Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

domingo, 18 de febrero de 2024

El fracaso de nuestro circuito por los estados del nordeste de India (parte I)

           ¿Podemos decir, que ha sido un fracaso nuestro objetivo de visitar cinco de los siete países del nordeste de India?. Perfectamente. No nos da miedo esa palabra, que hasta ahora tampoco ha aparecido en nuestras vidas.

          ¿Volveremos a intentarlo algún día? Con casi total seguridad, no.

          ¿Nos arrepentimos ahora o en el futuro, de haber dado marcha atrás en este proyecto?. Absolutamente, no, porque cuando algo presenta tantos inconvenientes y tan escasas ventajas, es muy difícil haberse equivocado al tomar una decisión.

          Vamos a analizar, punto por punto, por qué este periplo no sale a cuenta, ni para nosotros, ni para nadie, que no esté dispuesto a gastarse una pasta y llevarlo a cabo en coche alquilado por libre o con chófer.

          EL TRANSPORTE. Llegar a Guwahati o Tezpur, en Assam, desde Siliguri, resulta muy sencillo y no caro. En el primer caso, en tren confortable y en el segundo en autobús de batalla. A partir de ahí, se acaban las facilidades y los precios económicos. 

          Los buses entre los diferentes puntos del estado son escasos, muy mañaneros y un 50% más caros, que en West Bengala (aunque son más cómodos).

          Para ir a Shillong, en Meghalaya, no descubrimos transporte público alguno, sino caros e incómodos todoterrenos privados. En este estado, cada vez, que quieres ir de un sitio a otro, debes volver siempre a la capital, lo que resulta lento y cansado. No logramos encontrar, ni presencial, ni por internet, ningun bus público, que conectará con nuestro siguiente destino: Agartala, en Tripura, ni tampoco esta ciudad con las capitales de Mizoran y Manipur.

          Llegados a Guwahati y para moverse por el nordeste, todo debe ser por carretera, con frecuencia escasa -o nula- y de día nuestro circuito por la zona era de unos 2500 kilómetros y el mejor de los casos -haberlo podido hacer entero-, habría resultado la tortura de nuestra vida y más teniendo en cuenta, que las zonas a visitar son de interes muy limitado (nada de lo imprescindible de India se encuentra en esta zona).

El autobús del tablón y de los pimientos

           La hora prevista del bus desde Tezpur, a Siliguri, era la una y media de la tarde y partió puntual, aunque con dos incidentes, que nos afectaron, directamente. Por un lado, nuestros asientos carecían de ventana. Algún día, se rompió la luna y decidieron, en vez de reemplazarla, sustituirla por un enorme tablón opaco, por lo que nos quedamos sin claridad,y sin vistas. Por otro, como los indios son tan bestias, hubo uno, que al abrir la ventanilla de atrás, me golpeó en la cabeza cuatro veces. Me tocó insultarle y discutir con el ayudante del vehículo que quiso tomar parte y no, precisamente, por la mía.

          No obstante, me dormí, casi las tres primeras horas del viaje. Era algo premeditado, porque me había tomado previamente un par de cervezas strong. Desperté justo cuando empezaron los problemas.

          Parada a las cuatro y cuarto en una estación guarrísima e indecente -parece ser la de Dalgaon-, no para comer, sino para cargar en la bodega y en el techo, más de cuarenta cajas enormes de pimientos verdes. Aprovechamos para comprar unos huevos rebozados y yo, que llevo tres días sin ir al baño, noto como voy a reventar, sin remedio. A duras penas y corriendo entre las zanjas, la basura, el polvo y los animales, conseguimos llegar a una siniestra caseta, que tenía cincuenta veces más mierda, que la que yo dejé.

          Veinte minutos después de reanudada la marcha, nueva parada, sin saber la causa. Y una tercera, de otro tanto tiempo, cuando ya ha anochecido. Como sigamos así, vamos a tardar días en llegar.

          Son las siete y cuarto, cuando abordamos el cuarto parón y está vez, parecía más preocupante, porque pertechados con linternas, cortaban y unían cables del vehículo. Esto llevó otros veinte minutos y después algo de tranquilidad y velocidad, reducida a ratos por severos atascos. A las nueve y cuarenta paramos a cenar y estuvimos inactivos bastante más de lo habitual.

          Calculábamos, que llevaríamos unas dos horas y media de retraso y lo peor y con nocturnidad, podía estar por llegar. Pero, como en India, las cosas no tienen lógica, ni sirven para nada los antecedentes, cogimos velocidad de crucero -no con turbulencias, sino con miles de baches - y nada más volvió a pasar en toda la noche. Arribamos a Siliguri, a las seis de la mañana, tan solo, con una hora de retardo.

          En Siliguri, volvimos al último hotel. Tuvimos más problemas de los previstos con el cambio y recibimos una de cal y otra de arena. Por un lado, constatamos, que la frecuencia de los buses, desde aquí, a Kalimpong, resulta bastante elevada. Por otro y para nuestra desesperación, desde la estación de tren no se pueden hacer reservas anticipadas, por lo que se momento, nos quedamos sin los billetes, a Calcuta. Resulta, que se pueden llevar a cabo, desde Darjeeling a casi 80 kilómetros y no desde aquí, a 8 de New Jalpaiguri.

¡La tranquila India!. Hemos vuelto a Siliguri, por cuarta vez


 

viernes, 16 de febrero de 2024

Tezpur

           No nos arrepentimos nada de haber tomado la decisión de prescindir, de Meghalaya. No por no haber llevado a cabo las visitas de Shillong y Cherrapunjee, que tenían muy buena pinta, sino porque pocas veces, uno no encuentra otra alternativa. Sí estamos encantados, sin embargo, de habernos acercado, a Tezpur, porque nos hemos sentido muy cómodos y nos ha gustado bastante este sitio.

          Cómodos , por sus paisajes y numerosos lagos, por la cercanía de todo lo visitable, por las aceras en las calles -generalmente,  despejadas-, por el clima primaveral, por ver un enorme elefante...

          Tezpur es una ciudad de leyenda y lo digo en sentido literal. Su nombre significa "urbe de sangre" y debe ese honor, a una legendaria y cruenta batalla, desarrollada hace miles de años entre dioses y demonios que sin embargo combatieron por motivos muy humanos y como casi siempre, por una chica.

          Su calle principal -donde está nuestro hotel - es, la Mathatma Ghandi (Main Road), muy accesible, animada y caótica a ratos, pero nunca estresante. Al final de ella, se halla una enorme y bonita puerta, que da acceso al bello templo Ganeshgarth y a los ghats del río Bramaputra, donde se contempla un bello atardecer.

          Seguidamente -no tiene pérdida-, se accede hasta la colina de Agnigarh, donde contemplar bellas vistas del río y representaciones escultóricas de aquella tremenda pugna terrible e imborrable 

          El tercer lugar de interés y a tiro de piedra de los anteriores, es el parque Chitralekha Udyan, donde se asienta un hermoso lago en forma de herradura, numerosas ruinas rescatadas de la zona y fauna y flora de la región. Todo muy apacible, para estar en India, aunque se echa en falta algo de mantenimiento. Puedes darte un paseíto por el agua en una barca de pedales (salvavidas obligatorio, que aquí, nadie sabe nadar). Estos dos últimos lugares son de pago -es molesto-, aunque su precio es ridículo (unos treinta céntimos).

          Lo que nos llamó la atención, en nuestra primera visita, a India, en 2011, es que por meter una cámara te cobraban el triple de la entrada y por otra de vídeo, casi diez veces más. No han quitado esos carteles, pero no han añadido el móvil, por lo que hoy en día, todo el mundo entra con el celular, sin pagar nada y hace, lo que quiere.

¡Se acabó!

           Desde luego y por poco dinero más, el hotel de Tezpur ha estado más presentable, que los anteriores, de Assam, aunque el wifi, tras funcionar bien toda la tarde, a media noche comenzó a tomar decisiones por si mismo y elegir, donde te dejaba entrar y donde no. Otros de los males anteriores, como el jaleo interior y los mosquitos, persistieron, aunque desaparecieron el resto.

          Habíamos pensado llevar a cabo las visitas de Tezpur por la mañana y dejar las gestiones para la tarde, pero como no nos quedaban demasiadas rupias, decidimos invertir los términos. Preguntamos al recepcionista del hotel y nos dijo, que fuéramos a un banco de la misma calle donde, al final, no ofertaban este servicio y nos remitieron al SBI, donde tras pasar por cinco ventanillas nos aseguraron, que en este estado, solo hay posibilidad de cambiar divisas, en Guwahati.¡Mal inicio!.

          Menos mal, que preguntamos, porque los horarios del tablón, no se corresponden con la realidad. ¡Otra bofetada! El de las cinco y las siete de la mañana, nos hacían pegarnos madrugones innecesarios. El siguiente, a las dos de la tarde, nos haría llegar ya de noche, suponiendo, que no encontraríamos un lugar de cambio abierto -el único, -que conocemos en Guwahati, está siempre cerrado - y por tanto, al no poder pagar la habitación -todas chungas, por cierto -, nos tocaría dormir en la colindante estación de trenes, más segura que la de autobuses.

          Tampoco, podríamos coger el primer todoterreno a Shillong, a las cinco de la mañana, por carecer de fondos en rupias, por lo que deberíamos esperar, a que abriera la oficina de cambio. En fin, todo un circulo vicioso difícil de deshacer. Ya sabemos, que hay cajeros automáticos, pero cuando sacamos el primer día, nos metieron una comisión del 9,5%. Y además, el vaso de las dificultades infinitas, que estamos teniendo en Assam, estaba ya rebosado.

          Para confirmar la cancelación de nuestros planes, a Meghalaya, regresando, encontramos un bus nocturno, a Siliguri y para mañana, por solo 600 rupias. No lo pensamos más y adquirimos los billetes. De los siete estados del este, nos habíamos centrado en cinco. Luego, los redujimos , a dos y finalmente, se va a quedar, en uno. En un próximo post de conclusiones, os contaremos con detalle, porque hemos desistido de este periplo aunque muchas de las cosas, ya han quedado relatadas en entradas anteriores. 

          Y ahora, ¿para donde tirar? Siempre -o casi - tenemos plan b: en Siliguri, nos largáramos un par de días para Kalimpong. Después, viajaremos a Calcuta, que nos encantó y donde no vamos desde hace diez años..

          Finalmente, cruzaremos el país, hasta Ahmedabad, donde ya estuvimos hace trece años. El resto de Gujarat nos queda por descubrir. Cerca ya está Bombay, desde donde volaremos, previsiblemente, a Omán o a casa.

¡A lomos del elefante 🐘!, en Tezpur


 

El parque 🏞️ Chitralekha Udyan,, en Tezpur


 

Otra de la colina Agnigarh


 

Colina Agnigarh, en Tezpur


jueves, 15 de febrero de 2024

Repentino cambio de planes: a Tezpur

           Aunque con el cambio de hotel, conseguimos una minúscula venganza, no logramos la mayoría de los efectos deseados. Además de la historia del wifi poco potente y clandestino -os sorprenderá saber, la cantidad de ellos, que tienen como clave: 12345678-, nos molestó el sonido del interminable tráfico exterior -sirenas toda la noche- y además apareció un componente nuevo: bichos invisibles de la cama, que en mi caso, me provocaron una insufrible alergia de picores en las manos. Y eso, que por sospechosas, habíamos descartado taparnos con las mantas del alojamiento, donde no había más huéspedes, que nosotros.

          Teníamos claro que iríamos a Shillong, en Meghalaya. De hecho, llegamos a subir en el todoterreno, pero como nos dieron los peores asientos, habiendo otros libres, nos dió un ataque de ira, nos bajamos indignados y nos fuimos a comprar los billetes del bus público, a Tezpur. Y eso, fue otra historia porque tardamos más en adquirirlos, que los de tren, a Guwahati, que compramos en Darjeeling. Y, para terminar y darnos la vuelta de 75 rupias -menos de un euro -, tuvieron que desbloquear la caja fuerte, como si se tratara de una gran operación financiera en efectivo.

          Bus viejo, pero mucho más confortable y con aire acondicionado, que los de Siliguri o West Bengala. Nadie hizo el viaje de pie y todo transcurrió con tranquilidad -hasta el sol se nubló -, sin mayores novedades, que los enormes baches de la carretera -autovia todo el rato -, que castigaron sobremanera mi dolorida costilla, aunque también, lo hace la constante tos, que sufro, desde hace más de tres semanas. 

          El paisaje aburrido salvo en el entorno del bestial Bramaputra, que atrapa a Tezpur.

          El de la taquilla nos había asegurado cuatro horas de viaje. La Lonely Planet, cinco. Al final, cuatro y media -con veinte minutos para la comida -, por lo que contentos.

          La guía no dispone de plano de Tezpur y no habíamos mirado en internet, al no ser, el siguiente destino previsto. Rezamos, para que nos dejara en la estación de autobuses, de la que teníamos alguna referencia y aunque con suspense, así ocurrió.

          Mal comienzo: en los primeros ocho alojamientos, no nos aceptaron y comenzó la desesperación, con solo dos horas de luz por delante (de noche, a las cinco).

          Al noveno y por 750 rupias, nos daban una habitación básica, con baño de agujero. Todo el mundo nos empezó a mencionar el Central Points, donde finalmente, hemos obtenido una correcta alcoba por 1.120 rupias. ¡Y, con estupendo wifi!

          Callejeando y buscando la cena -llevábamos todo el día con una Cocacola de 2,25 litros -, encontramos el bonito y original templo de Ganeshgarth y los ghats. En poco más de una hora habíamos pasado de tener que dormir en la estación de autobuses, a contemplar una magnífica puesta de sol acuatica.

          El día terminó, viendo cómo un camión con dos altavoces y la música a tope, iba alborotando a decenas de hombres y niños, que iban detrás -más que bailando -, haciendo el macarra. En India solo se aburren los indios.