Mañana, día 25 de junio, partimos
hacia Cracovia –ciudad, en la que ya hemos estados dos veces, hace unos cuantos
años-, vía Bruselas y desde Valladolid (dos vuelos de Ryanair, a 10 y doce
euros). Una jornada después y ya por vía férrea, nos encaminaremos hacia,
Rzeszow, en el sudeste de Polonia y posteriormente, a Przemysl, a diez
kilómetros de loa frontera con Ucrania, donde el próximo miércoles, esperamos
ver la semifinal de la Euro, frente a Portugal.
Aunque, no
es un viaje específicamente futbolero, después de haber vivido la final de la
Euro-2.008, en Bangkok (Tailandia) y la de la Copa del Mundo, en Midelt
(Marruecos), nos hace cierta ilusión, disfrutarla en Kiev –lugar de la final-,
en esta edición, el día 1 de julio (si llegamos a ella, claro). Lo haremos en
la “fun zone” y no en el campo, al no disponer de entrada, ni tener ganas de
comprarla.
Antes de
este evento, visitaremos Lviv y Pochayib. Y después, Chernihiv, Yalta,
Sebastopol y Odessa, también en territorio ucranio. De ahí, enlazaremos con
Moldavia, para acometer, Chisinau, Orheiul Vechi y la especial república –no
reconocida y muy soviética-, de Transnistria (Tiraspol, es su capital).
Desde
aquí, los planes son mucho más difusos y se atisban tres posibles soluciones,
por orden de prioridad:
1º.-
Enlazar con algún vuelo a Turquía, para visitar lo poco que nos queda del este,
Georgia, Armenia y –posiblemente, aunque es improbable-, Azerbaiyán. Lo más
normal sería, comprar un Cracovia- Pafos, con Ryanair y cruzar en ferry, desde
del norte de Chipre (Kirenia) a Turquía.
2º.- Hacer
ese mismo itinerario, pero por tierra, atravesando Rumania y Bulgaria.
3º.- Volver a casa, sobre todo,
si nos saliera alguna oferta de trabajo.
La horquilla de precios de
hoteles, que estamos manejando, para la primera parte del viaje, oscila entre
los 13-18 euros. Para el resto, esperamos, que sea más reducida. Solo llevamos
una guía de Turquía, dado que para los demás destinos, no hemos encontrado
nada, ni en las librerías, ni en la biblioteca.