En poco más de un mes, llevamos once viajes entre Valladolid y Madrid, en ambos sentidos, por lo que ya solo nos faltan cinco, a llevar a cabo hasta el 30 de abril, para recuperar los 20 euros de la fianza de media distancia. En cercanías, y a esta fecha, son 19 periplos por las líneas de la comunidad, por lo que el bono ya está amortizado.
Para el pasado fin de semana, cuatro eran los objetivos principales, que nos habíamos marcado en la capital: visitar el Museo Arqueológico; ir de fiesta por Malasaña durante la noche del sábado; pasear por el Mercado de Motores, en Delicias y acudir a la manifestación en favor de la sanidad pública. Cumplimos tres, porque debido al cansancio, aplazamos la salida nocturna para otro finde.
Intentamos entrar al Museo del Prado, pero la cola era aún mayor, que en semanas anteriores, por lo que nos fuimos al cercano Arqueológico, que también es gratuito, durante unas pocas horas, los sábados por la tarde. Había bastante gente dentro, pero no debimos esperar en la entrada. Durante más de una hora, recorrimos la planta de abajo y parte de la primera, quedándonos pendiente el resto de la galería. Disfrutamos mucho, contemplando restos en diferente estado de conservación del paleolítico, del neolítico, de los neardentales y de otras épocas históricas. Volveremos, a no tardar mucho.
El Mercado de Motores se celebra todos los sábados y domingos, entre las once de la mañana y las nueve de la tarde, junto al Museo del Ferrocarril, de Delicias, por lo que matas dos pájaros de un tiro. Consultando en internet, aseguran, que es necesario reservar entrada gratuita y así lo hicimos. Pero, al acudir, nadie nos pidió nada. Conviene ir pronto, porque desde poco después del mediodía se pone imposible de gente.
Consta de tres partes diferenciadas, aunque colindantes, entre sí. Debajo de la marquesina se encuentra la exposición de trenes, pertenecientes a los siglos XIX y XX -es chulísima y algunos vagones o máquinas se puede visitar por dentro - y diversos puestos de comida -con algunas degustaciones gratis -, ropa o complementos de buen nivel de calidad y precios atractivos. A la entrada de esta zona, hay otro mercadillo, autodenominado vintage, aunque yo más bien, lo llamaría, cutrage, por la cantidad de porquería, que se comercializa, con cierto éxito. Y, al final de la cubierta, se encuentran los carísimos camiones de comida de batalla. A modo de ejemplo, unos huevos rotos con un par de acompañamientos, a ocho euros (la excusa es, que los ponen gallinas felices).
La manifestación arrancó a las doce de la mañana del domingo, en cuatro columnas diferentes, desde Nuevos Ministerios, plaza de España, hospital de la Princesa y plaza de Legazpi. Por la cercanía de esta última, a Delicias, nos incorporamos a ella, después de abandonar el Mercado de Motores. Toda la gente que había acudido -varios miles- no era menor de cincuenta años. Participación masiva, a ritmo festivo -a golpe de batucada- y reivindicativo, con proclamas constantes en defensa de la sanidad pública y contra el gobierno autonómico de Díaz Ayuso. Terminó en la plaza de Cibeles, pasadas las dos de la tarde.
Aún nos quedó tiempo, para pasear por un muy concurrido y estresante Rastro y por Madrid Río, en la zona colindante, con Príncipe Pío.
Y el fin de semana, que viene, ¡A disfrutar de los Carnavales capitalinos!
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