Al fin -que casualidad, poco más de un mes antes de la celebración de las elecciones municipales y autonómicas -, han terminado las eternas obras de la Puerta del Sol, de Madrid, que tanto nos ha molestado a todos y la decepción, la frustración y la indignación se reparten por partes iguales.
El espacio se ha convertido en un lugar inhóspito, sin un solo árbol,ni una sola sombra, sin entornos acuáticos, que trasmitan frescor y sosiego, sin una mínima zona verde... Solo, una interminable y desaliñada exposición de adoquines de diferentes formatos y colocados con escaso criterio, para el sufrimiento de los miles de pies, que estresados, transitan por allí cada día. Escuché el otro día decir a alguien sobre el tema: "Esto parece una fábrica de baldosas, con muestras de elementos diferentes de todo tipo, tamaño y color".
A ello, hay que añadir, que Madrid es actualmente, la capital internacional de la basura. No sé, como estaría la ciudad, cuando gobernaba Carmena, porque no íbamos mucho por allí en aquella época, perola situación en la actualidad, se torna en absolutamente lamentable, con suciedad -veces, rancia- por todas partes.
No sé, como han podido permitir, que céntricos lugares, como la plaza de Jacinto Benavente o las inmediaciones de la estación de Príncipe Pío, se hayan convertido en pestilentes urinarios sobre la acera -formándose hasta enormes charcos-, donde miccionar sin rubor a cualquier hora del día o de la noche es lo habitual. Ya doy consciente, de que los mendigos tienen, que vivir en alguna parte, pero corresponde a las abúlicas autoridades municipales -entretenidas atacando a Pedro Sánchez -, dar una solución, que sea buena para los comerciantes de esas zonas, los vecinos, los turistas y los propios indigentes.
Otro asunto es el terraceo. Hay centenares -tal vez, miles- de calles, que se encuentran absolutamente invadidas por las terrazas, sin el más mínimo remordimiento de los propietarios de los bares. En la mayoría de ellas, han montado una especie de estrechos corredores humanitarios atestados y apestados por enfermos del tabaco -hora va siendo, de que prohíban fumar en la vía pública -, para que malamente, puedan transitar los peatones, como quien huye de una guerra. Y, como en el tránsito cotidiano, se te ocurra rozar a un camarero -casi siempre son ellos, los que te golpean a ti, porque van deprisa y sin mirar -, prepárate para una mala cara o un comentario diez y salido de tono.
Es una vergüenza sin igual e intolerable, que el Sky line de la Plaza Mayor sea una enorme sucesión de extensos toldos, que impide ver el lugar con perspectiva, Alós numerosos viajeros, que llegan a ella, para visitarla. Y todo, para que los hosteleros de la zona se hagan ricos con sus alucinantes precios. Existen lugares, que deberían estar protegidos. Esto no ocurre en las plazas mayores de Valladolid y Salamanca, do de las terrazas están esquinas o son laterales y dejan el resto del espacio para las visitas o eventos puntuales.
Para que hablar de los Kamikazes de los patinetes, los agresivos ciclistas -estén trabajando o de ciclopaseo -, las motos aparcadas en la acera ...
En otras ciudades, se han tomado medidas contra las incesantes olas de calor, como son sistemas estratégicos de arbolado y cinturones verdes, suelos drenantes o estanques artificiales para ahorrar agua, entre otras muchas. En Madrid, ni se han tenido en cuenta esas necesidades, ni se las espera. Al menos, mientras sigan en sus sillones los incompetentes, qi en la actualidad, gestionan el ayuntamiento
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