Nos sentimos entusiasmados viendo
elefantes, bufalos, cebras e hipopotamos a solo 20 metros de distancia, en
Kariba, en la frontera entre Zimbabwe y Zambia.
Harare
Kariba
No hemos conseguido encontrar una sola
agencia, que nos organice un circuito para Mana Pools, el parque nacional de
los cuatro estanques, que tantas ganas teniamos de ver. ¡Una pena!.
Kariba
Harare
Hace menos de dos horas, estabamos
desesperados, porque ninguno de los dos cajeros del lugar, nos daba dinero.
Teniamos unicamente 35 dolares y ya solo el hotel -regateado con fuerza anoche-
son 30. Asi que, nueva negociacion a la heroica, para tratar de dejarlo en 25 y
guardar un billete de 10, para saciar los efectos del húmedo y
asfixiante calor.
Asi es Africa. A ratos te sientes en la
gloria, a ratos en el infierno. No hay termino medio, para el viaje mas duro y
trepidante, que hicimos jamas.
Para muestra, el dia de ayer. La estacion
de buses de Harare, esta a cuatro kilometros del centro y decidimos ir andando.
A cada metro, el panorama es mas desolador. Edificios de viviendas medio en ruinas,
con los cristales pegados con celo o sustituidos por carton. Tenderetes sobre
una lona o sabana, entre enormes y aquerosos charcos, donde ofertan faldamentos
varios a un dolar, cargadores de moviles antiguos, gomas de neumaticos
inservibles... Muchos vendedores y ningun comprador.
Harare
Nuestro bus a Kariba parte a las doce y
media. Va abarrotado -con gente incluso de pie- y el techo lleno de bultos,
incluidos unacama y un sofa.
Resulta dificil dilucidar, si esta peor
la carretera o los amortiguadores del vehiculo, por lo que el traqueteo es tan
agitado, que casi llegas a golpearte con el techo, para luego dejar el culo caer
de plano. Paradas y mas paradas. Bien, sin motivo aparente, bien por los
numerosos controles policiales. Asfixia, agobio
cataratas de sudor, que se hacen insoportables, cada vez que el bus se
detiene.
Tras nueve horas y media, en las que casi
no nos dejan salir ni a orinar y en las que hay que hidratarse constantemente,
gracias a los vendedores de los pueblos, llegamos al destino.
De cien viajes como el de hoy, que
hubieramos hecho, en 99 ocasiones habriamos dormido en la calle, aqui, donde
hay un unico y caro hotel centrico y un lodge, ilocalizable por uno mismo y
menos de noche.
Pero, en este viaje y hasta ahora, la
suerte nos acompana. Un buscavidas y al exhorbitante precio de 25 dolares, nos
trata de colocar en un vehiculo, que nos lleve al alojamiento. Como no ofrecemos
mas de dos y no hay negociacion posible, nos acompana el mismo andando, por
calles sin iluminar, en las que hay que tirar de
linterna.
Aun resta un duro regateo, con el dueno
del alojamiento. Se cree con la sarten por el mango, pero nosotros estamos
dispujestos a pasar lo noche tomando cervezas, en un cercano y animado club
nocturno. Cede y acepta nuestra oferta, dejando los 40 dolares en 30.
Kariba
Estamos deshidratados y preguntamos -dado
que no nos dan llave de la puerta de la calle-, si podemos salir a beber algo.
"No problem". Tras la revitalizante cerveza -a ritmo de "No
voman donnt cry"-, que tomamos siendo el centro de atencion de los
lugarenos, como otras tantas veces, regresamos al alojamiento por senderos
repletos de
fauna nocturna (fundamentalmente, insectos chillones). La
alambrada que protege el lodge, esta cerrada y nadie responde a nuestros
"hello" desesperados (no hay timbre).
Tras quince minutos y como fugitivos, nos
decidimos a saltarla. Resultado: caida leve del uno y rasgunos en un dedo y dos
sietes en la camisa para el otro. La puerta interior del edificio esta abierta
y el negrito del "no problem", durmiento placidamente en el sofa. Al
menos esta noche, tenemos ruidoso ventilador y mosquitera. Todo un lujo.
Kariba
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