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viernes, 24 de marzo de 2023

Viajes recurrentes, experiencia única (parte II)

           Y a pesar de todo eso, uno piensa: "ya estoy preparado para lanzarme a las calles". Bueno, todavía no. Y te vas a la máquina de Samplia, que han montado en el hall de la estación, en busca de un refuerzo alimentario gratuito: en forma de yogurt griego, dulce, snack o refresco. Dos inconvenientes más: que el dispensador funcione y que te merezca la pena aguantar  la cola formada, fundamentalmente, por gente joven con pocos posibles.

          ¡Al fin , al asfalto!, si es que no has optado, finalmente, por volver a las vías y tomar un tren de cercanías a otro cualquier punto de Madrid o de la comunidad autónoma. Príncipe Pío debe ser una de las pocas estaciones del mundo, donde para salir de ella hay, que subir escaleras y no bajarlas.

          En los años ochenta en noventa, el mayor peligro al transitar por las calles eran los taxistas temerarios y el sinfín de coches aparcados de mala manera sobre las aceras. Lo primero sigue igual, pero con la añadidura de Uber, Cabify y demás compañías del gremio. Lo segundo si lo han solucionado, dotando a la ciudad de miles y miles de bolardos macizos con los que partirte las rodillas, dada la muy mala iluminación nocturna de la mayoría de esta urbe. También, han taponado los accesos peatonales con enormes bloques de piedra, supongo, para disuadir de ataques terroristas con vehículos, como el de Barcelona.

          Pero, estos rudimentarios, aunque eficaces mecanismos, solo te protegen de parte del tráfico. De forma constante, transitan a toda velocidad por las aceras, sin la mayor intención de convivencia con los peatones, ciclistas -y eso, que Madrid está llena de cuestas-, motos y patineteros. La mayoría de ellos pertenecen al sector del precario transporte de pedidos y piensan, que como su vida es una mierda y no vale nada, la tuya tampoco. Últimamente, nos sentimos más cómodos caminando por las calles, de India, que por las de Madrid. Allí todo es igual o peor, pero el tránsito de todo lo que se mueve es más lento.

          No tardas demasiado en llegar a plaza de España o Gran Vía, aunque debes abordar la exigente cuesta de San Vicente. En el centro, la gente puede pensar, que pasea o que se divierte,  pero nada más lejos de la realidad. Quién viene de fuera -aunque sea dos o tres días a la semana y teniendo mucho mundo, cómo es nuestro caso -, obtiene la sensación, de que se están manifestando, van a una imperdible verbena o celebración o están huyendo de algo (tal vez, de sí mismos). No volveré a hablar de las eternas colas para todo, hasta para las cosas más básicas, que podrías resolver en tu casa 

          Empezamos nuestra recurrencia con la idea, de que debíamos recorrernos la Comunidad de Madrid de un extremo a otro y así lo hicimos. Pero, desde Navidades, nos estamos centrando más en la propia capital, donde hemos constatado, que tendremos planes, aunque vayamos todos los fines de semana. Así, que pedimos encarecidamente a este gobierno genial, que siga manteniendo los bonos de tren gratis para toda la vida.

          Dejamos un último artículo de este trio de post para hablar, de las distintas formas de organizarse en la capital por la noche, aunque ya se ha hecho referencia a este tema en otras entradas anteriores.

          

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