorientación y gestiones infructuosas, daar con la clave para resolver el problema de las tarjetas. Hablamos con el banco de más confianza, que no se amparará bajo la ley de protección de datos, como los otros, para cambiar nuestros teléfonos por el de mi padre. De esta forma, el nos mandaría los códigos de las compras al correo electrónico, dado, que también y al reiniciar el único teléfono, que funcionaba, habíamos perdido el whatsapp. Tiene mérito, porque mi progenitor tiene 77 años y no sabía nada de estas cosas.
Kuching
          2º.- Ver amanecer en diversos lugares, especialmente, contemplar a esa hora los templos de Kyoto o el lago, de Srinagar. Por el contrario y para nuestra desgracia, no recordamos ningún atardecer memorable.

          3º.- Encontrar, en la ciudad, de Hat Yai y sin esperarlo y después de padecer el problema de las tarjetas SIM, una agencia física, de Air Asia, que nos permitía reservar vuelos con el PIN de la tarjeta normal y no teniendo, que recurrir, a códigos por SMS. De esta forma, compramos boletos de ida y vuelta, a Borneo, desde diferentes puntos y ganamos dos semanas de margen, a la hora de tomar decisiones. No volvimos a ver otra agencia -y andamos mucho-, hasta llegar, a Kuala Lumpur, 10 días después.
                                                                                                              Kyoto
          4º.- Agradables paseos por los cascos peatonales de las ciudades del noroeste, de India: Manali, Shimla, Nahan, Kullu, Leh... Parece, que estás en otro país.

          5º.- Pasar el peor momento del viaje, estando en el aeropuerto, de KLIA 2, cuando al sacar los pasaportes para facturar, hacia Chennai, perdí de vissta 750 euros, que llevaba junto a ellos en el bolsillo interior. Fueron un par de minutos horribles, hasta que dimos con ellos. Habían caído sobre uno de nuestros bolsos, del mismo color, que la funda que los albergaba.
Todas las demás son, de Tokyo
          6º.- Conseguir en el primer hotel, de Kyoto y en menos de una hora de búsqueda, un vuelo desde Osaka, hasta Bangkok, por menos de 75 euros, con la compañía Scoot y además, para el día, que queríamos. Esto propiciaba, no pasar más días de la cuenta, en Japón, con mayores gastos, que en la capital de Tailandia.

          7º.- Los paseos por los mercados nocturnos peatonales, de Bandar Seri Begawan. También, la celebración de la fiesta china de Pesta Kebudayaan, en Kuala Terengganu

          8º.- Pasear sin rumbo, ni prisa, por el mercado de pescados, de Tokyo y por el del exterior, donde puedes almorzar a base de diversas degustaciones gratuitas. La cosa da para una mañana completa.

          9º.- Por error -o mentiras- en la información sobre autobuses, salimos de Hasan, hacia Shimoga, a media tarde, pensando, que allí nos tocaría pasar la noche a la intemperie y esperar a la mañana siguiente, para partir hacia Hampi. Pero, como ya he contado mil veces, la India siempre te sorprende: sale un vehículo cada media hora.


          10º.- El descubrimiento, en los supermercados, de Tokio, de esos refrescos -llamados, Strong 9-, que cuentan con nueve grados de alcohol y cuyo zumo resulta delicioso (especialmente y para nuestro gusto, el de naranja y limón mezclados y el de pomelo). Deben consumisre muy fríos. No menos memorable resultó, la salsa de pepino y guindillas -desconozco el resto de ingredientes, pero es verde y espesa-, que acompañó nuestros sándwiches vegetales, en la estación de autobuses, de Dhera Dun.

sábado, 21 de octubre de 2017

La otra desesperacción


           Si lo de las tarjetas SIM de los teléfonos, supuso todo un inconveniente, lo de los autobuses en India resultó toda una desesperación, que en algunos momentos, nos llevó a la extenuación. Relatemos, uno por uno, los diversos incidentes, que padecimos

        -Estación, de Chennai: Nos toca ir de ventanilla en ventanilla y cada persona nos dice una cosa diferente, sobre si hace falta reservar o no, el bus a Bangalore y sobre los horarios de salida. Después de hacer una larga cola, vuelta a empezar, porque no hemos pagado una rupia por el formulario de reserva. Al pagar, precio distinto al expresado anteriormente y más de cuarto de hora, para que nos devuelvan treinta rupias, porque no tienen cambio. A la mañana siguiente, llegamos a una estación a las afueras, a pesar, de que nos habían indicado, que arribaríamos a la ubicada junto a la de trenes, en el centro.


          -Estación, de Hassan: Al llegar, preguntamos si hay autobús directo, para Hospet y nos aseguran, que sí: a las siete y diez de la mañana, además, de a las cuatro de la tarde. Reconfirmamos la información al día siguiente, jornada de nuestra partida y nos incluyen uno nuevo: a las tres de la tarde. Optamos por este, pero “is coming”, aunque nunca llega. El siguiente, que casualidad, resulta que lo han suspendido hoy. De nada nos sirve, cabrearnos con todo lo que se mueve. Al final, autobús a Shimoga, a mitad de camino y la incertidumbre, de como llegaremos a Hospet, siendo de noche. Afortunadamente, todo se resolvió bien, dado que entre estos dos destinos, circula un vehículo cada media hora -van semivacíos-, contra todo pronóstico. La india tiene estas cosas: unas veces te echa un cable y otras, te jode vivo.

          -Estación, de Delhi: Queremos tomar un bus para Shimla, pero resulta, que ni ayer, ni hoy es posible, dado que no circulan autobuses a ningún destino, de Himachal Pradesh, desde aquí. Preguntamos, por qué y nos remiten a un letrero escrito en hindi, de muy malas maneras. Un pasajero se apiada de nosotros y en precario inglés nos asegura, que “the road is blocked”. Después de analizar la situación con meticulosidad, llegamos a la conclusión, de que nuestras opciones son: Dhera Dun o Dhera Dun.

          Semanas más tarde, ya de vuelta del circuito por el noroeste, nos esteramos, de que la condena a varios años de cárcel, impuesta a un gurú religioso, por haber violado a dos chicas, había desencadenado numerosos altercados y movilizaciones multitudinarias, en estaciones de transporte y carreteras del estado, de Hariyana..

          -Estación, de Dhera Dun: Según reza un cartel, circulan buses, a Shimla, a las siete, las diez y las once de la mañana, además, de a las doce de la noche (aunque, de este último, no nos fiamos). Tratamos de subir a los tres primeros, pero ya vienen llenos desde Haridwar y no se puede poner siquiera un pie en la escalerilla del vehículo. Esto sucede casi siempre, porque no existen ventanillas de venta y el billete se suele comprar al cobrador del autobús. Finalmente y tras largas deliberaciones y mucha desesperación, autobús a Nahan, localidad que se halla a medio camino, de Shimla. Luego, no nos arrepentimos, porque el bazar de esta ciudad merece mucho la pena para pasar una tarde.

          -Estación, de Nahan: Son las tres de la tarde y no hay un solo autobús hasta mañana, a Shimla, aunque nos encontramos a poco más de cien kilómetros para nuestro destino. Toca pasar noche aquí y pegarnos el madrugón.


          -Estación, de Shimla: Esperamos, pacientemente, nuestro turno para pedir información y comprar los billetes, para Mandi, nuestro siguiente destino. Delante de nosotros, a un joven, no le debe gustar lo que le están diciendo, se enfada y con sus poderosas botas de montaña y una fuerza estratosférica, pega una fuerte patada a la ventanilla de grueso cristal, que salta por los aires y que no nos cae encima, de puro milagro. Lo curioso del asunto es, que nadie se inmutó lo más mínimo por lo acontecido.

          A esto hay que añadir, como no podía ser de otra manera, atascos constantes, adelantamientos temerarios, carreteras deficientes, buses muy viejos... y las terribles carreteras, de Manali, a Leh; de este lugar, a Srinagar y desde este punto, a Jammu.

Mejores descubrimientos gastronómicos y bebidas, en este séptimo viaje largo


         1º.- El “Strong 9”, de Japón. Se trata de una bebidas enlatadas, que contienen nueve grados de alcohol y el retos es refresco de diferentes sabores. Se toma muy frío y a nosotros, los que nos cautivaron, enormementee, fueron el de mezcla de naranja y limón y el de pomelo. Se compran por poco más de 60 céntimos de euro en supermercados y en algunas farmacias.

          2º.- El impresionante gobi manchurian, que degustamos varias veces en el sur, de India. Se trata de coliflor rebozada en harina de maíz y frita, a la que se le añade cebolla, ajo o pimiento y después, deliciosas salsas variadas (especialmente, de soja). Sin saber lo que era, la primera vez, nos supo más a carne, que a verdura.

          3º.- La deliciosa salsa verde, que acompañó nuestros sándwiches en la estación de autobuses, de Dhera Dun. Resulta muy espesa y conseguimos descifrar, que tiene pepino y guindilla, pero no el resto de los ingredientes.

          4º.- La mayoría de las degustaciones del mercado exterior, situado al lado del de pescado, en Tokio. Especialmente, los mariscos y cefalópodos macerados en su jugo y/o aliñados con salsas y el omnipresente, kinchi, que ya habíamos probado, durante nuestro viaje, a Corea del Sur

          5º.- La masala dosa. Por supuesto, ya la habíamos probado en el sur, de India, durante nuestro primer viaje al país. Pero, debimos elegir un mal sitio, en Bangalore y no volvimos a pedirla, hasta este viaje, en la que la hemos redescubierto para nuestro gozo y ddisfrute. Especialmente buena, la de detrás de la estación de autobuses, de Hospet.

          6º.- Ese pescado, que venden en buena parte de Malasia, que ofrece dos versiones. Una seca y crujiente y otra, prensado y frito.

          7º,. Los ricos y pequeños albaricoques, que venden las señoras mayores, sentadas en el suelo, en la calle principal, del casco antiguo, de Leh.

          8º.- El té tibetano, de Keyong. Lo sirven en tazas grandes y le añaden diversas especias, entre las que nos pareció, encontrar jengibre. Por tan sólo 10 rupias, le puedes dar gusto al cuerpo, en una población donde además, suele hacer fresco.

          9º.- el “country liqueur”, que se vende a bajo precio, en las tiendas de alcohol de Himachal Pradesh y también, los licores de sabores, que se comercializan en el Borneo malasio. En ambos casos, los mejores son los de melocotón y de piña.

          Para los más desesperados -entre lo que me encuentro-, y dado, que en Malasia el alcohol sale caro, comercializan una especie de vino para cocinar, de unos 17 grados. Pero repito: sólo para los más desesperados.

          10º.- Unas pequeñas bolas rellenas de sabores y colores diversos, que venden sobre todo, en las tiendas, de Kamacura (se pueden degustar gratuitamente). Especialmente ricas, las de sabor a queso, peo todas están bbuenas.

          Como novedad de este viaje reseñar, que en Leh, los platos de arroz o de chow mein, te los acompañan de una taza de reconfortante caldito, que se sirve de forma gratuita.

          Decir también, que esta vez, si que me atrevía a probar el pescado de la Marina, de Chennai. Está bastante bueno y fresco, aunque lo pasan demasiado, para mi gusto.



viernes, 20 de octubre de 2017

Mitos y falsas verdads sobre, Phuket, Malasia y Brunei

                                    Esta y la de abajo son, de Bangkok
          -”Celebrar tu luna de miel, en Phuket, será el momento más inolvidable de tu vida”. Poca historia vital vas a tener, si esta afirmación se cumple Phuket, como ciudad, es un sitio, que no está mal, con sus casas coloniales y sus tempos. Algunas playas de su entorno -no precisamente, la de Patong, que es la más concurrida-, no están nada mal. Pero de ahí, a pegarse doce o catorce horas de avión y gastarse un dineral en este evento, media un abismo.
Esta y la siguiente son, de Kuala Terengganu
          Las playas de Formentera o de Fuerteventura, por ejemplo y entre otras, se encuentran bastante más cerca y pueden culminar con total satisfacción, la boda de cualquier pareja enamorada.


          -”Malasia es un país de los más modernos y desarrollados del sudeste asiático”. Las famosas Petronas, el circuito de Sepang, las numerosas playas con supuestas infraestructuras turísticas..., pueden dar esa sensación engañosa al que no conozca el país, pero la realidad es, que el desarrollo y la modernidad de Malasia, se hallan más cercanas al nivel, de Tailandia, que al de Singapur.

          Hay ciudades, como Kuala Terengganu, que se ve que manejan dinero y aún así, tienen la mitad de las infraestructuras abandonadas o en construcción. Otras, como Alor Setar, dan una sensación de modernidad, que se diluye en el momento, en que te alejas del centro. Por el contrario, la mayoría resultan un poco o un mucho desastre -destacando, por encima de todas, Kota Bharu-, como la mayoría de países de la zona, con la excepción de la ya mencionada, Singapur.
                                     Esta y la siguiente son, de Kuching
          Las infraestructuras de las famosas islas Perhentian resultan escasas, insuficientes y muy precarias, dignas del tercer mundo. Pero, no tienen ningún problema en cobrar el ferry, que llega hasta ellas, a precios del prim er mundo.

          La propia Kuala Lumpur y en esta ocasión, se encontraba sumida en un insoportable caos, debido a las interminables horas del centro, que avanzan, a ritmo malayo, duplicando las fechas previstas de entrega.
          -”Malasia es uno de los países musulmanes más permisivos del mundo”. Malasia cuenta con mucha inmigración -fundamentalmente, procedente de China- y por eso parece, que la religión se viva de forma muy laxa en algunos lugares. Sin embargo y en toda la zona noreste -incluidas Besut y las Perhentian-, el integrismo islámico está a la altura de países musulmanes de corte muy radiccal. A mi, en Khota Baru, casi me pegan por ir en pantalón corto.
Kota Bharu
          -”Trabajas, como un chino”. Y eso se suele decir, pare referirse a personas, que laboran mucho y a casi todas las horas del horas. Sin embargo, la mayoría de los titulares de negocios de esta nacionalidad, echan la chapa sobre las cinco de la tarde y tampoco, abren muy pronto. ¡Vayamos cambiando nuestras ideas preconcebidas de toda la vida!.
Kuala Besut
         -”Borneo es una isla paradisiaca”. No voy a ser yo, que conozco sólo una pequeña parte, quien niegue esta afirmación. Sin embargo y como puede pasar con Bali, no todo el monte es orégano. Para hallar lugares idílicos, hay que tragarse muchos kilómetros de insulsas carreteras.

          -”Brunei es uno de los estados musulmanes más duros para el viajero”. Aunque el país está gobernado desde tiempos inmemoriales por una monarquía absoluta y desde hace un par de años se aplica la sharia, ya se encargan ellos de que el turista no lo perciba de ninguna forma. Bandar Seri Begawan es una de las ciudades más relajadas y relajantes del mundo, sobre todo, si se visita en fin de semana, debido a sus impagables mercadillos y al corte de la circulación en el ce4ntro.    Phuket

  ”Túnicas blancas, como vestimenta y hombres de a `pie, que viven de los negocios del petroleo”. No es difícil imaginarse así, a los habitantes, de Brunei, pero la realidad resulta bien distinta. A diferencia de Qatar, aquí la gente viste de forma muy dispar y bastante relajada. Incluso, la mayoría de las jóvenes, ni siquiera llevan velo (al menos, en la capital). Y lo del petroleo, tampoco tiene mucha pinta.
Bandar Seri Begawan
          -”Brunei es uno de los países más estrictos con la legislación anti-alcohol”. Esa fama tiene, pero la realidad es, que no se controla el equipaje en las fronteras y que además, se permite la entrada de una cantidad determinada de cervezas y de bebidas alcohólicas, incluso superior, a los de algunos países países no musulmanes. Eso sí, tiendas de bebidas espirituosas en la capital, no encontraréis, al menos, de forma visible. Pero seguro, que como en casi todas partes, existe un mercado negro
Miri
          En algún blog hemos leído, que a los nacionales, que salgan al extranjero y beban alcohol, les pegan una paliza a su vuelta. Y la verdad es, que nos ha entrado un ataque de risa.

jueves, 19 de octubre de 2017

Mitos y falsas verdades, sobre Japón

                                                           Esta y las cuatro siguientes son, de Tokyo
          -”Japón resulta un país muy caro”. Nada más alejado de la realidad. Yo diría, más bien, que el país nipón resulta bastante barato, si se saben hacer bien las cosas y se huye de la manera más tópica y típica de recorrer esta nación, que replican como cansinas letanías, la mayor parte de las webs y los blogs dedicados al país.

          Para empezar, se debe estudiar minuciosamente, si conviene adquirir el carísimo pase de tren, Japan Rail Pass, simplemente, por la emoción, la estupidez, la catetada o el capricho, de pegarse viajes en tren bala, que no es otra cosa, que un AVE más rápido. Ya os adelante, que para el 90% de los viajes, no sale rentable y de largo.

        Los autobuses nocturnos -incluidos los de la propia JR- salen a muy buen precio y además, te permiten ahorrarte una noche de hotel (por ejemplo, el trayecto, de Tokyo, a Kyoto, nos salió, a 4.000 yenes por persona).

          Salvo los sábados por la noche, día en que no sé por qué motivo, los precios de los hoteles se disparan, el resto de los días y siendo un poco flexible con la zona -sobre todo, en Tokyo-, se pueden encontrar buenas gangas. La habitación más cara, que pagamos en la capital, nos costó 32 euros y en el centro de Kyoto, disfrutamos de una amplia y confortable alcoba, por 16. En Osaka, es posible, dormir por 9 euros, la doble (como os lo digo).

          Aunque no resulta barato, comer en restaurantes tampoco debe asustarnos, si comparamos con España. La cesta de la compra en el supermercado, puede ser un 10 o un 15% más, que en nuestro país -algunos productos se disparan, como ocurre en cualquier parte- y si se selecciona bien, resulta posible alimentarse de una forma correcta, sin gastar demasiado. El problema es -sobre todo, en Tokyo-, que no siempre es posible encontrarlos, sobre todo, en el centro, estando dispersos, de una forma muy desigual.

          El más completo y el que nos salvó la vida a nosotros, se halla en el distrito, de Asakusa, muy cerca de los templos, de Sensojii.

          Es verdad, que en los últimos tiempos, el yen se ha devaluado bastante -actualmente, 131 yenes, por un euro-, lo que contribuye, a que los europeos, podamos disfrutar de Japón, a precios, casi de ganga.
Yokohama
          -”Orientarse en Tokyo, resulta extraordinariamente difícil”. Es verdad, que el plano de la ciudad, puede asustar, al principio e incluso más, el del metro y trenes privados urbanos. Pero, a la hora de poner nuestra ruta en práctica, todo resulta mucho más sencillo de lo que parece. Cierto es, que muchas calles no tienen nombre, pero también lo es, que existen infinitos mapas de ubicación en los distritos más céntricos y en las estaciones de transporte suburbano. Por otra parte, la gente estará encantada de ayudarte y ubicarte, a golpe de GPS del celular.

                                                              Todas las que restan son, de Kyoto
          Tras este epígrafe, se incluye, de forma pormenorizada otro, de como orientarse en la capital del imperio del sol naciente. ¡Veréis, como no es tan complicado!.

        -”En Japón, no hablan ni papa, de inglés”. Este dicho, lo hemos oído hasta la saciedad, incluso en Arameo o Suazilandés y resulta absolutamente incorreecto. No es falso, que el nivel general en la lengua de Shkespeare, no resulta demasiado alto para conversaciones profundas, pero unos conocimientos básicos -que es lo que al viajero, en un principio, le interesa-, los manejan con cierta soltura, sobre todo, los jóvenes y en la capital. Otra cosa es, que a muchos les da vergüenza hablarlo.

          -”Los transportes en Japón son siempre puntuales, especialmente, los trenes”. Suelen tener bastante fiabilidad, pero no nos debemos tomar esta frase al pie de la letra, porque se producen retrasos y cancelaciones, como en todas partes. Sirva, como ejemplo, nuestro primer viaje por el país, entre la capital y Yokohama. El convoy llegó con más de cuarto de ahora de retraso y nadie se llevó las manos a la cabeza (avisan del mismo en las pantallas y por la megafonía).

          -”En el país nipón abundan los cíbers, donde por una módica cantidad, te puedes quedar, a dormir”. No digo, que no los haya, porque, obviamente, no hemos recorrido todas las calles. pero no vimos un sólo cíber en Japón, ya no para descansar, sino ni siquiera, para conectarse, a Internet. En las oficinas de turismo, de Tokyo, existen ordenadores para conectarse a la res, de forma gratuita, pero van más lentos, que los de Zambia o Zimbabwe y no exagero (nos fue imposible entrar en la página, de booking).

          Si nos topamos, en Sibuya, con un salón de relax para hombres, con televisiones y otros medios de ocio y relax, que no incluían el final feliz. Únicamente, eso.

          -”Los japoneses comen sushi, cada día”. Pus no, según nos lo confirmaron. Sólo lo disfrutan de vez en cuando, porque la gastronomía resulta muy variada y las cocinas regionales, suficientemente diversas.

          -”A todos los japoneses les gusta el manga o el anime”. Son millones, a los que ni lo uno ni lo otro, ni fu, ni fa.