lunes, 19 de febrero de 2024
domingo, 18 de febrero de 2024
El fracaso de nuestro circuito por los estados del nordeste de India (parte I)
¿Podemos decir, que ha sido un fracaso nuestro objetivo de visitar cinco de los siete países del nordeste de India?. Perfectamente. No nos da miedo esa palabra, que hasta ahora tampoco ha aparecido en nuestras vidas.
¿Volveremos a intentarlo algún día? Con casi total seguridad, no.
¿Nos arrepentimos ahora o en el futuro, de haber dado marcha atrás en este proyecto?. Absolutamente, no, porque cuando algo presenta tantos inconvenientes y tan escasas ventajas, es muy difícil haberse equivocado al tomar una decisión.
Vamos a analizar, punto por punto, por qué este periplo no sale a cuenta, ni para nosotros, ni para nadie, que no esté dispuesto a gastarse una pasta y llevarlo a cabo en coche alquilado por libre o con chófer.
EL TRANSPORTE. Llegar a Guwahati o Tezpur, en Assam, desde Siliguri, resulta muy sencillo y no caro. En el primer caso, en tren confortable y en el segundo en autobús de batalla. A partir de ahí, se acaban las facilidades y los precios económicos.
Los buses entre los diferentes puntos del estado son escasos, muy mañaneros y un 50% más caros, que en West Bengala (aunque son más cómodos).
Para ir a Shillong, en Meghalaya, no descubrimos transporte público alguno, sino caros e incómodos todoterrenos privados. En este estado, cada vez, que quieres ir de un sitio a otro, debes volver siempre a la capital, lo que resulta lento y cansado. No logramos encontrar, ni presencial, ni por internet, ningun bus público, que conectará con nuestro siguiente destino: Agartala, en Tripura, ni tampoco esta ciudad con las capitales de Mizoran y Manipur.
Llegados a Guwahati y para moverse por el nordeste, todo debe ser por carretera, con frecuencia escasa -o nula- y de día nuestro circuito por la zona era de unos 2500 kilómetros y el mejor de los casos -haberlo podido hacer entero-, habría resultado la tortura de nuestra vida y más teniendo en cuenta, que las zonas a visitar son de interes muy limitado (nada de lo imprescindible de India se encuentra en esta zona).
El autobús del tablón y de los pimientos
La hora prevista del bus desde Tezpur, a Siliguri, era la una y media de la tarde y partió puntual, aunque con dos incidentes, que nos afectaron, directamente. Por un lado, nuestros asientos carecían de ventana. Algún día, se rompió la luna y decidieron, en vez de reemplazarla, sustituirla por un enorme tablón opaco, por lo que nos quedamos sin claridad,y sin vistas. Por otro, como los indios son tan bestias, hubo uno, que al abrir la ventanilla de atrás, me golpeó en la cabeza cuatro veces. Me tocó insultarle y discutir con el ayudante del vehículo que quiso tomar parte y no, precisamente, por la mía.
No obstante, me dormí, casi las tres primeras horas del viaje. Era algo premeditado, porque me había tomado previamente un par de cervezas strong. Desperté justo cuando empezaron los problemas.
Parada a las cuatro y cuarto en una estación guarrísima e indecente -parece ser la de Dalgaon-, no para comer, sino para cargar en la bodega y en el techo, más de cuarenta cajas enormes de pimientos verdes. Aprovechamos para comprar unos huevos rebozados y yo, que llevo tres días sin ir al baño, noto como voy a reventar, sin remedio. A duras penas y corriendo entre las zanjas, la basura, el polvo y los animales, conseguimos llegar a una siniestra caseta, que tenía cincuenta veces más mierda, que la que yo dejé.
Veinte minutos después de reanudada la marcha, nueva parada, sin saber la causa. Y una tercera, de otro tanto tiempo, cuando ya ha anochecido. Como sigamos así, vamos a tardar días en llegar.
Son las siete y cuarto, cuando abordamos el cuarto parón y está vez, parecía más preocupante, porque pertechados con linternas, cortaban y unían cables del vehículo. Esto llevó otros veinte minutos y después algo de tranquilidad y velocidad, reducida a ratos por severos atascos. A las nueve y cuarenta paramos a cenar y estuvimos inactivos bastante más de lo habitual.
Calculábamos, que llevaríamos unas dos horas y media de retraso y lo peor y con nocturnidad, podía estar por llegar. Pero, como en India, las cosas no tienen lógica, ni sirven para nada los antecedentes, cogimos velocidad de crucero -no con turbulencias, sino con miles de baches - y nada más volvió a pasar en toda la noche. Arribamos a Siliguri, a las seis de la mañana, tan solo, con una hora de retardo.
En Siliguri, volvimos al último hotel. Tuvimos más problemas de los previstos con el cambio y recibimos una de cal y otra de arena. Por un lado, constatamos, que la frecuencia de los buses, desde aquí, a Kalimpong, resulta bastante elevada. Por otro y para nuestra desesperación, desde la estación de tren no se pueden hacer reservas anticipadas, por lo que se momento, nos quedamos sin los billetes, a Calcuta. Resulta, que se pueden llevar a cabo, desde Darjeeling a casi 80 kilómetros y no desde aquí, a 8 de New Jalpaiguri.
viernes, 16 de febrero de 2024
Tezpur
No nos arrepentimos nada de haber tomado la decisión de prescindir, de Meghalaya. No por no haber llevado a cabo las visitas de Shillong y Cherrapunjee, que tenían muy buena pinta, sino porque pocas veces, uno no encuentra otra alternativa. Sí estamos encantados, sin embargo, de habernos acercado, a Tezpur, porque nos hemos sentido muy cómodos y nos ha gustado bastante este sitio.
Cómodos , por sus paisajes y numerosos lagos, por la cercanía de todo lo visitable, por las aceras en las calles -generalmente, despejadas-, por el clima primaveral, por ver un enorme elefante...
Tezpur es una ciudad de leyenda y lo digo en sentido literal. Su nombre significa "urbe de sangre" y debe ese honor, a una legendaria y cruenta batalla, desarrollada hace miles de años entre dioses y demonios que sin embargo combatieron por motivos muy humanos y como casi siempre, por una chica.
Su calle principal -donde está nuestro hotel - es, la Mathatma Ghandi (Main Road), muy accesible, animada y caótica a ratos, pero nunca estresante. Al final de ella, se halla una enorme y bonita puerta, que da acceso al bello templo Ganeshgarth y a los ghats del río Bramaputra, donde se contempla un bello atardecer.
Seguidamente -no tiene pérdida-, se accede hasta la colina de Agnigarh, donde contemplar bellas vistas del río y representaciones escultóricas de aquella tremenda pugna terrible e imborrable
El tercer lugar de interés y a tiro de piedra de los anteriores, es el parque Chitralekha Udyan, donde se asienta un hermoso lago en forma de herradura, numerosas ruinas rescatadas de la zona y fauna y flora de la región. Todo muy apacible, para estar en India, aunque se echa en falta algo de mantenimiento. Puedes darte un paseíto por el agua en una barca de pedales (salvavidas obligatorio, que aquí, nadie sabe nadar). Estos dos últimos lugares son de pago -es molesto-, aunque su precio es ridículo (unos treinta céntimos).
Lo que nos llamó la atención, en nuestra primera visita, a India, en 2011, es que por meter una cámara te cobraban el triple de la entrada y por otra de vídeo, casi diez veces más. No han quitado esos carteles, pero no han añadido el móvil, por lo que hoy en día, todo el mundo entra con el celular, sin pagar nada y hace, lo que quiere.