Stellenbosch
Asi las llamamos -tambien
ciudades falsas- y las descubrimos por primera vez, en el sudeste asiatico. No
las habiamos visto tampoco en Hispanoamerica. Pero, aqui en Africa, ya llevamos
unas cuantas (y las que nos deben quedar).
Normalmente, se hallan en el entorno de los
100.000 a los 300.000 habitantes (datos obtenidos de nuestra guia). Cuando a
uno le aventuran esas cifras, piensa en una ciudad tipo medio, como por ejemplo
Valladolid, dotada de todos los servicios, instituciones de gestion y gobierno
y barrios diferenciados.
Nada de esto ocurre -y de otras muchas
cosas- en las ciudades no ciudad, a pesar de su teorica poblacion similar. Se
vertebran en torno a nucleos urbanos de una sola planta, disenados a lo ancho y
no a lo alto. El centro -con casa consistorial o no-, lo ocupan numerosos
edificios cubicos o rectangulares, de escaso gusto, agrupados por manzanas.
Resulta incierto, si han sido levantados ayer o hace veinte anos. Albergan
grandes centros comerciales, tiendas de casi todo o sirven de naves de
almacenamiento. La competicion no consiste en saber quien oferta el mejor
genero o precio, sino quien es capaz de poner la musica mas alta y al locutor
mas dicharachero y guay.Y asi -de forma desesperante- una manzana tras otra.
Por supuesto -a diferencia del sudeste
asiatico- no hay hoteles y milagrosamente, se localiza una guesthouse. Tampoco
aparecen edificios administrativos. Donde estan?. Ah, ni idea!!. Al igual que
las viviendas de la gente, pues muchas veces, tras este complejo urbanistico,
solo se encuentran las afueras. En otras ocasiones, sin embargo, si es posible
ver, algun barrio de pequenas casas o pisos. Viviran aqui los 300.000?. Lo
haran por turnos?. Lo haran en las alcantarillas?.
Kimberley
Al amanecesr, estas ciudades aparecen
limpias y saludables, mientras al anochecer, se encuentran guarrisimas,
malolientes y destartaladas. A ello contribuyen eficazmente, los puestos
callejeros de quita y pon. En ambos momentos se muestran despobladas. Pero,
durante el dia no. Todos los centros comerciales -hasta cuatro, del tamano de
una gran superficie, para 55.000 habitantes que tiene Mafikeng- vibran
abarrotados y las calles se apelotonan de ciudadanos, que no deben necesitar de
morada o burocracia adeministrativa, que asiente sus vidas. Nunca -ni siquiera con
Juan Tamariz-, vi aparecer y desaparecer -en este caso gente- con tanta
discreccion y arte y sin causar molestias.
A mediodia, siempre estaran puntuales a la
cita, con su enorme racion de pap (gachas de harina de maiz) y con su minuscula
tajada de pollo.
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