Guadalajara es un fantástico cúmulo de plazas, a cuál más interesante, donde se puede disfrutar de numerosas iglesias y edificios civiles, en un ambiente casi peatonal (salvo en los cruces).
La ciudad se visita en un solo día, pero el extrarradio esconde muchas agradables sorpresas. Entre ellas, la basílica de Zapopan y su entorno. No se trata de una iglesia extraordinaria, pero el fervor y la fe se respiran por todos sus poros.Siguiendo la misma línea del tren ligero, pero en dirección contraria, se llega en poco tiempo a Tlaquepaque, con su zona peatonal llena de galerías y de impresionantes esculturas en mitad de la calle. Ambiente muy bohemio y relajado. Si tenéis curiosidad, investigad sobre el parian, lugar de ejecuciones, mercado indígena, gran cantina latinoamericana y conjunto de 7 bares, que es lo que es en la actualidad.
A unos 13 kilómetros, no demasiado lejos, se encuentra Tonalá. También es un enclave artesano, aunque algo más modesto y, sobre todo, dedicado a la cerámica.A cincuenta kilómetros, Tequila. Estamos investigando, pero parece ser, que sale más barato en un tour organizado -von catas, incluidss-, que en el autobús y haciéndolo por tu cuenta.
Los hoteles, aquí, baratos y buenos.
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